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Análisis

Un año del 'rescate' de Viñales

Este viernes se cumple un año de la suspensión de Yamaha a Maverick Viñales en Austria, preludio de un divorcio exprés que dio paso a la mejor versión del español, que encontró en Aprilia a la "familia" que buscaba.

Maverick Viñales, Aprilia Racing Team Gresini

En la previa de la segunda carrera del curso pasado en Spielberg, la marca japonesa sorprendió a todo el personal con un comunicado en el que informaba de la no participación de Maverick Viñales ese fin de semana, como consecuencia de su mala praxis con la moto en las últimas vueltas de la prueba anterior, también en el Red Bull Ring. 

Aquello no fue más que el último episodio de una relación explosiva, con muchos altibajos, que no terminó en ningún caso como ambas partes habían planeado en 2016, cuando firmaron su alianza. 

En Assen, dos pruebas antes, el español y Yamaha ya habían acordado dejar sin efecto el contrato que les vinculaba también en 2022. Pero el episodio durante los últimos giros del Gran Premio de Estiria provocó la furibunda reacción del constructor japonés, que se negó a volver a dejar al catalán subirse a una de sus motos y rescindió el acuerdo que les unía. 

Aquel desenlace hizo que el muchacho de Roses (Girona) tocara fondo, en el que fue el momento más delicado de su trayectoria en la categoría de las motos pesadas; un episodio similar al que ya vivió cuando corría en Moto3 (2012), pero magnificado por estar esta vez en MotoGP.

Pocos días después de aquel explosivo gran premio en Spielberg, Aprilia anunció la incorporación del gerundense hasta final de temporada, en una relación que se prolongará, al menos, hasta 2024. En un año, Viñales ha pasado del lugar más oscuro del pozo a disfrutar de uno de sus mejores momentos, un estado de ánimo que también tiene su proyección en la pista. En ese proceso de renacimiento, la marca de Noale y la estructura que se ha formado alrededor del #12 le han permitido volver a dar su mejor versión; esa que le llevó a pelear por el triunfo en la última cita del calendario, en Silverstone, donde finalmente terminó el segundo, su mejor resultado enfundado en el mono del fabricante italiano. 

Un poco de historia de los hechos:

Desde que debutó con la Aprilia en el Gran Premio de Aragón de la temporada pasada, Viñales no ha dejado de crecer y de quemar etapas, por más que su adaptación a un concepto de moto con un motor de cuatro cilindros en V –la Yamaha incorpora un cuatro en línea– no fue coser y cantar.

Maverick Viñales, Aprilia Racing Team Gresini, junto a su compañero y amigo Aleix Espargaró en Aragón 2021

Con el paso de las carreras, el muchacho fue saltando líneas de parrilla, los sábados, y escalando posiciones, los domingos, una progresión que se aceleró todavía más en 2022, ya en el nuevo curso. 

El ensayo posterior al Gran Premio de Catalunya fue clave porque fue allí cuando la escudería introdujo a la RS-GP la nueva aerodinámica, que le dio al corredor el impulso definitivo. En Alemania rodaba en el grupo que comandaba la prueba cuando el dispositivo de altura trasero se averió y le obligó a abandonar. En Holanda, la última cita antes del parón, remontó desde la undécima posición de la parrilla hasta alcanzar su primer podio con Aprilia, y en Gran Bretaña, el fin de semana pasada, se colocó en primera línea por primera vez –segundo– y volvió a subirse al cajón. 

Por si su rendimiento no fuera suficientemente elogiable ya de por sí, su predisposición a remar a favor de Aleix Espargaró para que su compañero se pueda coronar campeón ha hecho que tanto su vecino como toda la compañía le aplauda. 

"Maverick lo está haciendo muy bien. Es cierto que en Silverstone ya había hecho cosas espectaculares antes, tanto con Suzuki como con Yamaha –ganó con ambas–. Pero está dando un paso delante de calidad y, además, lo está haciendo de manera estable", le piropeó Espargaró, una pieza clave en la contratación de Viñales, a quien ha acompañado en todo este proceso de reencuentro consigo mismo.

Por si te lo perdiste:

De cualquier forma, la influencia del #41 poco recorrido habría tenido de no encontrar al otro lado un interlocutor como Massimo Rivola, CEO de la división de carreras de Aprilia, y un enamorado del talento natural de su pupilo. "Poder tener a Maverick era un sueño para nosotros. No hay que olvidar que llegó en un momento en el que varios jóvenes rechazaron nuestras propuestas. Es evidente que lo que pudimos mostrarle en aquel momento, y los consejos de Aleix, jugaron un papel determinante en su elección", reconoce Rivola en declaraciones a Motorsport.com.

"Su progresión ha sido evidente en todo este tiempo, pero él siempre nos había asegurado que, en el momento en que pudiera sentirse cómodo encima de la moto, iría rápido. Y eso ha quedado comprobado en las últimas fechas", añade el ejecutivo, que con vistas a 2023 cumplirá los deseos del #12, al haber fichado a Manuel Cazeaux como su nuevo responsable técnico de su lado del garaje. Giovanni Matarollo, quien hasta ahora desempeñaba esa función, pasará a RNF, la formación satélite, el próximo año.

Maverick Viñales, Aprilia Racing Team Gresini con su familia

"Maverick llegó tras un periodo de oscuridad, y en ese momento necesitaba un grupo de gente a su alrededor que le escuchara, y que trabajaran para darle aquello que necesitaba. Era imprescindible que se sintiera cómodo, porque venía de un clima de hostilidad", relata a quien escribe estas líneas un miembro de su taller, y una de las personas que más horas ha pasado junto a él. Según este testimonio, el margen de mejora del piloto aún es grande. "Desde mi punto de vista, ahora ha llegado al nivel que nos esperábamos de alguien de su calidad. Ahora, con la tranquilidad que tiene a su alrededor, eso le ayudará a dar un poco más", afirma esta voz autorizada. "El cambio para él ha sido enorme; mayor del que la gente se imagina. Cuando se fue de Suzuki y fichó por Yamaha, allí se encontró una moto similar, pero algo mejor. Esta vez, la diferencia –entre la Yamaha y la Aprilia– es abismal", concede este ingeniero. 

La estabilidad que ha encontrado Viñales en los grandes premios se complementa con la que ha encontrado en casa, junto a Raquel, su pareja, y especialmente después de la llegada de Nina, la hija de ambos. A pesar de su juventud (27 años), el chico admitía hace ya tiempo su deseo de ser padre.  

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