El semáforo del Gran Premio de la República Checa
Como cada lunes después de las carreras os presentamos el análisis del Gran Premio de la República Checa de MotoGP.
Foto de: Gold and Goose / Motorsport Images
Dovizioso cruza la meta victorioso por delante de Lorenzo en Brno
Photo by: G&G
Verde
Andrea Dovizioso llevaba ocho carreras sin ganar y un solo podio en ese periodo de tiempo, habiéndose dejado, prácticamente, sus opciones al título por el camino. Las prisas, la presión y la ansiedad en búsqueda de un triunfo empezaban a pesar en exceso en el piloto italiano, que tras ganar el pasado curso seis carreras, estaba empezando a volver a la invisibilidad de sus años anteriores en la categoría reina.
Pero Dovizioso se mostró muy sólido desde el mismo viernes en su primera salida a pista y entrenamiento a entrenamiento fue construyendo un fin de semana impecable, presentando su candidatura a la victoria el sábado con la pole position y cerrando, el domingo por la tarde, una actuación de mérito.
La del italiano no fue una victoria por aplastamiento, y de hecho tuvo que defenderse como un gato panza arriba de los ataques finales de Marc Márquez y, sobre todo, su compañero Jorge Lorenzo. Pero al final logró su objetivo y, de este modo, frenar la escalada de un enfrentamiento con el mallorquín surgido el jueves en los medios y que con este doblete ha quedado apaciguado.
El premio gordo, sin embargo, fue más para Ducati, la pequeña fábrica de Borgo Panigale que se llevó un 1-2 de un circuito complicado como es Brno, y además luchando contra la Honda de Marc Márquez que había hecho test en este trazado. Gigi Dall’Igna sigue engordando su prestigio como técnico y, sobre todo, como un obsesionado de la aerodinámica, de la que es, sin duda, el Adrian Newey de MotoGP. Chapó Gigi.
Jorge Lorenzo llegó a liderar la carrera en los compases finales
Photo by: G&G
Amarillo
Jorge Lorenzo llegó muy confiado de sus posibilidades a Brno, publicitando un “creo que nos vamos a divertir” que prometía emociones. Al final, la carrera fue, sin duda, divertida, entretenida, emocionante, pasional, con lucha, adelantamientos, hachazos y, al final, un resultado que podría decirse inesperado. Pero seguro que cuando Jorge, el jueves, dijo lo de que “nos vamos a divertir” en sus planes no entraba acabar por detrás de Dovizioso. Jorge se perdió en el settup de la moto el viernes, rectificó el sábado y el domingo hizo una carrera nunca vista. Comedido al principio, sin ponerse delante, manteniendo la calma, pilotando en grupo, y esperando su oportunidad, justo lo contrario que ha hecho toda su vida. Al final casi le sale bien, y acabar en Brno por delante de hombres como Rossi o Márquez, con adelantamiento incluido, es, sin duda, un resultado remarcable. Pero a Lorenzo le faltó la guinda, lo que él quería, que no era otra cosa que ganar o, en su defecto, un podio por delante de su vecino de taller.
Casi lo logra, en las últimas vueltas adelantó hasta dos veces a Dovizioso, en ambas sin poner en peligro la trayectoria del italiano, no como en Jerez, cuando pasó al revés. Pero Dovizioso se marcó, en ambos adelantamientos, sendas ‘X’ milimétricas y precisas para devolverle el ‘sorpasso’. A Lorenzo le faltó una vuelta para ganar la carrera, o que Marc Márquez no le hubiera atacado en las dos últimas vueltas. Marc estaba en su total derecho, lógicamente, pero el pulso entre los dos dio demasiadas facilidades, al final, al italiano.
Viñales y Forcada en el garaje de Yamaha
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Rojo
Yamaha acumula ya 19 carreras sin ganar y esta vez no tuvo ni el consuelo de un podio, del que no se bajaba, como equipo oficial, desde Jerez, y como marca desde Japón 2017 [como muy bien nos apuntó Jesús Sánchez en twitter]. Así que, deportivamente, el que llegó a ser uno de los mejores equipos de todos los tiempos hasta hace bien poco, está empezando a tocar fondo y necesita, con urgencia, un golpe de timón que puede enderezar el rumbo, sobre todo en el desarrollo técnico y la gestión electrónica. La diferencia entre la actual Yamaha con respecto a la Honda o la Ducati no es grande, ni mucho menos, pero en MotoGP, donde las diferencias son cada día más pequeñas, cada detalle cuenta y en Yamaha no acaban de dar con la tecla.
En paralelo, la gestión del equipo que capitanea Lin Jarvis en la crisis abierta entre Maverick Viñales y su equipo en el box tampoco parece que se esté desarrollando con la normalidad que requiere un equipo de tal calibre y profesionalidad.
La tripulación que trabaja para Maverick, se quiera o no, es la misma que ganó tres coronas mundiales en 2010, 2012 y 2015, son trabajadores de Yamaha y cuentan con el reconocimiento de todo el paddock. Mack es muy libre de tratar de hacer los cambios que considere oportunos si cree que con su actual equipo es incapaz de sacar adelante su reto de ganar carreras y luchar por el Mundial. Pero en esta vida, las formas a veces son tan importantes como los hechos y un hombre del prestigio y categoría de Ramón Forcada merece el máximo respeto.
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