Por qué Ducati le da todo el tiempo del mundo a Jorge Martín

Con las estadísticas en la mano, esa segunda Desmosedici de color rojo que en 2023 compartirá taller con la de Pecco Bagnaia debería tener ya la firma de Enea Bastianini. La Bestia ocupa la tercera plaza de la tabla general de puntos y es el piloto de la marca mejor colocado, por delante de Johann Zarco (cuarto) y Bagnaia (quinto).

El corredor de Gresini se ha llevado un tercio (tres) de las pruebas que se han disputado hasta el momento (nueve), más que nadie en MotoGP, circunstancia que, en sí misma, le otorga cierta ventaja en esa 'lucha' con el madrileño, que figura el 12º y cuenta con 43 puntos menos que él, un déficit motivado por los cinco ceros que arrastra.

En condiciones normales, uno podría pensar que la elección por parte de Ducati debería ir en la dirección del muchacho de Rimini, que ha sido capaz de liderar el campeonato hasta en dos tramos. Sin embargo, la coyuntura y los matices que rodean la temporada del uno y el otro, reclaman una mirada que vaya más allá de los resultados.

De entrada, Bastianini conduce una Ducati del año pasado, algo que, sobre el papel, sería un punto a favor para él y en contra de Jorge Martín, que dispone de un modelo de este 2022. Sin embargo, el prototipo de este curso ha dado muchos más problemas de los esperados, mientras que la Desmosedici GP21 es "la moto perfecta", como la definió Bagnaia a finales de 2021, una sensación avalada por los números: ese modelo se ha impuesto en siete de los últimos 15 grandes premios.

Jorge Martín, Pramac Racing

Photo by: Gold and Goose / Motorsport Images

Después de reconocer públicamente hace ya tiempo que no contaba con Jack Miller para su estructura oficial más allá de este ejercicio –el australiano competirá en KTM–, el objetivo de Ducati fue el de no dejar escapar a ninguno de los pilotos en quien tiene depositadas más expectativas. Renovado Bagnaia hasta 2024, los esfuerzos se centraron en retener a Martín y a Bastianini, para después decidir dónde correría cada cual, en función de distintos intereses.

El primer punto de esa secuencia ya se ha dado, y ahora solo falta saber qué colores lucirán dos de los jóvenes que más proyección tienen a corto y medio plazo. Una cosa está clara, los dos recibirán el mismo trato independientemente del equipo que les acoja, y dispondrán del mismo material que Bagnaia.

El hecho de que Ducati haya ido posponiendo el anuncio de su decisión no deja de ser un indicio bastante claro de cuál es su preferencia, por razones obvias. También lo es que el contrato de Martín incluyera una cláusula que le daba la moto de Miller en 2023, en caso de llegar a Mugello por delante del piloto de Townsville, algo que no se dio.

Paolo Ciabatti, director deportivo del constructor de Bolonia, comentó a principios de año que la identidad del compañero de Bagnaia se conocería alrededor del Gran Premio de Italia, o a más tardar el de Catalunya. En Mugello trasladó el asunto hasta Assen, y en Montmeló comentó que muy probablemente no se sepa nada hasta después del parón veraniego, en julio.

Caída de Enea Bastianini, Gresini Racing

Photo by: Gold and Goose / Motorsport Images

Para una marca tan internacional como la de Borgo Panigale, que, además, se apoya tanto en su división de MotoGP como reclamo, disponer de una alineación en la que ambos corredores son italianos no juega precisamente a favor.

Tan importante o más que eso es la indudable velocidad pura que siempre ha exhibido Martín, uno de los miembros más explosivos que hay, alguien capaz de acumular cuatro pole position en su estreno en la categoría de las motos pesadas, la primera de ellas en su segunda prueba en la clase reina (Doha).

Entre eso y la predisposición demostrada por el #89 llegado el momento de probar cosas, parece evidente que el muchacho es el candidato perfecto a ojos de Gigi Dall’Igna, el director general de Ducati, el cerebro que se esconde detrás de la mayoría de las innovaciones que esconden las Desmosedici de nueva generación, y la persona con más peso específico de la fábrica al margen de Claudio Domenicali, su administrador delegado.

Lejos de presionar a Martín para que enderezara su inercia, Ducati le dio aire y le transmitió toda su confianza, y el chico de San Sebastián de los Reyes respondió con una segunda plaza, hace dos semanas, en Montmeló. De seguir en esa dinámica, esa segunda Desmosedici roja parece suya. Más que nada, porque sería difícil de entender que Ducati haya ido aplazando su decisión para terminar dándosela a Bastianini.