Recapitulemos la saga del segundo asiento de Red Bull junto a Max Verstappen. Es una que, a todas luces, es demasiado larga y termina en una resolución que sería totalmente predecible para un equipo con un enfoque 'normal' del mercado de pilotos.

Carlos Sainz quedó disponible de manera inesperada para 2025 cuando en su escudería decidieron fichar a Lewis Hamilton, pero la familia neerlandesa no quería al español por si volvía a ocurrir algún problema como cuando eran compañeros en 2015. A principios de año, Sergio Pérez estaba haciendo su trabajo como segundo espada, por lo que Christian Horner decidió renovar su contrato antes de tiempo para evitar cualquier posible pérdida de confianza en sí mismo, pero eso no funcionó, y el rendimiento del mexicano cayó en picado.

Los de Milton Keynes trajeron de regreso a Daniel Ricciardo al Gran Circo para que sirviera como posible reemplazo, pero el australiano tampoco dio con la tecla y acabó derrotado por Yuki Tsunoda. El estado de forma de Sergio Pérez siguió bajando, hasta el punto de que en el conjunto austriaco pensaron en posibles sustitutos antes de las vacaciones de verano, con Liam Lawson en todas las portadas, aunque los rumores indicaban que el neozelandés no estaba a la altura después de las pruebas con el RB20, por lo que mantuvieron su voto de confianza en el mexicano.

En el Gran Premio de Singapur se conoció la despedida de Daniel Ricciardo, y desde entonces, Liam Lawson ocupó su asiento, pero Yuki Tsunoda continuó superando a su compañero en puntos conseguidos y clasificación, pero al director de los de Milton Keynes no le gustaba demasiado. Así pues, la elección estaba entre retener a Sergio Pérez, con todos los millones en patrocinio que aportaría, siendo así un piloto de pago, o mostrarle la puerta de salida y ascender al neozelandés. Se eligió lo último.

Estés o no en la elección, hay cualidades muy claras que ofrece a su nueva escudería. Consistencia, dureza en la pista y un fuerte ritmo de carrera, y si el monoplaza es bueno, ganará carreras, si las condiciones son las adecuadas, pero en última instancia está ahí para respaldar la defensa del título de Max Verstappen en 2025. La medida del éxito será simplemente reducir la brecha que había entre los dos pilotos de Red Bull.

Sin embargo, la decisión de los austriacos de contratar a Liam Lawson plantea una pregunta importante. Si ahora es lo suficientemente bueno para ascender al primer equipo, ¿por qué no se le consideró lo suficientemente bueno para un lugar en el Visa CashApp RB hace un año?

Cuando AlphaTauri decidió cambiar de nombre, nombró a sus pilotos para 2024, y lo hizo en un momento en el que Daniel Ricciardo estaba de baja por una fractura en la mano después de la FP2 del Gran Premio de Países Bajos. También lo hizo en un instante en el que el neozelandés entró en Faenza y parecía tener una buena relación calidad-precio, sobre todo después de impresionar con su novena posición en el Gran Premio de Singapur.

Liam Lawson, en su etapa de cinco carreras con la escudería italiana, parecía más 'en forma' que Daniel Ricciardo desde el principio. No fue del todo sorprendente que el australiano y el japonés acabaran como titulares para la pasada temporada, pero hubo muchos que consideraron que el neozelandés merecía un curso completo.

Por lo tanto, la elección de Liam Lawson dentro del 'experimento Daniel Ricciardo' es aún más curiosa. ¿Cuál era el punto? El equipo desperdició un año tratando de reavivar una vieja llama, puramente basada en la idea de que él era el único piloto que podía estar a la altura de Max Verstappen de manera regular, con una teoría que decía que si conseguía volver a su mejor nivel, podría sustituir a Sergio Pérez.

En un deporte muy técnico, los de las bebidas energéticas parecían basar su decisión de usar al australiano puramente en la buena voluntad. En realidad, el ganador de ocho pruebas en el Gran Circo quizá había terminado con la Fórmula 1, o al menos necesitaba todo el 2023 para volver a su estado de forma, en lugar de los seis meses que tuvo, ya que empezar desde el Gran Premio de Hungría a expensas de Nyck de Vries, lo lanzó a una situación de la que escapó de McLaren, con incomodidad, desconocimiento y sin la preparación adecuada. 

