¿Mérito de Red Bull o demérito de Ferrari en Miami 2022?

¿Es Red Bull el que ganó el Gran Premio de Miami o es Ferrari el que lo perdió? La pregunta puede parecer engañosa, ya que el resultado de la carrera es el que es, pero como se suele decir en todos los deportes; no siempre gana el mejor.

En los análisis posteriores a la carrera, se destacó la superioridad de la escudería austriaca. El propio Mattia Binotto dijo tras la carrera, cuantificándolo en un par de décimas por vuelta. En definitiva, una diferencia pequeña, pero suficiente para definir el resultado a favor de Max Verstappen.

Tras el éxito de Max en Florida y su anterior victoria en Imola, el RB18 parece haber dado un enorme paso adelante a nivel técnico, ya que Charles Leclerc no pudo seguir el ritmo del neerlandés en Italia y, en Miami, pese a conseguir la pole, no pudo mantener la primera posición en carrera.

Sin embargo y tras un análisis detallado de lo sucedido en el fin de semana de Miami, algunos datos merecen ser leídos con más detenimiento. El primer número que nos debe hacer pensar es el 18, en referencia al delta de temperatura que se registró en el asfalto entre la clasificación y la carrera.

El sábado, durante la FP3, la temperatura fue de 54 ºC, mientras que el domingo bajó a 36 ºC para la carrera. Un salto muy grande que cambió los rendimientos junto a la lluvia vespertina que barrió los restos de neumáticos depositados en la pista durante los dos días anteriores.

De ver a los dos Ferrari en primera fila, a una incontestable victoria de Verstappen y Red Bull. Se ha repetido en numerosas ocasiones que el piloto neerlandés no logró hacer una vuelta perfecta en la última tanda de la Q3, pero viendo las onboard, la de que Leclerc tampoco fue perfecta pese a conseguir la pole position. 

Queriendo simplificar los datos, podemos decir que hemos pasado de un Ferrari capaz de gestionar un margen de una décima en la vuelta rápida sobre Red Bull, a perder dos décimas en carrera. Quizás debido a un F1-75 demasiado cargado aerodinámicamente.

En los entrenamientos libres del viernes, el calor húmedo de Miami, combinado con un asfalto que tendía a desmoronarse, provocó que el equipo de Maranello decidiese no estrenar el alerón trasero descargado que había creado únicamente para este evento, apostando por una configuración más antigua.

Con este cambio, renunciaron en parte a una mayor velocidad punta, buscando más adherencia en un asfalto muy resbaladizo, con el fin de potenciar las cualidades de aceleración y tracción que posee el actual monoplaza del equipo italiano.

La elección resultó ser perfecta para la clasificación, pero se volvió contraproducente en la carrera. El descenso drástico de la temperatura hizo que la pista fuera menos resbaladiza, por lo que Red Bull no sufrió en lo más mínimo con los neumáticos medios, mientras que Ferrari se encontró con un coche demasiado pegado al suelo, perdiendo todavía más velocidad punta.

Ocurrió todo lo contrario a lo pensado por Ferrari, incluso apareció el graining en la parte delantera del neumático derecho de Leclerc, lo que obligó al piloto monegasco a reducir el ritmo y en consecuencia perder la primera posición ante Verstappen. 

En resumen, el domingo todo funcionó en contra de lo que necesitaba F1-75. Lo que en un principio fue una apuesta ganadora el viernes, resultó ser una elección errónea el domingo.

En cambio, para Red Bull, el fin de semana fue al contrario: Verstappen el viernes solo dio un par de vueltas por problemas con la caja de cambios primero y luego con el sistema hidráulico que acabó provocando un incendio, un duro golpe para el piloto neerlandés, ya que al ser un trazado completamente nuevo, era de vital importancia acumular vueltas para el aprendizaje.

La drástica caída de las temperaturas del domingo también ayudó a la fiabilidad del RB18, que no sufrió tanta degradación en sus neumáticos y, sobre todo, hizo que fuese más fácil evitar el sobrecalentamiento que en este inicio de temporada tantos dolores de cabeza ha dado.

En conclusión, lo más correcto sería considerar que la carrera de Miami la perdió Ferrari a raíz de una apuesta arriesgada. Pero afortunadamente para ellos, terminar con dos coches en el podio significó una importante limitación de daños.