El semáforo del Gran Premio de Australia de MotoGP
Como cada lunes después de las carreras, os presentamos el análisis de lo mejor y lo peor de lo sucedido el domingo en la carrera de Phillip Island.
Maverick Viñales, Yamaha Factory Racing
Gold and Goose / Motorsport Images
Viñales se escapa del grupo para liderar en solitario la carrera
Photo by: Motorsport.com
Verde
Maverick Viñales volvió a ganar una carrera 17 meses después de su último triunfo, en el Gran Premio de Francia de 2017. Para un piloto del nivel y la categoría del español, tener que esperar casi un año y medio y 28 grandes premios para volver a ganar ha sido una verdadera prueba para su capacidad mental, pasando por momentos realmente difíciles, en medio de la mayor crisis de Yamaha desde que debutó en el campeonato, y sin saber los motivos reales por los que no podía ir rápido sobre la moto.
Esta victoria debe servir a Viñales para tomar un poco de aire, recuperar confianza y ganar fuerza ante la fábrica de Iwata a la hora de hacer caso de sus recomendaciones en el diseño de la moto de la próxima temporada. El triunfo llega en un buen momento en ese sentido, cuando los ingenieros japoneses deben acabar de definir la filosofía del nuevo propulsor. Aunque los primeros test de pretemporada sean ya en noviembre, la fábrica tiene tiempo hasta febrero para hacer los cambios que considere oportunos, y Viñales se cargó este domingo de razones y derecho para poner opinar en ese aspecto.
Phillip Island, por sus características es uno de los circuitos donde las deficiencias del motor castigan menos el tiempo por vuelta, resaltándose las virtudes del chasis de la M1 y el pilotaje. Ahí Maverick vio su oportunidad y la aprovechó.
Desde el viernes se centró en la puesta a punto que tan buen resultado le había dado en Malasia, buscando mejorar dando vueltas y probando la combinación ideal de neumáticos, en lugar de hacer cambios que, al final, llevan a perder el rumbo.
No fue fácil, una vez más, la salida para el de Roses, que se fue para atrás, pero la remontada consecuente fue espectacular. Llegó a rodar décimo en la primera vuelta, pasó noveno por meta hasta el tercer giro, octavo en el cuarto y el quinto, adelantó a dos pilotos más en la sexta vuelta, y en la séptima fulminó a dos más para ponerse segundo. Viñales pasó primero por meta en la vuelta 8 y ya no dejó la cabeza, liderando los últimos 20 giros y llegando a acumular más de tres segundos de ventaja, que al final fue perdiendo mientras gestionaba los neumáticos, pero sin ver peligrar su victoria.
Viñales ganó a su estilo, de la forma que le gusta, liderando e imponiendo un ritmo inalcanzable para sus rivales. Esta vez el español superó con claridad a su compañero de equipo, Valentino Rossi, que llegó a la meta sexto a más de cinco segundos. Ahora solo hay que esperar que este tipo de señales lleguen con suficiente fuerza y nitidez a la fábrica de Iwata.
Bautista liderando el grupo perseguidor durante la carrera
Photo by: Motorsport.com
Amarillo
Por si a alguien le quedaba alguna duda, Álvaro Bautista volvió a demostrar el domingo en Phillip Island su nivel de compromiso con este deporte, su capacidad y su talento como piloto. No era, para nada, fácil llegar de la noche a la mañana al box oficial de Ducati, subirse a la moto de fábrica de 2018 y, en dos días, estar peleando por el podio. Y Álvaro se quedó en la misma puerta, un cuarto puesto que es su mejor resultado de la temporada hasta ahora, una despedida por todo lo alto de su carrera en MotoGP.
Bautista sufrió lo indecible el fin de semana para hacerse con los mandos de la GP18, se fue al suelo hasta tres veces, justo lo que le habían pedido que no hiciera. Pero en Ducati no esperaban que el español se tomara esta oportunidad como si su futuro y su nombre como piloto estuvieran en juego.
Álvaro afrontó el fin de semana como piloto sustituto de Lorenzo en Ducati como una oportunidad, como la ocasión ideal, caída del cielo, para demostrar de qué pasta está hecho, y qué clase de piloto es.
Cuando nadie, absolutamente nadie, le ha querido para su proyecto deportivo de 2019 en MotoGP, Bautista ha respondido demostrando su talento, su capacidad, su velocidad y, sobre todo, su amor propio. Aunque los que deciden en los equipos a qué piloto fichar, seguramente no se hayan ni dado cuenta, mirándose el ombligo como están todo el día, y pensando más en temas que nada tienen que ver con el pilotaje para completar algunas alineaciones que el año próximo darán mucho de que hablar.
Bautista no tenía nada que demostrar, cierto. Pero, por si acaso, y porque puede, lo demostró. Y cuidado, que si Andrea Dovizioso no llega a estar en la batalla por el podio, el cajón no se le escapa. Hasta eso demostró Bautista, ser inteligente, pensar sobre la moto y ser leal a la mano que le va a dar de comer el próximo año en el WorldSBK. Chapó
Petrucci adelanta a Nakagami a 4 vueltas del final de la carrera de Australia para colocarse 12º
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Rojo
Ducati anunció el fichaje de Danilo Petrucci como piloto oficial de fábrica para 2019 (sólo un año, eso es lo que confían en él) el pasado 6 de junio, aunque el contrato se firmó el sábado día 3, en pleno Gran Premio de Italia, justo la noche antes de que Jorge Lorenzo ganara su primera carrera con la moto roja. Cosas de la vida.
Desde ese día y hasta este domingo han pasado cinco largos meses, con 11 carreras disputadas de por medio. En ellas, Petrucci no ha sumado ni un solo podio, y su mejor resultado es un cuarto puesto en Alemania, el 5 de julio. Ha llovido, también desde entonces.
Ni una victoria, ni un podio, ni una pole, ningún indicador real de que el piloto de Terni, con 28 años cumplidos el domingo y siete temporadas completas en la categoría reina, tenga algo en su interior que vaya a convertirle en un piloto ganador cuando cambien su moto del equipo Pramac por la de la escudería Ducati, que dicho sea de paso ha sido y es la misma en los últimos años.
Porque Petrucci corre con la misma moto que Dovizioso y Lorenzo, con ayuda y apoyo de fábrica, y con un equipo, el Pramac, volcado en él.
Exactamente la misma moto con la que Álvaro Bautista logró, el domingo, en su primer y único intento, igualar el mejor resultado de Petrucci desde que firmó por Ducati, un cuarto puesto.
El domingo, en Phillip Island, el italiano partía octavo en parrilla, salió como un rayo en busca de la primera curva, a la que llegó pasadísimo, saliéndose de la trazada y volviendo a la pista último, donde se mantuvo las ocho primeras vueltas. Luego, con las caídas, abandonos y los adelantamientos que fue haciendo, acabó en la meta 12º, a 35 segundos del ganador, a 33 de Dovizioso, a 31 de Bautista, a 28 de Miller, su compañero que va con una moto del año pasado, y por detrás de Karel Abraham, también con una Desmosedici GP17, la de Bautista, a la que se subía por primera vez.
En Sepang, un circuito propicio para Ducati y en el que puede que llueva (sus mejores resultados han sido en agua), Petrucci tendrá su penúltima oportunidad de demostrar que es un piloto de nivel y clase para estar donde va a estar en 2019.
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