La octava maravilla, la columna de Martín Urruty

Mugello, Montmeló, Assen, Sachsenring, Red Bull Ring, Brno, Silverstone y Misano. Jorge Lorenzo, Valentino Rossi, Jack Miller, Marc Márquez, Andrea Iannone, Cal Crutchlow, Maverick Viñales y Dani Pedrosa. Una es la nómina de los últimos ocho circuitos visitados por MotoGP. La siguiente, la lista de los ganadores en cada uno de esos Grandes Premios. Se trata, sin más, de una seguidilla inédita en la historia de la cilindrada mayor del casi septuagenario Mundial. Cuatro de ellos, se recuerda, obtuvieron su primera victoria en la categoría reina.

El guión de la temporada 2016, que incluye los históricos triunfos iniciáticos de Miller (el prodigio que sólo parecía caerse), Iannone (el que cortó la sequía ducatista de nueve años), Crutchlow (el talentoso confinado a máquinas de segundo orden) y Viñales (la estrella naciente que terminó con diez años sin triunfos de Suzuki), parece obra de cineastas de Hollywood dispuestos a que cada escena resulte épica. Más allá de las características particulares de cada circuito que, con la excepción del austríaco Red Bull Ring, son los mismos que el Mundial transita desde hace años, y de las condiciones meteorológicas en cada carrera, el desempeño de los neumáticos ha sido clave para que haya habido ocho vencedores distintos -y cuatro marcas diferentes- en las 13 fechas del año. En su regreso al Mundial, ahora como proveedor único, Michelin ha producido más finales insospechados que cualquier cambio reglamentario que se recuerde.

Las gomas son acaso el único elemento que fabricantes, equipos y pilotos no pueden controlar. Si bien el desarrollo de las distintas versiones del caucho sigue el pedido mayoritario de los corredores, los productos que resultan de la casa de Clermont-Ferrand no siempre calzan justo a todos los usuarios. La evolución casi constante esta temporada de las gomas delantera y trasera, sus distintos compuestos y construcciones, y el amplio menú en oferta tanto cuando el piso está seco, húmedo o empapado han marcado el compás del campeonato. Las escuderías siempre han ido detrás y la que mejor se adaptó a cada circunstancia ganó ese día.

Un vistazo por las pruebas de pretemporada permite recordar el paso que exhibía el campeón Lorenzo y los tiempos marcados por Viñales en Australia. Sin embargo, bien entrado el campeonato, el mallorquín penó en extremo cada vez que la pista estuvo demasiado caliente o mojada y al catalán le llevó una docena de carreras lograr su primer triunfo. El palmesano sufrió además importantes fallas en sus neumáticos, como por caso aquella rotura que lo obligó a parar a destiempo en Brno, una carrera ya de arranque compleja para el tricampeón. Viñales y Suzuki debieron volver a afinar su puesta a punto a medida que Michelin llevaba nuevos compuestos a las carreras y eso justifica en parte el retraso en alcanzar la cima del podio. Y son sólo dos casos.

La elección de compuesto hecha por Miller cuando la competencia fue detenida con bandera roja en Holanda fue el cimiento de su triunfo y la de Rossi, la causa de su rodada. La opción seleccionada por Márquez en la grilla de Alemania pudo haber resultado su perdición, pero logró enderezar el rumbo a tiempo con una apuesta aún más riesgosa: cambiarse a la moto preparada para seco cuando aún estaba húmedo el asfalto. Otros, como Rossi, optaron por usar gomas intermedias para acabar la carrera y hubo hasta quienes ¡mezclaron el menú adelante y atrás! Crutchlow acertó con los duros en República Checa y remontó una docena de puestos para alzarse con el triunfo.

Cinco meses atrás, Pedrosa estaba perdido en un laberinto: su estilo de conducción no encontraba el confort que redunda en confianza y perdía tiempo en cada curva, a la vez que el físico enjuto no ayudaba en la transferencia de pesos que requería la Honda para disimular otras falencias. En Austin, tercera fecha del año, el catalán no lograba ni asomarse al grupo de punta y contaba que al sentarse en el sillín ni sentía reacción alguna de la moto debido a la extrema dureza del caucho. Tan incómodo viajaba, que en una pasada de largo en la primera curva, algo impropio en él, colectó a Andrea Dovizioso y ambos fueron al piso. Sin embargo, once carreras después resultó imparable en el Gran Premio de San Marino. Más en sincronía con las domesticadas particularidades de la Honda, algo más cómodo con las recientes evoluciones de Michelin, Pedrosa acertó al elegir blandos, más dóciles para su tipo de pilotaje y volvió al triunfo. Desde el octavo lugar de la grilla escaló uno a uno los peldaños hasta el lugar más alto del podio. El segundo piloto del Ala ha ganado al menos una carrera en cada temporada desde que ascendió a MotoGP en 2006.

Más allá del hilván de vencedores diferentes que invita a estamparle rótulo de imprevisible al campeonato, Márquez mantiene una destacable ventaja al frente de las posiciones. Aunque no subió al podio en Misano Adriático y perdió siete puntos con Rossi, su perseguidor más cercano, cuenta con 43 puntos de diferencia cuando quedan 125 -cinco carreras- como máxima cosecha. La renta del bicampeón 2013/2014 representa el 34,4% de los puntos aún en disputa. Es el único piloto que ha anotado en todas las carreras del ejercicio. Porque Márquez también quiere ganar... el trofeo mayor a fin de año.