Un problema que podría ser crítico para la entrada de Audi a la F1
El Grupo Volkswagen entrará a la Fórmula 1 en 2026 y ya están preparando la llegada de Porsche, pero de momento con Audi no pueden decir lo mismo.
Foto de: Volkswagen Motorsport
Herbert Diess, consejero delegado del Grupo Volkswagen, fue el encargado de anunciar la llegada de Audi y Porsche a la categoría reina del automovilismo. Porsche ya ha puesto sus motores en marcha, mientras que Audi está teniendo más problemas de lo esperado. Tras el fracaso de las negociaciones con McLaren, toca elegir un socio nuevo.
En estos momentos, parece que Aston Martin y Williams son los principales candidatos pero, además de tener que tomar esta decisión, Audi necesita superar el problema que conlleva colaborar con un equipo que seguirá siendo motorizado por Mercedes durante varios años.
Esta entrada del Grupo Volkswagen a la Fórmula 1 coincidirá con la llegada del nuevo reglamento técnico referente a las unidades de potencia, que entrará en vigor en 2026.
Esta confirmación no fue una sorpresa, ya que los rumores sobre el interés del grupo alemán se habían filtrado desde hace más de un año, en vísperas del Gran Premio de Austria de 2021.
Los rumores de los últimos meses han ido más allá, revelando más detalles sobre el programa previsto para Porsche, que se unirá a Red Bull gracias a una sinergia entre el fabricante alemán y el departamento de motores puesto en marcha el año pasado por la escudería de Milton Keynes, y que ya está operativo tras la adquisición de muchos antiguos técnicos de Mercedes.
Concepto de monoplaza de Fórmula 1 de Porsche
En el paddock de Miami se habló sobre cómo se estructurará esta colaboración, y todo parece indicar que Porsche se encargará del diseño y de la construcción del V6 endotérmico, mientras que Red Bull se hará cargo de la parte híbrida del propulsor.
Por ahora se trata de rumores que se verificarán, o no, en los próximos meses, pero el proyecto de mayor inquietud es el de Audi. En este caso no se trata de un suministro de unidades de potencia a un equipo ya presente en la Fórmula 1, sino de la adquisición de una escudería, que se convertirá en el equipo oficial de los 'cuatro aros' con un proyecto completo de coche y motor.
Este programa tiene dos problemas que los responsables del fabricante alemán deberán superar. El primero es, claramente, llegar a un acuerdo con un propietario dispuesto a vender su equipo, una operación que hace tres o cuatro años hubiera sido relativamente sencilla, pero que hoy, con el momento de gracia que vive la Fórmula 1, es menos evidente y más costoso.
La escudería señalada como la más fácil de adquirir por parte de los directivos de Audi es Aston Martin. El entusiasmo del propietario, Lawrence Stroll, es proporcional a los resultados obtenidos en la pista, por lo que es fácil suponer que las motivaciones que llevaron al magnate canadiense a comprar Force India en 2018 pueden no ser ya las mismas que hace cuatro años. El plan "B" es Williams, una estructura que, sin embargo, necesita más inversión en el frente técnico.
Sin embargo, los problemas de Audi no se limitan a la compra de un equipo, que también podría producirse con relativa rapidez. Si logran convertirse en propietarios de una escudería, tendrán que decidir cómo se gestionará el proyecto durante 2023, 2024 y 2025, periodo en el que las unidades de potencia seguirán siendo las actuales tras la congelación que se produjo a principios de 2022.
Que la marca alemana llegue a un acuerdo con un equipo cliente de Mercedes no es justificable desde el punto de vista del marketing, al igual que no es realista imaginar que Ingolstadt pueda diseñar y construir un propulsor con las especificaciones actuales solo para uno o dos cursos.
"Sin tener en cuenta que la competencia no se entusiasmaría al ver a un fabricante de motores hacer una nueva unidad de potencia en un período de congelación técnica", confesó una persona cercana al proyecto.
Sobre el papel hay dos soluciones claras. La primera se considera una especie de "misión imposible", ya que implicaría convencer a uno de los actuales motoristas de que, en el caso de la adquisición de Aston Martin o Williams, para que su motor llevase la marca de Audi.
Estamos hablando de fabricantes que compiten a diario en el mercado mundial del automóvilismo, por lo que en el paddock nadie está dispuesto a apostar ni un solo euro por este escenario. La otra alternativa es seguir siendo socios silenciosos, es decir, adquirir la propiedad del equipo y empezar a aportar con las inversiones que se consideren necesarias, pero sin ningún anuncio oficial.
Aunque se filtraría la noticia del cambio de titularidad, sin la confirmación de los directamente implicados y manteniendo los nombres actuales, no sería nada oficial. Evidentemente, sería una solución de fachada, pero hoy en día la fachada es, a menudo, más importante que los propios cimientos, sobre todo cuando se trata de grandes constructores.
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