Hizo lo que pudo, ya que Daniel Ricciardo es un tipo que sabe aguantar las circunstancias difíciles, pero no era lo ideal. Tal vez el atractivo de un regreso a Red Bull era demasiado grande, pero la tentadora zanahoria al final del palo siempre parecía demasiado lejos de su alcance.

Bajo la confianza de Milton Keynes, el australiano pilotó el RB19 en una prueba en Silverstone en 2023 como parte de su papel de tercer piloto. La afirmación era que hizo una vuelta lo suficientemente buena para la primera fila de la carrera de ese año, algo que se reprodujo en 'Drive to Survive' para crear más interés en esa historia.

¿Es Red Bull un equipo adicto a la superstición, hasta el punto de ignorar voluntariamente las diferencias en las condiciones de pista y neumáticos? Tal vez querían deshacerse de Nyck de Vries, o tal vez creían que podían 'rehabilitar' a Daniel Ricciardo.

Aquí es donde la propia visión del pasado de los austriacos creó un efecto de cámara oscura. Es cierto que, en 2016 y 2017, el australiano era el mejor piloto, ya que Max Verstappen era todavía muy joven, y propenso a salpicar algún que otro error con la alta presión a la que estaba sometido y con sus atrevidos adelantamientos, pero en 2018 fue al revés.

La narrativa en ese momento era que Daniel Ricciardo estaba sufriendo más por problemas de fiabilidad, pero, en realidad, el neerlandés lideró el duelo en la clasificación con un resultado de 15-6 y, a medida que avanzaba la temporada, comenzó a encontrar una ventaja cada vez mayor sobre su compañero de equipo más experimentado. 

El australiano brilló en el Gran Premio de China, y su victoria en el Gran Premio de Mónaco fue una historia de redención después de que los propios errores de su escudería en el pitlane le costaran en otra ocasión el triunfo, pero esas fueron sus dos últimas grandes carreras. Su decisión de irse a Renault en 2019 no se recibió muy bien en Red Bull, pero en la fría pantalla LCD del cronómetro, seguía alejándose del holandés.

Expone una mayor dualidad de la estructura de gestión de pilotos del conjunto. Aquellos que no se consideran lo suficientemente buenos acaban fuera, a menos que un piloto tenga un catálogo de buenas actuaciones. Eso dio crédito tanto a Daniel Ricciardo como a Sergio Pérez, por lo que el equipo se demoró demasiado en ambos en un intento de volver a hacer brillar lo que un día se apagó. 

En dos ocasiones, el pozo se secó, pero tanto Christian Horner como Helmut Marko lo miraron con la ciega esperanza de que el agua volviera a aparecer. Para una escudería famosa por su falta de sentimentalismo, el sentimiento se apoderó de ella, y se perdió en el mercado de pilotos porque simplemente no vieron más allá de sí mismos.

Puede que Liam Lawson sea el más adecuado para el equipo, o puede que no. El conjunto podría haber sido mejor dejando a un lado sus prejuicios y ascendiendo a Yuki Tsunoda, pero, al igual que se centró demasiado en Daniel Ricciardo y Sergio Pérez, dieron poca importante al japonés en la misma medida.

En cualquier caso, su anterior experimento con el australiano parece ahora una pérdida de tiempo, porque al intentar salvar su carrera, la mataron por completo, y eso también tuvo el efecto adverso de darle menos en qué fijarse al comparar a Yuki Tsunoda y Liam Lawson. Como tal, el neozelandés tiene una gran tarea por delante para alcanzar al que será su compañero, y estará esperando que la falta de tiempo en un asiento no dañe sus preparativos.

A Red Bull no le importará porque, pase lo que pase, tiene a Max Verstappen, pero habrá un día en que no sea así, y si el proceso de selección de pilotos se sigue viendo afectado por la indecisión y la inercia, el equipo habrá creado sus propios problemas a la hora de formular un plan de sucesión.

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