Viñales: "Tengo muy claro qué pasa, pero no cómo solucionarlo"
Maverick Viñales, que en Qatar terminó el 12º, a 23 segundos del ganador, afirma sentirse todavía muy extraño encima de la Aprilia, circunstancia que le lleva a concluir que el trabajo durante la pretemporada no fue del todo bueno.
Tras romper de forma traumática su relación con Yamaha, el español disputó los últimos cinco grandes premios del curso pasado con Aprilia, con el octavo puesto logrado en la prueba de Emilia Romagna, como mejor resultado.
Maverick Viñales se tomó ese tramo final de la temporada como una serie de test, que debían servirle para adaptarse a un prototipo que nada tiene que ver con la M1 que llevaba desde 2017. Tanto él como Aprilia se dieron ese margen y la pretemporada, antes de comenzar a exigirse resultados. Sin embargo, el rendimiento del catalán en Losail dejó bien claro que el camino que le queda por delante antes de dominar la RS-GP es todavía largo.
Viñales cruzó la meta a 23 segundos de Enea Bastianini, el vencedor en Doha, pero lo más llamativo es que lo hizo 21 segundos más tarde que Aleix Espargaró, su compañero de equipo, que concluyó el cuarto. Eso es una pérdida de casi un segundo por vuelta, una diferencia injustificable si tenemos en cuenta que Aprilia le contrató para abanderar su proyecto en MotoGP a medio y largo plazo.
"La carrera no fue como había planeado. Pero la realidad fue otra, y en ningún momento me sentí a gusto con la moto. Es hora de entender qué pasa. Yo pongo de mi parte, pero es muy complicado", resumió Viñales, en un discurso tantas veces escuchado de él en sus tiempos en Yamaha.
Cuando se le pidió que identificara los aspectos de la moto que más le incomodan, se refirió al tren delantero y al giro de la moto, precisamente áreas en las que la Aprilia trabaja en las antípodas de la Yamaha.
"Las cosas que más me complican la vida es el poco giro de la moto y las sensaciones que me transmite el tren delantero. Es muy raro. Tengo las mismas sensaciones que en las últimas carreras del año pasado. En invierno, en cambio, me encontré mucho mejor", añadió el chico de Roses (Girona).
"Estoy en el mismo punto que el año pasado con esta moto, y eso significa que en pretemporada no hicimos un buen trabajo. Tengo muy claro qué pasa, pero no cómo solucionarlo", lamentaba el #12, que probablemente no esperaba tardar tanto antes de poder hacerse suyo el prototipo de Noale. "Seguramente, el ADN de la Aprilia lleva al piloto a tener que hacer cosas muy distintas a las que yo estaba acostumbrado", remachó Viñales.
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