Spa en KM/H
Luis Manuel "Chacho" López nos habla en su columna OnTrack de todo lo sucedido en el Gran Premio de Bélgica.
Foto de: Mercedes AMG
Una larga cadena de comentarios en twitter dudando que el Gran Premio de Bélgica pudiera resultar espectacular, me hicieron temer por la carrera del domingo. ¿Conservará Spa su sello característico de alta velocidad?
La duda viene gracias a dos factores: a) el dominio de Mercedes y b) un concepto que sigue jugándonos algunas malas bromas, el de los motores V6 híbridos de la Fórmula 1 actual.
No tengo que contarte, querido amigo, Spa es la reina de las pistas europeas que pisa la máxima categoría por los duros y continuos desafíos que plantea pero, fundamentalmente, por la velocidad.
Y esta fue la noción sembró la duda, porque al ojo normal se transmite que un motor pequeño de 1.6 litros, bajo la configuración citadina y americanizada por excelencia del V6 nos va a llevar al fiasco sin escalas, a pesar de las baterías y regeneradores de energía, lo híbrido.
Pero me fui subiendo al carro del optimismo. Práctica libre tres y de pronto saltan los Force India a la pista dejando consecutivamente 341.8 para Pérez y 340.3 para Hulkenberg, no en la trampa de velocidad, sino al final de Kemmel, la recta más rápida de la pista que pone fin al primer sector.
Eso significaba automáticamente que el viejo 340.3 de Esteban Gutiérrez a bordo del Sauber 2013 al final de la recta de Kemmel y con el poderío del motor V8 atmosférico, el que sonaba tan lindo, acabaría cediendo.
Fue Daniil Kvyat a bordo del Red Bull, con ERS y DRS activados en la misma recta de Kemmel, quien lo venció dejando un espectacular 345.1 en la carrera, pero hubo otros registros muy alentadores.
Como la velocidad final de Hamilton al llegar a la curva de salida de Blanchimont que fue de 325, o la de Valteri Bottas en la doble izquierda de Pouhon que rebasó por milésimas los 311, o la de Vettel para reventar las Pirelli en Eau Rouge que fue de 317.
Spa resultó un gran carnaval de velocidad, pese al sonido, pese a los 1.6 litros, pese a que ganó Hamilton y pese a que volvieron otra vez las traiciones de la goma de Pirelli. Spa sigue siendo un templo sagrado de la velocidad.
Ahora, nuestra peregrinación enfila a la catedral, ¿recuerdas que en Monza Ricciardo superó el 341.2 de Esteban Gutiérrez en el Sauber-Ferrari V8 atmosférico con un alucinante 362.3 a bordo del Red Bull del año pasado.
Ya sé que no te gusta que Hamilton arranque desde la pole y gane, pero como consuelo te propongo verlo de esta manera: si Bélgica no defraudó, Monza lo hará menos, nos tiene preparada una carrera electrizante.
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