'Con los test de Barcelona, la F1 arruinó el menú a los fans'

A estas alturas de la vida, año 2022, nadie va a descubrir que el dinero mueve el mundo. Pero asumir ese principio no debe impedir levantar la voz: con el 'apagón' a los test de Barcelona, la F1 ha hecho un feo a la afición.

Después de vivir un desenlace de campeonato que se recordará durante décadas, unido a un nuevo reglamento que se propone igualar las cosas, la expectación de cara al curso 2022 es mayor que nunca. La Fórmula 1 vivió en el final de 2021 un boom que era el soñado por los dueños de la categoría, pero en lugar de aprovechar la ola en este 2022 directamente han decidido volver a la orilla.

Tras un enorme plato principal y espectacular postre el año pasado, este 2022 arranca para los fans sin el reencuentro con el sabor de la F1, sin el aperitivo especial que siempre es la pretemporada.

Impedir la retransmisión de los test de Barcelona, afearlos al considerarlos un shakedown dando a los de Bahrein el título de 'test oficiales' y sobre todo, cerrarlo al público, va contra la intención de los jefes de la F1 de expandirse cada vez más y llegar a cuanta más gente, mejor.

No es que cada año la afición acudiera en masa al Circuit de Barcelona-Catalunya en febrero, y claro que históricamente los test no se han retransmitido y la F1 ha seguido viva, pero diferenciar de esa manera las pruebas que se harán en Montmeló con las que vivirá luego el Circuito Internacional de Bahrein es un atropello.

Es decir, lo que chirría (y molesta) es que una semana, un país, sí... y el otro no.

Lo evidente es que Bahrein ha querido entero el foco de que el mundo conozca los nuevos monoplazas, ha buscado crear el máximo suspense y la manera de hacerlo era solicitando a la F1 'silenciar' los test que se celebran en España.

¿No había otra manera? Cambiar las fechas conlleva problemas logísticos, y además Bahrein es precisamente la sede de la primera carrera, solo una semana después de los test, pero seguro que existía una opción para que ellos se llevaran los primeros flashes sin dejar a Barcelona, y sobre todo a los fans que no podrán vivir ni desde las gradas ni desde la tele, sin los suyos.

En ningún análisis se puede obviar que la Fórmula 1 es una empresa y como tal, busca siempre los mayores beneficios. Nunca le ha importado cambiar circuitos míticos y repletos de gente por otras pistas en países sin tradición, donde las gradas lucían semi vacías o vacías del todo, y nunca le va a temblar el pulso a la hora de tomar medidas impopulares. Pero no se debe olvidar que, si bien hay otros caminos de llegar al dinero, cuidar y mimar a la gigantesca base de aficionados es, no solo de justicia, sino también de lógica.

Porque al final, más que a los medios (que consigan ir o no, tendrán información de lo que allí ocurra), el desplante es a la afición. Y aunque ya se han leído todo tipo de justificaciones y defensas... no se habrá atrevido nadie a hablar de la pandemia, ¿verdad? Sería insultante mencionarlo como un motivo para que los test sean a puerta cerrada mientras conciertos y estadios se llenan.

¿Y estamos seguros de que no habrá algún aficionado audaz que consiga imágenes y las comparta en redes sociales? Sin incitar a nadie a hacer nada ilegal, tendría algo de justicia poética.

Los dueños de la F1 habían dado grandes pasos hacia el acercamiento entre un deporte de por sí elitista y la afición, pero de repente se han marcado un paso en falso, o hacia atrás, con una decisión que solo se explica por dinero y que no tiene justificación posible. ¿Qué es del deporte sin los aficionados?

Vídeo: coches de F1 que no llegaron a competir