El semáforo del GP de Austria 2019 de F1

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Leclerc era candidato al verde, pero le sobraron dos vueltas. Verstappen también, pero falló en la salida cayendo del 2º al 8º lugar, e incluso Vettel podría merecerlo. Pero quien, fuera de los focos (y de las imágenes de televisión) más brilló, fue Carlos Sainz.

Condenado a salir al fondo de la parrilla porque McLaren quería evitar sanción en Silverstone, su presencia en clasificación fue testimonial, y su tristeza y rabia, entendibles. Sin embargo, dejó eso a un lado desde el domingo por la mañana y tras otra buena salida (suma y sigue) realizó una carrera muy inteligente que, ayudada por un MCL34 competitivo, le aupó del 19º al 8º lugar.

Y pudo ser séptimo, ya que iba a la caza de Gasly, pero dañó su alerón delantero al pasar de manera excesiva sobre un piano y se tuvo que conformar con cuatro puntos demostrando que definitivamente ha dejado atrás el complicado inicio de año. Sainz se muestra más maduro y completo que nunca y sigue creciendo junto a un McLaren que vuelve a dar pequeñas alegrías.

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El amarillo para Ferrari bien podría ser naranja. Tercera carrera que tienen en su mano y tercera que pierden. Lideraron 47 (de 57) vueltas en Bahrein, 68 (de 70) en Canadá y 59 (de 71) en Austria, pero en ninguna acabaron ganando. Merecen reconocimiento porque sumaron su tercera pole e hicieron cambios que parecieron funcionar, especialmente los de su alerón delantero. Pero no fue suficiente.

En un gran premio en el que tenían el coche más rápido, el sábado se distinguieron de sus rivales con una estrategia que finalmente hizo que Leclerc llegara al final con peores gomas y perdiera el triunfo. Y además, les falló fiabilidad en el coche de Vettel (por segundo sábado consecutivo) y la pifiaron en su pitstop, tirando por tierra un más que posible doble podio.

En un fin de semana donde Mercedes no estuvo a su altura y donde Hamilton falló (rompió su alerón delantero en una maniobra que repitió varias veces durante el gran premio), sacaron menos tajada de la que necesitan para acercarse al equipo alemán. Un claro 'sí', pero 'no'.

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Se podría hablar de nuevo de diferentes filosofías con las que juzgar acciones en las que un rival tiene que salirse de pista. Se podría reflexionar sobre otra ocasión en la que es Verstappen el favorecido en una jugada polémica, pero su compañero Gasly le echa una mano y evita que este 'rojo' se centre en la inconsistencia de los comisarios.

El francés se puso séptimo tras la mala salida de Max, que era octavo en los primeros giros, y sin embargo la diferencia entre ellos al final de la carrera fue de una vuelta. Acabó doblado por su vecino de box, que ganó la carrera mientras Gasly volvió a fallar en el objetivo mínimo que se le pide: tiene el tercer mejor coche, bastante mejor que el cuarto, por lo que debe quedar al menos el sexto.

Cuando Red Bull ha demostrado que con motor Honda también se pueden ganar carreras, han dado con un piloto que está rindiendo peor de lo que hicieron otros en el equipo austriaco en el pasado y que fueron echados o descendidos. Sería extraño que le renovaran para 2020, pero debe dar gracias de que lo que viene detrás en el programa de Red Bull no es lo suficientemente destacado como para provocar uno de esos cambios a mitad de año tan propios de los de las bebidas energéticas...