Michelin se examina en el escenario del espeluznante accidente de Baz

Sepang (Malasia).- Ese fue el primer indicio que llevó a pensar a la mayoría que Michelin tenía todavía mucho trabajo por delante, aunque seguramente nadie esperaba que algo similar le iba a ocurrir dos meses más tarde, en Argentina, a Scott Redding, y también encima de una Ducati.

A partir de entonces, Michelin aplicó un plan de choque que seguramente ha tenido una incidencia directa en el desarrollo de este campeonato.

El suministrador francés deberá demostrar en la pista malaya que aquello que le ocurrió a Baz no se repetirá, por más que las condiciones del circuito hayan variado un poco: se ha reasfaltado con un cemento que debe favorecer el agarre del piso cuando está mojado, y se ha modificado el peralte de algunas curvas para favorecer le evacuación del agua, habida cuenta de la alta probabilidad de lluvia existente.

A mitad de temporada, la marca de gomas se desplazó a Sepang y realizó un test con dos pilotos de pruebas y Cal Crutchlow, ganador el pasado domingo en Australia, para recabar datos de la nueva superficie.

Para esta carrera, los pilotos dispondrán de tres compuestos delanteros (blando, medio y duro), y dos traseros (medio y duro), en este caso asimétricas, con el flanco derecho más duro que el izquierdo. En condiciones de agua, Michelin ha desplazado dos compuestos (blando y medio), además del intermedio (plateado).

“Este circuito cuenta con dos rectas muy largas y muchas frenadas fuertes, de modo que la estabilidad del tren delantero juega un papel determinante. También hay un montón de curvas largas, y eso hace que el agarre de los flancos del compuesto sea muy importante”, explica Piero Taramasso, responsable de la división de motos de Michelin.

“Además”, prosigue el italiano, “esta pista puede alcanzar temperaturas muy altas, y eso ha hecho que nos lo pensemos mucho antes de decidir la variedad que íbamos a emplear. Sabemos que este va a ser otro examen muy duro para nosotros, pero para esto estamos en MotoGP”.