La renovación de Hamilton, pospuesta por el enfado de Mónaco
Lo ocurrido en Mónaco entre Mercedes y Lewis Hamilton puede traer consecuencias en la renovación del contrato... ¿o saldrán reforzados de esa 'crisis?
Foto de: Jerry Andre / Motorsport Images
El GP de Mónaco cambió las cartas que había sobre la mesa para Mercedes. La carrera del Principado, quinta cita del calendario 2021, ha dibujado un escenario que no entraba en los planes de la escudería de Brackley: Lewis Hamilton ha perdido el liderato del campeonato de pilotos en favor de Max Verstappen y la escudería cedió la cima del mundial de constructores ante Red Bull.
Si excluimos el punto por la vuelta rápida que se llevó Hamilton con un 1:12.909 con neumáticos blandos que batió por mucho el anterior récord, el inglés ha protagonizado quizá su peor carrera desde que lleva en la Fórmula 1.
Desde el jueves, Hamilton no encontró el feeling con el W12: al principio parecía que Mercedes podía estar ocultando sus armas, pero luego quedó claro que no podían poner los neumáticos a temperatura, aunque Pirelli había elegido los tres compuestos más blandos para el circuito urbano.
Lewis nunca encontró la confianza con el coche, mientras que Valtteri Bottas se adaptó con más facilidad al material disponible y al final quedó a sólo 50 milésimas de la pole de Leclerc, de la que Hamilton estuvo a más de siete décimas. En la carrera, el finlandés persiguió al líder Verstappen hasta su problema en boxes.
Hamilton, en cambio, no estuvo nunca entre las primeras posiciones y acabó en la misma posición que arrancó, séptimo. Lo hizo solo porque hubo dos abandonos delante de él (Leclerc antes de empezar, y luego Bottas), porque de lo contrario habría acabado más atrás, víctima de una estrategia de carrera suicida que no solo no le permitió hacer el undercut a Pierre Gasly, sino que incluso sufrió el overcut de Sergio Pérez y Sebastian Vettel.
Después de la clasificación, Hamilton tuvo un agrio enfrentamiento con los ingenieros del equipo, con la mediación de Toto Wolff, pero la reunión, por muy franca que fuera, no produjo ningún efecto positivo en el resultado del domingo, y el campeón inglés volvió a discutir con el equipo por radio y a tener un muy feo gesto al final.
Mercedes ha introducido una importante modificación en la parte delantera del W12, además de cambiar la relación de dirección para poder girar en Loews y Rascasse (aquí todos los cambios de Mercedes, explicados). El equipo de James Allison también ha trabajado en las ventajas aerodinámicas (para tener más carga frontal), pero los cambios introducidos no han debido de encajar con el estilo de conducción del campeón del mundo que, curiosamente, entró en crisis.
Los comentarios de Hamilton acusando al equipo de darle un coche no competitivo, mientras que en el pasado siempre ha mantenido que "se gana y se pierde juntos", no gustaron nada en Stuttgart, especialmente porque los dos W12 eran idénticos en configuración y puesta a punto.
Lewis, esta vez, se dejó llevar por la emoción del momento, consciente de que el reto a lo largo del año será mucho más duro de lo esperado, pero no gustó que los trapos sucios no se lavaran en casa, sino que se convirtieran en tema mediático.
Alguien en Alemania comentó las grietas que se han abierto en el equipo de Toto Wolff, como si el austriaco no tuviera del todo ahora mismo el control del timón del barco. Estas turbulencias tienden a sobrecalentar un ambiente que, en cambio, debería haber llegado a la renovación del contrato de Hamilton esta semana.
Sin embargo, según los rumores, se ha producido un enfriamiento. Mercedes tenía prisa por cerrar el acuerdo y el propio Lewis parecía decidido a firmar un contrato de un año más con una cláusula de una opción de ambas partes a prolongarlo una segunda temporada.
Se había llegado a un acuerdo económico (la confirmación de 30 millones al año), pero no al papel activo que el piloto querría en Mercedes cuando tuviera que colgar el casco. Un detalle nada menor que tuvo que negociar con la marca.
El asunto, sin embargo, estaría a cargo únicamente del director del equipo, que tiene hasta mediados de junio para desenredar el nudo formado y asegurarse de que no vuelva a ocurrir un tira y afloja como en la última renovación.
En definitiva, tras el GP de España, merecidamente ganado, parecía que para Mercedes todo iba por buen camino, alimentando las expectativas del octavo doble título mundial consecutivo. Sin embargo, el revés las calles de Montecarlo ha sacado a la luz la fragilidad técnica y deportiva que debe hacernos reflexionar sobre lo que ocurrirá en el resto de la temporada. Los nudos que han salido a la superficie tendrán que ser desatados...
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