El fabricante alemán sufrió varios problemas de fiabilidad durante las dos semanas de test en Barcelona en febrero. No solo el equipo oficial, sino también uno de sus clientes, Williams, tuvo que cambiar sus propulsores en varias ocasiones.

Lewis Hamilton admitió al final de los seis días de test que el equipo no estaba particularmente cómodo con la situación.

"¿Es una preocupación? Sí, por supuesto. Normalmente en la pretemporada tenemos mucha más confianza en la fiabilidad, por lo que no ha sido perfecta", comentó el vigente campeón del mundo.

Mercedes envió de vuelta sus motores a su sede en Brixworth (Reino Unido) para que se realizara un detallado análisis y el trabajo completado desde entonces permitió a sus ingenieros entender completamente qué pasó.

Los problemas de la primera semana, que obligaron a Mercedes a cambiar el motor antes del último día, fueron causados por problemas de refrigeración con el MGU-H. En la segunda semana, se implementaron algunas modificaciones para ayudar a solucionar el problema y este no se repitió de nuevo.

Pero la avería de los últimos tres días de pruebas se debió a dos fallos en el cojinete, y Mercedes ya ha aplicado contramedidas para su motor especificación 1, que utilizará desde este fin de semana en el GP de Australia.

A pesar de los problemas de pretemporada, Mercedes no ha tenido que dar un paso atrás en su especificación, y confía en que no tendrá que limitar la agresividad de los modos del motor para asegurarse la fiabilidad.

Antes de la primera carrera de la temporada, Toto Wolff, jefe de Mercedes, dijo: "Estamos encantados de haber encontrado los problemas en los test en lugar de en un fin de semana de carreras, ya que así pudimos trabajar en arreglarlos sin sanciones".