Las mejores historias de 2017, 7: El debut de Lorenzo con Ducati

La primera vez que Ducati marcó el número de teléfono del agente de Jorge Lorenzo fue en 2010. Los responsables de la marca italiana habían recibido largas de Casey Stoner y sabían del interés de Honda por hacerse con el australiano, como así se confirmó unos meses más tarde. Sin embargo, Lorenzo desestimó negociar con los de Bolonia, pese a que la oferta económica era mareante, y seguir en Yamaha, lo que acabó desencadenando el fichaje de Valentino Rossi por las motos rojas.

La segunda llamada de Ducati al piloto español llegó a mediados de 2012, cuando la marcha de Rossi era un hecho y el español, ya con un título mundial en el zurrón peleaba por recuperar la corona perdida el año anterior ante Stoner. De nuevo la negativa fue la respuesta de Jorge. Dos años después, en 2014, la fábrica italiana insistió por tercera vez, un persistencia que el agente de Lorenzo aprovechó bien en sus negociaciones con Yamaha para convertirle ya, con clara ventaja, en el piloto mejor pagado de la parrilla, y por tanto de la historia de MotoGP.

La cuarta y definitiva tentativa de la marca de Borgo Panigale por hacerse con los servicios llegó a finales de 2015. El contrato de Lorenzo con Yamaha concluía el 31 de diciembre de 2016, pero el ambiente convulso que se vivió esa temporada en el equipo nipón entre Valentino y Jorge, que terminó con el título del español y la desolación en Yamaha, que soñaba con la décima corona del italiano, parecía terreno abonado para tentar la salida del tricampeón mallorquín.

Por primera vez, Lorenzo y su entorno se tomaron muy en serio la oferta de Ducati, económicamente la mejor de cuantas había recibido, pero ahora con el valor añadido de que Desmosedici parecía una moto que iba en el buen camino en su evolución. Pese a la insistencia de Ducati y al aislamiento que vivía Lorenzo dentro de su propia escudería, el español decidió en febrero de 2016 volver a renovar con Yamaha, y así se lo hizo saber al equipo, que preparó una oferta de renovación económicamente acorde con lo que correspondía a un campeón del mundo en ejercicio, y además con una importantísima oferta sobre la mesa de una fábrica rival. Lorenzo sólo puso una condición, firmar la renovación antes del inicio de la temporada, en Qatar.

Yamaha atendió el requerimiento de su piloto y pocos días antes del inicio de la temporada presentó el contrato de renovación al representante del español. Sólo faltaba acordar la fecha del anuncio y organizar un acto público, antes los medios, en el mismo circuito de Qatar, el sábado del gran premio, primero del curso 2016. Yamaha accedió, pero paralelamente, sin informar a Lorenzo, presento otra oferta de renovación a Valentino Rossi, con la idea de anunciar, el mismo día y en el mismo evento, la renovación de ambos pilotos para el periodo 2017-2018. Valentino, en una jugada inesperada por Yamaha, se adelantó a los acontecimientos e hizo público el acuerdo de renovación –sin haberlo firmado ni Yamaha anunciado- antes de tiempo, lo que Lorenzo entendió como una descortesía de Yamaha con el campeón, y un desplante, uno más, para el piloto que había entregado los últimos tres títulos mundiales a la fábrica de Iwata.

La reacción de Lorenzo fue no firmar la renovación, activar las negociaciones con Ducati y acabar aceptando la oferta de los italianos. El anuncio oficial del fichaje del campeón español por la firma de Borgo Panigale fue el 18 de abril de 2016, pero no debutaría oficialmente hasta el Gran Premio de Qatar de 2017, un año después del desencuentro con Yamaha.

Una temporada por debajo de lo esperado

Las expectativas de la llegada de Jorge Lorenzo a Ducati se dispararon sin base alguna, y la falta de resultados ha terminado concluyendo que el rendimiento del español ha estado por debajo de lo esperado.

Antes de eso, sin embargo, el degut del español con la Ducati en el Gran Premio de Qatar obtuvo un enorme seguimiento e interés, pero el resultado, la 11ª posición en la meta, congeló las altas expectativas previas. La caída de Argentina y el noveno puesto de Austin terminaron confirmando que el primer año de Jorge con la Desmosedici no iba a ser, ni mucho menos, fácil.

 Lorenzo no ha ganado ninguna carrera, quedándose un curso entero en blanco por primera vez desde que debutó en MotoGP. El de Palma alcanzó tres veces el podio, la primera en el Gran Premio de España, disputado en Jerez, donde fue tercero. Idéntico resultado cosechó en el Gran Premio de Aragón, ya en la parte final de la temporada, logrando su mejor registro en la carrera de Sepang, donde terminó segundo.

El hecho de que el compañero de equipo de Lorenzo, Andrea Dovizioso, con la misma moto lograra seis victorias y peleara por el campeonato hasta la última carrera ha sido un argumento más para evaluar negativamente la temporada del mallorquín, quien se vio envuelto en las órdenes de equipo, tanto en la carrera de Sepang, donde le pidieron que se dejara pasar por su compañero, quien acabó ganando la carrera por delante de Jorge, como, sobre todo, en Valencia, donde hasta seis veces le pidieron en el display de la moto que dejara paso libre a un Dovizioso que sin ritmo de carrera no pudo completar la prueba, terminando ambos pilotos por el suelo. Un desenlace que desató las feroces criticas de los medios italianos, complicando la ecuación de un equipo, una moto y un piloto italianos, con un tricampeón español. 

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