El semáforo del GP de Francia 2019 de F1

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El problema hidráulico que sufrió Norris impidió redondear un genial fin de semana para McLaren. El equipo volvió a introducir mejoras y dio otro pasito en la dirección correcta, logrando su mejor resultado en cinco años en clasificación (algo que no lograban desde que llevaban motor Mercedes), y en carrera Sainz logro ser el 'mejor del resto'.

El español está mostrando una genial cara, ganando posiciones en la salida una y otra vez, y su compañero novato rinde a la altura de lo que se esperaba de él, aupando al equipo a la cuarta plaza del campeonato de constructores.

El camino es largo, habrá pistas que se adapten menos al MCL34 y de momento no les da para estar con los tres primeros, pero durante este gran premio ya se acercaron a Red Bull en determinados momentos y están, como clientes de Renault, por delante del equipo oficial. La reestructuración va dando sus frutos, aunque dicen que hasta 2020 no se verán los resultados, y el equipo parece sonreír.

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Lewis Hamilton está en su mejor momento y la pregunta comienza a ser si ganará su sexto título (algo que solo ha logrado Schumacher) en septiembre u octubre. Lleva seis de ocho y se escapa en el mundial sin oposición, habiendo borrado cualquier sombra que pudiera hacerle su compañero. No tiene rival.

Precisamente por eso chirrían más ciertos comportamientos o actitudes del británico. Tras sus quejas por radio y hacer el número de arrepentirse y de subir a Vettel al primer escalón del podio en Canadá, se coronó este fin de semana. Acusó a Ferrari de pensar demasiado en recurrir esa carrera y muy poco en preparar el GP de Francia al llegar al circuito, precisamente él, que el jueves se ausentó del Paul Ricard para ir a un funeral de un modista.

Eso no le descentró, como se vio. Rindió a su mejor nivel en clasificación y carrera, y nadie puede quitarle el mérito. Pero luego se empeña en dar épica incluso lo que no la tiene ni se la puede sacar. Publica mensajes místicos en redes sociales como si el mundo fuera en su contra y no (como va) a su favor, como si le odiara la vida. Se empeña en exagerar problemas mínimos en su coche, asegura que creía que iba a reventarle un neumático con el que, en la penúltima de carrera y tras más de 20, casi hace la vuelta rápida.

Tranqui, Lewis, tendrás tu sexta corona y nadie te la podrá cuestionar. Eres muy bueno y es innegable, no hace falta exagerarlo tanto.

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El GP de Francia 2019 no pasará a los libros de historia de la Fórmula 1 como uno de los más divertidos. De hecho se podría añadir al diccionario como sinónimo de aburrido. Este verano se dirán "Hola, ¿qué tal?", "Pues aquí, GP de Francia 2019". No hubo acción más que en las últimas vueltas y, pese a que la carrera se hizo larga, al final quedó la sensación de que fue corta, de que con dos o tres giros más habríamos visto mayores y mejores duelos incluso en el podio.

El circuito, con sus infinitas (y visualmente molestas) escapatorias no da lugar al espectáculo a pesar de las largas rectas, pero además la actual generación de monoplazas, que sigue sin resolver el problema de seguir a otro coche sin perder rendimiento, tampoco ayuda. Dice Hamilton que a quien hay que culpar es a los que hacen las reglas, no a los pilotos. Bueno, sí, pero no.

Los equipos y los pilotos también han contribuido a este reglamento, y precisamente Lewis y su equipo no pueden echar balones fuera. Con el calendario 2020 aún por definir, será un lamento ver a algún circuito mítico salir del mundial mientras uno como el actual Paul Ricard se mantiene. Ha conseguido ese gran premio que algunos vividos en Mónaco no parezcan tan malos. Hay que analizarlo.