'Siento el dolor de Hamilton, pero las he tenido peores', la columna de Felipe Massa

El fin de semana de Malasia comenzó con diferentes ambiciones a las de la carrera anterior, en Singapur.

Sabíamos que nuestro monoplaza Williams Martini Racing se comportaría mejor en las altas velocidades de Sepang, y en ese sentido no tuvimos sorpresas.

Se confirmó una buena y competitiva actuación ya en las sesiones de clasificación, en la que pudimos entrar en la Q3 muy cerca del Force India, que es nuestro rival más cercano en la clasificación de constructores.

Todo parecía estar yendo en la dirección correcta, pero el domingo tuvimos un duro despertar antes de la vuelta de formación.

Mis mecánicos habían dejado el coche en marcha para salir, pero cuando apreté el acelerador no hubo respuesta.

Pisé varias veces el pedal del acelerador, engrané la primera marcha para tratar de hacerlo funcionar, pero no pasó nada.

En ese momento lo único que se puede hacer es llevar el coche a boxes, donde nuestros ingenieros lo apagaron y volvieron a encender. Increíblemente el problema desapareció.

Nunca antes nos había pasado nada igual, pero sospechamos que es un problema de software.

Al igual que ocurre con el ordenador en casa, después de apagarlo y encenderlo de nuevo, todo funciona con normalidad.

A partir de ahí empecé bien la carrera desde la parte de atrás, pero mis problemas no habían terminado. Casi inmediatamente sufrí un pinchazo, que me dejó ya definitivamente sin opciones de recoger algún punto.

Fue un lástima, porque el ritmo de carrera que teníamos era bueno y había alguna posibilidad real de abandonar Malasia con una mayor renta de puntos sobre Force India.

La carrera de mi compañero de equipo, Valtteri Bottas, fue buena, y al menos minimizó en parte el daño sufrido por mis problemas.

Cambiando de tema, esperamos hacerlo mejor en Japón, ya que esa pista nos ofrecerá otra buena oportunidad para nosotros. Estoy convencido de que Suzuka este fin de semana confirmará lo que el coche prometía en Malasia, aunque habrá una mayor degradación.

Decepción de Hamilton

Volviendo a Sepang, todos vimos la enorme decepción de Lewis Hamilton. Me recordó mucho a lo que me pasó a mí en Budapest, el año 2008, cuando estaba liderando solidamente la carrera del Gran Premio de Hungría, y a un par de vueltas del final el motor se paró repentinamente en la recta de meta.

Situaciones como esta son golpes muy duros para un piloto. No es sólo la gran decepción de perder la carrera, sino el hecho de haber perdido puntos muy valiosos para el campeonato.

Recuerdo la gran tristeza que sentí en aquel momento, porque sabes que no has hecho nada malo. Pero los problemas mecánicos forman parte de este deporte.

Por desgracia, hay que tener en cuesta estas cosas, aunque sigue siendo difícil aceptar lo que sufrí en Singapur 2008…