Ridículo. Esa fue la palabra más repetida esta semana entre quienes hicieron referencia al papel de Yamaha en Austria, el domingo pasado, jornada históricamente nefasta para la marca de los diapasones, que vio cómo sus cuatro pilotos, los dos oficiales y los dos satélites, cruzaban la meta en las cuatro últimas posiciones. A tenor de las declaraciones que Fabio Quartararo hizo este jueves, a su llegada al circuito de Balaton Park, si algo positivo puede llegar a tener el revolcón de Spielberg es su hipotético efecto despertador.

Si Yamaha no reacciona después de aquello, es difícil de imaginarse qué hará que el fabricante de Iwata cambie de ritmo. Se da la circunstancia de que siete años atrás, en ese mismo escenario (Red Bull Ring) la cúpula de la compañía pidió perdón públicamente a Valentino Rossi y Maverick Viñales, por no ser capaz de ofrecerles una moto con la que poder competir. Quartararo no lo hace desde hace años, y a las puertas de un mercado que se abrirá y cerrará más pronto que nunca, cuesta imaginarse al Diablo renovando su compromiso.

"Yo tengo que olvidarme de lo que pasó en Austria, espero que los ingenieros de Yamaha no se olviden en todo el año. No quiero que vuelva a pasar porque es ridículo lo que pasó allí. Al mismo tiempo, es bueno que sucediera", arrancó Quartararo, en una de sus comparecencias más elocuentes. 

"No es solo que termináramos los cuatro últimos; sino que Ai Ogura, que fue el piloto que finalizó inmediatamente delante, lo hizo con siete segundos de ventaja", ahondó el #20, que proyectó públicamente las dudas que le despierta el personal del constructor nipón: "Quiero mejorar la moto de este año y, sobre todo, que los ingenieros entiendan cómo funciona, que no tengo claro que lo sepan. Nos falta potencia, pero es que la poca potencia que tenemos nos hace derrapar una barbaridad".

Yamaha ya hace más de un año que anda metida en el desarrollo del motor en configuración V con el que espera recuperar la pegada perdida, al menos en términos de velocidad punta y aceleración. Sin embargo, también en esa evolución está demostrando la escudería que no va tan rápido como sería adecuado, al menos a ojos de su piloto estrella, que ni siquiera ha probado la base de ese propulsor. Está previsto que el chico de Niza lo haga en el test posterior al Gran Premio de San Marino, a mediados de septiembre: “También yo me pregunto por qué no me dejan probar el motor V4 hasta Misano. Creo que van un poco retrasados con el desarrollo. Me dicen que la moto no está lista, y que no es lo suficientemente buena como para probarla".