El sinsentido de Suzuki

La noticia que la cúpula de la compañía japonesa trasladó el lunes de la semana pasada a su destacamento desplazado a Jerez, cayó como un obús entre la tropa. Muchos de los allí presentes tardaron horas en procesar la información recibida, tanto por las consecuencias que tendrá en cada uno de los casos particulares, como por la sorpresa que provocó. Nadie, ni siquiera Livio Suppo, el team manager de la escudería, contratado hace menos de dos meses para capitanear el proyecto, pudo articular una sola palabra debido a su estupefacción. Su “no comment”, como respuesta a los periodistas que le fueron a buscar una vez que Motorsport.com soltó la primicia, era el reflejo perfecto de su estado de perplejidad.

Más de una semana después, el comunicado del constructor de Hamamatsu que debe confirmar el desmantelamiento de uno de los programas de MotoGP mejor planeados y ejecutados de la última década, sigue sin llegar. Este fin de semana, la caravana volverá a instalarse en Le Mans, y Suzuki tendrá la obligación mortal de decir algo. Evidentemente, no los casi 50 efectivos que viajan a los circuitos y que ya buscan trabajo. Sino la compañía, para justificar su adiós y garantizar a sus clientes que su compromiso con ellos sí sigue vigente.

En los diez últimos años, Suzuki se ha ido dos veces de MotoGP. La primera, a finales de 2011; la segunda se concretará una vez caiga la bandera de cuadros del último gran premio de este 2022, en Valencia, el seis de noviembre. En ambos casos, el líder del proyecto fue Shinichi Sahara, que también fue el encargado de transmitir la decisión, en Jerez. La diferencia más plausible entre ambos episodios radica en que, mientras en la primera ocasión el campeonato ya había terminado cuando saltó la noticia, esta vez todo sale a la luz cuando aún deben disputarse tres cuartas partes del calendario. Eso enrarecerá el ambiente dentro de la escudería de forma evidente durante los próximos grandes premios, a pesar de que el nivel de profesionalidad de sus integrantes ha quedado más que contrastado.

Livio Suppo, Shinichi Sahara, Team Suzuki MotoGP

Photo by: Gold and Goose / Motorsport Images

La incredulidad de todo el paddock al conocerse el triste camino que toma Suzuki es total. En el propio equipo, en el resto de formaciones y en la organización. En parte, esa incredulidad es comprensible si atendemos al contrato que, en teoría, aseguraba la participación del fabricante en el Mundial, hasta 2026. El comunicado que Dorna, el promotor del certamen, hizo público este mismo martes, en el que advierte al ‘desertor’ de las consecuencias legales y económicas que tendrá que afrontar, no hace más que enfatizar la sensación de tristeza que provoca todo el asunto. Esa discrepancia es solo un indicativo más del sinsentido que supone esta huida hacia adelante tan difícil de entender, sobre todo si tenemos en cuenta los últimos movimientos dados por la cúpula del departamento de carreras de la marca, y el buen papel hecho en este arranque de campeonato: Alex Rins llegó a Jerez compartiendo con Fabio Quartararo el liderato de la tabla general.

Para empezar, nadie en su sano juicio contrataría a un ejecutivo como Suppo y le ofrecería un contrato de dos años, si tuviera una ligera sospecha de que la clausura de todo el tinglado era una opción para contemplar. Pero, además, tanto Suppo como Sahara se sentaron varias veces en los últimos días con los agentes de Rins y Mir, para negociar la renovación de sus acuerdos. De hecho, ambos corredores se enteraron de las intenciones de Suzuki 15 minutos antes que sus técnicos. Antes de esta jarra de agua fría, el mensaje que se les hizo llegar a los pilotos apelaba al contexto general post coronavirus, y a la inestabilidad que ha provocado el conflicto entre Rusia y Ucrania, para justificar una reducción de sus salarios. A pesar de que las primeras conversaciones no fueron demasiado bien, los contactos posteriores abrieron una puerta al optimismo. Un optimismo que finalmente quedará reducido a cenizas.

Al margen del drama humano que hay detrás de una salida así, el impacto que tendrá en el mercado de fichajes, que ya estaba en efervescencia, será salvaje. Mir llevaba desde el arranque de este ejercicio afirmando que su intención era la de seguir vestido de azul. Pero la reticencia inicial de Suppo a ceder a sus demandas hicieron que el campeón del mundo de hace dos años moviera ficha. Hoy en día, todo parece dispuesto para que el #36 acompañe a Marc Márquez en el equipo oficial de Honda, a partir de 2023, una maniobra que haría moverse a Pol Espargaró.

Dado que a estas alturas de la película es prácticamente imposible proyectar una radiografía de qué colores vestirá cada cuál, seguramente es algo menos aleatorio centrarse en los equipos y las motos que habrá en pista. Massimo Rivola, consejero delegado de Aprilia en los grandes premios, declaró hace unos días a Motorsport.com su deseo de “estudiar” la viabilidad de crear una estructura satélite “en el caso de que llegue una oferta interesante”. Antes de que estallara esta bomba, RNF ya se había movido para explorar la posibilidad de asociarse con la casa de Noale y dejar Yamaha. No obstante, el hecho de que un grupo humano tan competente como el que ahora hace de Suzuki una de las referencias de la parrilla, puede alterar los planes de Razlan Razali, que en poco más de tres años ha pasado de ser la cara visible del éxito y la fuerza con la que el Sepang Racing Team (SRT) irrumpió en MotoGP (2019), a protagonizar una irremediable caída libre: el mejor posicionado es Andrea Dovizioso, 20º, con ocho puntos, dos más de los que ha sumado Darryn Binder (21º), su compañero. Ambos al equipo como antepenúltimo, y sin demasiadas esperanzas de poder darle la vuelta a esa situación.

En un solo año, la proporción entre pilotos y motos disponibles habrá dado un vuelco tremendo. A finales de 2021 uno podía llegar a tener la sensación de que faltaban corredores capaces de ser competitivos con prototipos de primer nivel, ahora ocurre todo lo contrario, y no sería extraño que algún ilustre se pueda quedar sin montura. ¿Dónde irá Rins? ¿Qué pasará con Franco Morbidelli? ¿Están en peligro las renovaciones de Aleix Espargaró y Maverick Viñales por Aprilia? La marcha de Suzuki hará que el resto de equipos y fábricas tengan más fuerza a la hora de apretar las clavijas a todo aquel que quiera incorporarse, y eso es válido tanto para los pilotos como para empleados, quienes, por desgracia, son el eslabón más débil en este lamentable desenlace.