Cuando los pilotos se convirtieron en dioses

Al margen del aspecto puramente deportivo, uno de los principales focos de atención del pasado Gran Premio de la República Checa se localizó en el garaje de Viñales.

El viernes, Ramon Forcada, su ingeniero de pista, afirmó haber sido informado a través de Yamaha del deseo de Viñales de prescindir de él una vez concluida la última carrera del presente curso, a finales de noviembre, en Valencia. A partir de entonces será sustituido por Esteban García, su homólogo en el costado del box de Bradley Smith, en KTM.

Forcada, una pieza capital en el engranaje de Yamaha que llevó a ganar los tres últimos títulos de la marca de los diapasones con Jorge Lorenzo (2010, 2012 y 2015), afirmó no entender por qué Viñales no le había dicho una sola palabra de ello, de la misma forma que el español tampoco le dijo a Javier Ullate, el mecánico que le sujeta la moto cada vez que entra al box, que también debía buscarse trabajo para 2019.

A última hora del sábado, sin embargo, Viñales reculó y le ofreció al catalán, también tricampeón del mundo con Lorenzo y que mucho antes lo fue con Alex Crivillé (1999), la opción de renovar por una temporada más.

Este ejemplo no es más que el mejor indicativo de la teoría de muchas voces autorizadas del paddock, que denuncian la gran concentración de poder que poseen los pilotos de hoy en día, y que lleva a los equipos a tomar decisiones incluso cuando las propias escuderías consideran que estas van en contra de sus intereses.

Yamaha no quiere perder a Forcada a pesar de haber sucumbido a los deseos de Viñales y por eso le colocará en el garaje de Franco Morbidelli, dentro de las estructura satélite del fabricante y que estará patrocinada por Petronas.

“Ahora no solo se ficha un piloto, sino que se fichan multinacionales. Antes, los pilotos que llegaban a una estructura tenían que adaptarse al sistema de trabajo que había allí, que era el propio de cada marca o escudería. Eso es lo único que no se puede comprar. Todo lo demás, camiones, naves y material, es cuestión de dinero. Sin embargo, ahora el piloto marca mucho hasta el punto de que muchas veces es el equipo el que termina adaptándose”, explicaba hace unos meses el propio Forcada a Motorsport.com, como si anticipara lo que iba a pasar en su garaje.

“Todas las fábricas hacen lo mismo, protegen mucho al piloto y eso en parte está bien, pero al mismo tiempo también es verdad que hay ciertas licencias que los jefes de antes no permitirían”, deja caer sin especificar.

“Los corredores de ahora tienen mucha más influencia en los equipos que antes. Hace 15 o 20 años, el piloto era un trabajador más, se pasaba horas en el box y te ayudaba a ‘hacer’ la moto. Ahora eso no pasa nunca”, prosigue Forcada.

“En aquella no se despedía a ningún mecánico porque el piloto llegara con los suyos. Como mucho se le dejaba traer uno si había hueco para él. Ahora se despiden equipos enteros. Eso es fruto del estallido mediático”, zanja el catalán.

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