Por qué la peor amenaza de Viñales en 2020 no es Márquez

El triunfo que el domingo pasado convirtió a Quartararo en el primer francés en ganar una carrera en MotoGP desde 1999 vino a culminar su estratosférica progresión desde que la temporada pasada debutara en la clase reina.

La adaptación del Diablo a la Yamaha fue prácticamente instantánea, y si atendemos a los números que cuadró no se puede decir que la hostilidad y el nivel de competencia que hay en la categoría de las motos pesadas le intimidaran lo más mínimo.

Tras un primer tercio de campeonato en el que su velocidad –se hizo con la pole en Jerez– quedó comprometida por la inconsistencia –solo sumó 31 puntos en las seis primeras citas–, Quartararo le pilló el pulso al asunto, y a partir de entonces no dejó de crecer. De hecho, las estadísticas llevan a concluir que al margen de no haber conseguido estrenar su casillero de victorias hasta 2020, el joven de Niza fue el corredor de Yamaha más regular de la última parte de 2019, por más que terminara por detrás de Maverick Viñales en la tabla definitiva.

A pesar de competir con un prototipo que técnicamente estaba un peldaño por debajo de las otras tres M1 de la parrilla, el piloto del Yamaha Petronas acumuló un total de 100 puntos en las últimas siete paradas del calendario, mientras que Viñales sumó 93. En ese periodo, el #20 se cobró cuatro podios –todos ellos segundos puestos–, uno más que el #12 –una victoria y dos terceras posiciones–. Coincidieron en el número de caídas (seis) a lo largo de las 19 paradas del calendario, un dato significativo si lo comparamos con las cifras de los otros novatos en este mismo apartado fueron muy superiores: Pecco Bagnaia se cayó 14 veces; Joan Mir, 12 a pesar de haberse perdido dos citas por lesión, y Miguel Oliveira, nueve.

El título de campeón es sin ninguna duda el principal objetivo de Viñales, indiscutible punta de lanza de Yamaha en la actualidad. Sobre todo, por el agujero en el que está metido Rossi, que no se sube al cajón desde el Gran Premio de Estados Unidos del último ejercicio, y desde entonces se han disputado ya 17 pruebas.

En la gresca por la corona el principal favorito debería ser Marc Márquez, a la espera de ver cómo y cuándo el de Honda vuelve a correr tras la operación en el brazo derecho a la que se sometió este martes. Lo lógico sería pensar que Viñales concentrará el potencial de Yamaha en ese afán que persigue el constructor de Iwata por volver a celebrar un título que no alcanza desde 2015. Sin embargo, la combinación de explosividad y solvencia exhibida por el chaval de Niza es suficientemente sólida como para alborotar el tablero de juego, hasta el extremo de discutirle a Maverick la condición de punta de lanza de Yamaha, incluso desde una escudería satélite.

A sus 21 años, Quartararo lidera la clasificación general del Mundial más corto de los últimos tiempos, y el hecho de disponer del mejor material de Yamaha tras haber sellado su promoción al equipo oficial con vistas a 2021 hacen de él un candidato al título tan válido como lo deberían ser Viñales o Valentino Rossi. Y eso conlleva mucho peligro, sobre todo para el español.

El domingo, en Jerez, el galo sacó tajada del accidente de Márquez y de la apuesta que hizo el de Roses (Girona) al decantarse por la goma delantera blanda, una elección que solo hizo él y Rossi, que ni siquiera llegó a cruzar la meta.

Este próximo fin de semana, Viñales tiene la oportunidad de poner las cosas en ‘su sitio’, otra derrota frente a su futuro vecino de taller empezaría a comprometer su papel de punta de lanza del proyecto de Yamaha en MotoGP. Eso podría dejar tocado al catalán, fichado en 2017 por el fabricante japonés para que plantara batalla al #93, algo que solo ha podido hacer en contadas ocasiones –Dovizioso se ha convertido en el principal rival del de Cervera (Lleida) los tres últimos cursos–.

En sus primeras experiencias como corredor de Yamaha, Viñales se dio cuenta de la enorme influencia que tenía Il Dottore en la operativa de la estructura. Ahora que después de tanto tiempo la compañía se ha atrevido a apartar a un lado a su embajador más universal para dar paso al futuro, Viñales corre el peligro de volver a verse desposeído del bastón de mando que por experiencia y galones le debería corresponder.

“Estoy muy contento con la victoria de Fabio, que de alguna forma es una muy buena señal para el futuro, dado que el año que viene formará parte del equipo oficial”, declaró Lin Jarvis, director de Yamaha, tras el pasado gran premio.

De poder elegir, para el gerundense probablemente sería menos dañino que Márquez celebrara su séptima corona que el corredor de Petronas terminara por encima de él en la tabla de puntos. Quartararo, como es lógico, hará todo lo que esté en su mano para poner en duda el ‘statu quo’ que a priori debería instaurarse en el equipo la temporada que viene, y que centraría la mayor parte de la presión en Viñales.

“No diré que ser el mejor piloto de Yamaha a final de año no es importante porque ganar a los dos pilotos oficiales corriendo con una escudería satélite siempre es algo guapo. Es normal que eso me motive”, reconocía este invierno en una entrevista concedida a Motorsport.com.

Con Rossi en ko técnico y saliendo poco a poco de la escena, el duelo por hacerse con la brújula que marcará el norte en Yamaha a medio y largo plazo consta (de momento) de 13 asaltos. El primer se lo llevó el joven aspirante. A partir de este viernes, cuando las motos vuelvan a salir a la pista en Jerez habrá que seguir de cerca la reacción de su oponente.

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