Vídeo: Ferrari cumple el sueño de unos aficionados 40 años después

"Pídale a un niño que dibuje un coche, seguramente lo hará rojo", esa es una de las frases más conocidas de toda una leyenda del automovilismo, el fundador de la que es quizá la marca más famosa en todo el mundo, Enzo Ferrari. El creador del Cavallino Rampante convirtió su apellido en uno de los símbolos sobre cuatro ruedas, y era común ver que a su despacho llegaban cartas de miles de jóvenes tifosi agradeciendo su labor al 'Drake' y pidiendo que le enviara una pegatina del logo o hacer una visita a Maranello.

El italiano, no solo las leía, sino que respondía a todas, y más de tres décadas después de su fallecimiento, Ferrari ha hecho realidad el sueño de tres pequeños que escribieron con su puño y letra unas palabras a Enzo. Cuando en 1985, Alessandro, David y Michele, los protagonistas de esta historia, dedicaron un momento de su infancia para dirigirse al fundador de Ferrari, nunca se imaginarían que la marca se pondría en contacto con ellos para hacerles disfrutar con una visita guiada a la fábrica de Maranello.

Todos ellos tenían menos de 10 años cuando enviaron esas cartas, y los de rojo, como aseguran, guardan con cuidado todo el material que recibían, por lo que ahora es posible conocer en detalle los sueños de esos niños.

A bordo de un Ferrari, como no podía ser de otra forma, rojo, todos ellos llegaron a la entrada del cuartel general de la firma, y tras un paseo por las instalaciones de montaje de los coches deportivos de calle, además de ver algunos modelos icónicos, recibieron el saludo del hijo de Enzo, Piero Ferrari. El actual vicepresidente del Cavallino Rampante los acompañó en el resto de la visita y se sentaron a recordar aquellas cartas en una sala presidida por muchos de los monoplazas de Fórmula 1 que fueron escribiendo la historia del Gran Circo.

"Mi padre amaba saber lo que los aficionados pensaban, los que seguían las carreras y los que adoraban los Ferrari GT", explicaba el hijo del 'Drake'. "Mi padre conservaba toda nuestra correspondencia, sentía que era muy importante responder cada una de las cartas, pero tenía muchas en el correo con grandes muestras de afecto. Los niños le enviaban dibujos, sus ideas, y la gran mayoría pedía pegatinas o una visita a Ferrari".

Y todo ello era verdad, solo hay que volver a leer las cartas que aquellos jóvenes escribieron en 1985: "Querido abuelo Ferrari, soy un chico de 7 años, me gustan mucho tus coches, y tengo todos los modelos. Mi padre 'Ferrarista' me ha construido un número 27 126 C3 [el monoplaza de Patrick Tambay], con un motor Ape 50 que mide dos metros y medio de largo".

"Me gustaría ver un Ferrari, un Testarossa o un GTO", decía otro de los seguidores de la marca de Maranello. "Por eso, me estaba preguntando si podrías darme uno de esos barato. Tus coches son los más bonitos del mundo"

"Soy un chico de 7 años, aficionado del coche número 27 de Fórmula 1", leía el último de los que recibieron la sorpresa. Antes de añadir: "Esto de ser contactado por Ferrari es incluso más increíble, ahora digo 'wow, ¿todavía tenéis esas cartas después de tantos años?' Es fantástico. El amor por Ferrari no se va precisamente por cosas como esta".

Casi 40 años después de que esos niños escribieran con toda su ilusión unas cartas a Enzo Ferrari, cumplieron el sueño de su infancia, algo que en esa época no era posible por la política del Cavallino Rampante, que solo permite las visitas a la fábrica a partir de los 16 años. Por ello, el fundador no podía en ese momento hacer realidad los deseos que se le pedían, pero su leyenda sigue intacta.

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