El fantasma de la falta de agarre reaparece en Yamaha
Tras dos jornadas de test en Malasia con mensajes optimistas que invitaban a un buen nacimiento de la M1 de 2018, el tercer día de trabajo ha devuelto al box de Yamaha cierto aire de preocupación.
Foto de: Gold and Goose / Motorsport Images
La atmósfera de optimismo que se respiraba en el garaje de Yamaha durante las dos primeras jornadas de test celebradas en Sepang ha virado este martes, último día de ensayos oficiales, hacia cierta inquietud y preocupación.
“En todo el 2017 no hice un test tan bueno como este”, señaló Valentino Rossi el domingo, tras el primer día de trabajo.
“La primera impresión es buena. Especialmente en seco, desde la primera salida me sentí bien. Estamos trabajando en la buena dirección”, añadió el experimentado piloto de Tavullia.
La moto parecía haber nacido con buen pié y el paso atrás en busca del chasis de 2016 daba frutos positivos.
El lunes, en el segundo día de trabajo, los elogios hacia la M1 crecían y el optimismo rozaba ya la euforia en el box azul.
"Estamos contentos porque tenemos un buen ritmo en tandas largas y un buen rendimiento a una vuelta. Lo que más me satisface es la facilidad con la que voy rápido. Estoy siempre allí, delante”, explicaba Rossi.
Y las impresiones quedaban plasmadas en la hoja de tiempos, con las dos M1 oficiales liderando la hoja de tiempos, primero Viñales [1.59.355] y Rossi, muy cerca [1.59.390], segundo.
El fantasma de la falta de agarre
Sin embargo, en esta tercera, y última, jornada de entrenamientos en Sepang las declaraciones de los pilotos de Yamaha, sobre todo Rossi, han cambiado el tono.
“Ha sido el día más difícil, no logré mejorar mi tiempo y lo pasamos mal para conseguir agarre trasero. Usé la misma goma que ayer”, mostró su confusión el italiano, que no entendía el paso atrás dado por la moto tras dos jornadas sumando.
“Pensaba que podía ir más rápido que ayer y la realidad es que lo hemos pasado peor. Hay que ver por qué. No sabemos qué ha pasado”, añadía Rossi.
La Yamaha, que en 2017 empezó con mucha fuerza en las manos de Viñales, se fue diluyendo el curso pasado a medida que fue avanzando la temporada. Los neumáticos Michelin estuvieron en el foco del problema, hasta que se llegó a la conclusión de que era la gestión del desgaste de la goma trasera lo que dejaba sin opciones a los pilotos de la marca con la moto de 2017.
“Ducati y Honda logran minimizar el desgaste de la goma trasera con la electrónica”, llegó a decir Valentino, sin encontrar remedio a sus problemas.
Volver al chasis de 2016 parecía que era el camino correcto y la solución acertada al problema. Pero los ensayos de este martes han hecho aparecer en el box de Yamaha nuevamente el fantasma del desgaste de la goma trasera.
“Lo pasamos mal para conseguir agarre trasero”, señalaba Rossi.
“Al final abortamos el simulacro de carrera porque los tiempos no eran los que tocaban”, confesaba, por su parte, Maverick Viñales, mientras en el box de Yamaha las caras eran de estupor.
Es sólo el primer test de la temporada y sólo una pista. Ahora el equipo nipón tendrá una nueva oportunidad en el nuevo circuito de Buriram, en Tailandia, para probar en condiciones diferentes la moto y confirmar o descartar que el agarre sigue siendo el talón de Aquiles de la M1.
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