Vídeo: el vergonzoso final de la clasificación del GP de Italia

Un accidente de Kimi Raikkonen al inicio de la Q3 provocó que la sesión se detuviera con bandera roja. Todos volvieron al box y, cuando se reanudó la actividad, con 6:35 en el reloj, nadie quiso salir a pista.

Los rebufos en Monza han demostrado ser este año más importantes que nunca y, cada vez que los pilotos dejaban el pitlane, se formaba una mini carrera por ver quién lograba el mejor hueco, quién podía aprovechar más el rebufo de un rival o de su compañero.

Ocurrió en la segunda parte de la ronda final. Pasaban los segundos y todos se mantenían alerta dentro de sus boxes hasta que, cuando arrancó el primero, todos le siguieron. Pero se había hecho tarde. Quedaba el tiempo justo para completar la vuelta de formación antes de arrancar la cronometrada, y nadie podía confiarse.

Hulkenberg, que lideraba el pelotón, se saltó la primera chicane, solo él sabe si adrede para que le adelantaran y aprovechar un rebufo ajeno, o por error. Stroll, que iba tras él y pasó a ser el primero, aflojó al máximo hasta que el alemán se reincorporó de nuevo en cabeza. Eso comprimió mucho el pelotón, y empezaron a entrar las prisas.

Sainz y el Renault iban rueda a rueda mientras Vettel, detrás de ellos, protestaba viendo que se agotaba el tiempo. Finalmente, Sebastian logró pasarles, pero tuvo que esperar a que Leclerc llegara y le pasara, ya que le tocaba a Vettel recibir el rebufo de su compañero.

Cuando el #16, que tenía la pole momentánea, se puso al frente, su compañero aflojó para abrir espacio, momento que aprovechó Sainz para adelantarle.

A partir de ahí el español no miró atrás y completó la vuelta acelerando. El resto, viendo lo que se avecinaba, hizo lo mismo, pero solo Carlos y Leclerc (segundo) lograban pasar la línea de meta con el semáforo verde, y solo ellos tuvieron el derecho y la opción de mejorar.

Eso hacía que nadie pudiera robarle la pole al joven de Ferrari, y que los Mercedes y Vettel se tuvieran que conformar con las posiciones logradas en el primer intento. Un fallo enorme y jamás visto antes que hizo que Vettel, ya sin poder buscar un tiempo mejor, frenara en plena recta principal, lo que pudo provocar un choque con los que, también sin opciones, llegaban por detrás.