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Opinión: La F1 en peligro. Los agoreros están equivocados

La introducción del cockpit de protección en los Fórmula 1 no afecta de ninguna manera al deporte, sostiene Jonathan Noble.

Daniel Ricciardo, Red Bull Racing RB12 con el aeroscreen

Red Bull Content Pool

Kimi Raikkonen, Ferrari SF16-H con la cubierta de la cabina de halo
La cubierta de la cabina de Halo usada en el Ferrari SF16-H
Sebastian Vettel, Ferrari SF16-H, probando el concepto Halo.
Sebastian Vettel, Ferrari SF16-H, probando el concepto Halo.
Alex Wurz, Williams piloto Mentor y Presidente de la GPDA
El gran accidente de Fernando Alonso, McLaren MP4-31
El gran accidente de Fernando Alonso, McLaren MP4-31
Fernando Alonso, McLaren MP4-31, sale del coche tras su gran accidente
Daniel Ricciardo, Red Bull Racing RB12 con el aeroscreen
Daniel Ricciardo, Red Bull Racing RB12 con el aeroscreen
Daniel Ricciardo, Red Bull Racing RB12 con el aeroscreen
Daniel Ricciardo, Red Bull Racing RB12 con el aeroscreen
Daniel Ricciardo, Red Bull Racing RB12 con el aeroscreen
Daniel Ricciardo, Red Bull Racing RB12 con el aeroscreen
Lewis Hamilton, Mercedes AMG F1 Team celebra un final 1-2 para el equipo
Lewis Hamilton, Mercedes AMG F1 Team W07

Los seres humanos odian los cambios. Así que no es de extrañar que la irrupción este año del Halo y el Aeroscreen hayan acelerado las emociones entre los pilotos de Fórmula 1, los miembros de los equipos y los fans sobre si se está en el camino correcto.

Les gusten los conceptos de nuevos cockpit, los odien o simplemente no les importe, no hay duda de que cada persona tiene su propia opinión personal sobre su atractivo visual.

Pero hay un argumento, que ha surgido en las últimas semanas sobre el tema, que necesita ser suprimido firmemente: que con la llegada de una mejor protección en el cockpit del piloto para aumentar la seguridad, se va a arruinar este deporte. ¡Qué disparate!

Este punto de vista ha sido impulsado por una teoría más amplia, la cual acepto. Y es que si haces un F1 cien por cien seguro, sin riesgo  ni peligro alguno, tampoco va a ser bueno.

Lewis Hamilton –quien no parece impresionado por el Halo o el Aeroscreen- habló acerca de su construcción el pasado fin de semana en Rusia.

“Nos tratan como si fuéramos niños en un F1, ‘estos chicos, que están locos, podrían morir en cualquier momento’” dijo. “Todo el que viene a hablarme que acaba de empezar a ver F1 me pregunta si es tan peligroso”.

“Una gran parte de la gracia de la F1 es el temor por lo que haces. Si le quitas eso cualquier persona podría hacerlo, casi. La clave es quién puede hacerlo”.

El atractivo del riesgo

Hasta cierto punto, por su puesto, tiene razón. El motivo por el que la F1 mantiene un atractivo para muchos aficionados es por ser un deporte extremo, y que cada vez que un piloto cierra la visera de su casco sabe que hay una posibilidad de que pueda hacerse daño con su coche, o incluso morir cuando sale a pista.

Pero el debate de la cabina cerrada no es para arruinar el elemento de peligrosidad de la F1 (de hecho, algunos argumentan que podría ser más peligroso la dificultad de salir del coche tras un accidente con la cabina, o en términos de visibilidad…) porque no va a restar probabilidades a que un piloto se estrelle. Los coches seguirán circulando a 300 Km/h y seguirán golpeándose contra las vallas, por lo que seguirán volando por los aires.

Si estuviésemos hablando a cerca de limitar la velocidad a 50 Km/h, de envolver los coches entre algodones, obligar a llevar intermitentes para señalizar los adelantamientos, construir escapatorias enormes alrededor de toda la pista para que fuera imposible chocar contras las vallas, o la imposición de regulaciones contra los contactos, entonces sí eso sería robarle el alma a este deporte.

Pero atornillar una pieza extra de protección del cockpit como parte del impulso constante de la F1 para mejorar la seguridad, no tiene mayor importancia en comparación con otros muchos elementos introducidos a lo largo de los últimos años.

Evolución en la seguridad

¿Ha arruinado a la F1 la introducción de los cascos, los cinturones de seguridad, las vallas neumáticas, las pruebas de choche o los dispositivos HANS? De ningún modo. ¿Va a ser destruida la F1 por algún tipo de protección extra para el cockpit? No.

Los coches van a seguir corriendo a 300 Km/h y lo que rodee al cockpit, ya sea una pantalla o una estructura, seguirá chocando, pero no habrá contacto.

El accidente de Fernando Alonso en Australia habría sido igual de espectacular con la protección del cockpit, y probablemente hubiera sufrido las mismas lesiones.

Los avances en seguridad, en realidad, pueden servir para mejorar el espectáculo, porque si los pilotos saben que hay elementos que les protegen mejor, pueden estar dispuestos a asumir más riesgos.

Si un coche está equipado con un Halo, campeones del mundo como Lewis Hamilton, Sebatian Vettel y Fernando Alonso, todavía serán más valientes pilotando por Eau Rouge para tener más éxito que sus rivales menos cualificados y traer a casa victorias y títulos.

Como presidente de la GPDA, Alex Wurz dijo la pasada semana: “Uno de los mensajes centrales del ADN de la F1 es que hacemos coches rápidos, realmente locos y que nos empujan a los límites. Los hacemos de la manera más segura para que sean los chicos los que puedan apretar más allá de los limites, sin aturdirles con controles en el coche. Y no estamos teniendo que ir a demasiados funerales”.

“Y sólo porque alguien pone un Halo sobre su cabeza, o cualquier otro tipo de protección adicional sobre usted, no significa que vaya a tener menos opciones de ganar la carrera o que un piloto menos experto vaya a ganar el campeonato. Sólo va a tener la suerte de que si alguien pierde un neumático y éste cae sobre su coche quizá pueda sobrevivir”.

Y Wurz señala con razón que la tendencia de pilotos muertos y heridos se ha reducido en los últimos 50 años, nada que ver con la trayectoria de la popularidad de la F1 entre los fans, que ha crecido enormemente en los últimos años.

Y añade: “A partir de la década de los 60, cuando cada seis grandes premios moría un piloto, y entre Ayrton Senna y Jules Bianchi, que fue un accidente nada habitual debido a un objeto externo en el circuito, hay una línea muy clara en el gráfico de reducción de muertes y heridos graves”.

“El otro gráfico que tiene que mostrar es el de la popularidad de este deporte, que está subiendo. Por lo que en ningún momento los datos hablan de que necesitemos lesiones o muertes para hacerlo más popular”.

Debate estético y de seguridad

Y tiene razón de nuevo. No hay que confundir el debate visual (y por mi parte deseo que la solución final que tome la F1 sobre esta protección tenga un aspecto mejor que el de los prototipos que hemos visto) con el debate de la seguridad.

Con mucho gusto mantendré con cualquiera una discusión, con una pinta de cerveza en la mano, acerca de si el Halo o el Aeroscreen es bueno o malo estéticamente con respecto a los cockpit abiertos desde un punto de vista filosófico.

Pero no tengo tiempo para discutir con nadie que sugiera que la introducción de estos elementos le reste factor riesgo a la F1 y dará lugar a un deporte tan higienizado que nadie quiera ver.

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