Cuando Senna mostró su clase infinita en la reapertura de Nürburgring

El circuito de Nurburgring se abría años después del fatal accidente de Niki Lauda en 1976, y Mercedes decidió realizar una carrera de exhibición con coches Mercedes 190E idénticos. Entre los invitados, además del propio Lauda, estaban nombres como Alain Prost, James Hunt, Keke Rosberg o Stirling Moss. También en la lista se encontraba un joven Ayrton Senna.

El brasileño era un gran talento en ciernes, pero en el momento de aquella carrera solo había disputado tres grandes premios de Fórmula 1. Sin embargo, Senna no perdió la oportunidad de demostrar de qué madera estaba hecho, aunque en un principio se esperaba que jugara el papel de actor secundario ante tanta estrella.

De hecho, en esa etapa de su carrera, Senna no era candidato a disputar ese evento. Emerson Fittipaldi iba a hacerlo, pero tuvo que cancelarlo debido a las 500 Millas de Indianápolis. Gerd Kremer, el hombre de Mercedes, fue en busca de un sustituto y recurrió Senna, a quien había conocido el año anterior durante una carrera de la Fórmula 3 británica.

El joven brasileño llegó en avión y posteriormente viajó desde el aeropuerto con Alain Prost, su futuro gran rival en F1. Los vuelos de ambos pilotos solo estaban separados por 15 minutos y Prost tenía acceso a un coche, por lo que se organizó un viaje compartido a petición de Mercedes.

Fue la primera vez que ambos tuvieron la oportunidad de hablar durante mucho tiempo y conocerse mejor. "Pero no dijo mucho", recuerda Prost. "Parecía particularmente impresionado porque conducía muy rápido en las autopistas alemanas. Aun así fue divertido y pasamos mucho juntos durante los primeros días. Eso también se debió a que él todavía no conocía a nadie".

También siguieron "juntos" sobre el nuevo asfalto de Nürburgring. Ambos hombres se mostraron inmediatamente rápidos durante los libres y la clasificación, donde Prost finalmente se llevó la pole.

Durante la carrera, Senna eliminó todas las dudas y las expectativas de un viaje placentero. “Incluso antes de iniciar ya le noté cerca. Ese fue el primer momento en el que pensé: 'Mierda, tengo que preocuparme de este chico", declaró Prost. El francés también llegó a conocer ese finde semana el otro lado, duro y apasionado, de Senna.

Camino a la primera curva, según Prost, Senna le obligó a abandonar la pista, después de lo cual el entonces bicampeón del mundo se tocó con Elio de Angelis. Desgraciadamente, las imágenes de televisión existentes no dan una respuesta definitiva de lo que ocurrió, ya que la retransmisión en ese momento aún se centraba en un discurso del presidente del estado de Renania-Palatinado, Bernhard Vogel.

En cualquier caso, el incidente dejó claro que el joven de São Paulo era un hombre de armas tomar. Y si bien James Hunt no se tomó del todo en serio el espectáculo y estuvo más en la hierba que en el asfalto, Senna lo dio todo al volante del Mercedes190E. Se puso líder al inicio y líder llegó a la bandera a cuadros.

Esa carrera, "festiva y lúdica", demostró dos cosas a todos los pilotos, aficionados y seguidores presentes: primero, que Senna tenía mucho talento y, en segundo lugar, que nunca daría un centímetro de espacio a sus rivales.

Esas dos conclusiones las sacó John Surtees, campeón del mundo en 1964, incluso después de que Senna le ganara a él, a Lauda, Carlos Reutemann y Keke Rosberg. "Quedé muy impresionado y luego escribí un mensaje: 'Si quieres poner en orden al equipo, debes fichar a Ayrton Senna'. Y entonces se lo mandé a Enzo Ferrari".

En otras palabras, Surtees quería colocar a Senna con su ex jefe en Maranello. Además del talento, el británico también quedó impresionado por su mentalidad. “De hecho, todos vinieron por beber cerveza. Fue un buen viaje y gracias a Mercedes también tuvimos un buen fin de semana en Alemania como regalo. Nadie realmente se preocupó por ganar, excepto Senna".

Eso sorprendió al organizador de este espectáculo, Mercedes. La firma alemana ya había prometido exhibir permanentemente el coche ganador en su fábrica. Mercedes esperaba ansiosamente la victoria de un ex campeón del mundo, para que el nombre se viera bien en el 190E. En cambio, un simplemente campeón de Fórmula 3 se llevó la victoria y su coche pasó al museo.

Esa primera demostración en Nürburgring resultó ser un presagio de una gran carrera. Senna se convirtió en una leyenda del automovilismo y eclipsó a todos sus rivales desde aquel día de 1984. Al final, y con el tiempo, Mercedes no podría haber deseado un mejor ganador. En los años siguientes, el apodado Magic reescribió los libros de historia con él mismo como protagonista brillante, aunque prematuramente fallecido.