'Dejen a Zarco correr en paz', la columna de Randy Mamola

La llegada de Johann Zarco a MotoGP ha venido acompañada de ciertas críticas por su agresividad en la pista. En el Mundial hay voces que suenan mucho más fuerte que otras, y en ese sentido Zarco no ha tenido demasiada suerte, puesto que el más contundente con él ha sido Valentino Rossi, con quien el francés ha protagonizado un par de maniobras al límite que provocaron la airada reacción del italiano. El primer roce fue en Austin, donde Rossi se saltó una chicane después de que Zarco llegara hasta él y no diera su brazo a torcer. El segundo, de mayor voltaje, se produjo en Assen. Allí, en Holanda, Il Dottore terminó con su mono marcado por la goma delantera de la M1 de su rival, después de que ambos hicieran contacto a la salida de un viraje a la derecha que tiene distintas trazadas posibles.

Allí, Rossi llegó a decir que su oponente no sabía medir, ni el espacio que ocupa su moto ni tampoco la agresividad con la que lleva a cabo sus adelantamientos, y luego hubo otros, como Maverick Viñales, que de alguna forma también se alinearon con esa corriente. En el caso del español, él no fue tan duro como su compañero de equipo, pero sí dejó claro que Zarco a veces se precipita al tomar demasiados riesgos en las primera vueltas de las carreras. 

Yo, sinceramente, discrepo de ambos y simplemente creo que Johann se merece que le dejen correr en paz: a día de hoy todavía no ha tirado a nadie, algo que no todo el mundo puede decir, y no es de los pilotos que comete más errores o que va más pasado de vueltas en los entrenamientos. Lo que vemos ahora en él es algo que ya hemos visto antes, y el ejemplo más reciente es seguramente el de Marc Márquez. Cuando llegó en 2013 eran muchos los que le catalogaron casi de temerario, y después resultó que ganó el título en su primera año en MotoGP. Ahora, todo el mundo entiende que es su forma de correr, que va al límite y punto. Para juzgar si una acción sobrepasa esa barrera están los comisarios, nadie más.

Lo que hace que Zarco sea analizado con lupa es el hecho de que  esté circulando en las primeras posiciones, y eso es algo a lo que deben acostumbrarse Rossi y los demás. Está claro que no se le daría tanta importancia si en vez de pelear por el podio estuviera haciéndolo por la décima plaza: en el pelotón se dan muchas situaciones parecidas que no adquieren tanta relevancia. Y como ejemplo también podemos tirar del de Danilo Petrucci, alguien que en los últimos años había rodado mucho más retrasado que ahora, que ya ha subido al podio en más de una ocasión. Ni Rossi, ni Lorenzo, ni Márquez ni Pedrosa, por nombrar a los que se han repartido más victorias en los últimos años, saben cómo corre exactamente Petrucci cuando se mueve por las primeras posiciones. Y como con Zarco, lo mejor que pueden hacer es habituarse a ello.

El chico de Niza se ha proclamado dos veces campeón del mundo de Moto2, de modo que sabe lo que hace por más que la moto con la que compita a día de hoy sea muy distinta a la que conocía hasta ahora. Me atrevería a decir que su proceso de adaptación a MotoGP ha sido mejor y más natural que la reacción de alguno de sus rivales que seguramente no esperaban que irrumpiera de una forma tan brillante.

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