Tras una pretemporada muy negativa que hizo explotar al propio Alonso ("el motor no tiene ni potencia ni fiabilidad") por fin llegó el primer gran premio, el de Australia. Fernando acumuló 37 vueltas y fue 12 en la FP2, pero lamentó tener que seguir la puesta a punto que el resto de equipos pudieron hacer durante las pruebas de invierno.
La primera sesión de clasificación acabó con Alonso logrando la 13ª plaza, aunque dijo que ese no era motivo para celebrar. Aún así, se mostró feliz con su rendimiento personal y cuando se le preguntó qué era lo que le mantenía motivado, dijo: "Tratar de conseguir milagros". Lo intentaría en carrera...
...y casi lo consigue. El español, con un lento McLaren, se aferró a la décima plaza y a punto estuvo de sumar su primer punto. Sin embargo, a falta de cinco vueltas fue superado por Ocon y Hulkenberg con su coche ya dañado. Se le había roto la suspensión y llegaba así su primer abandono. "Nunca tuve un coche tan poco competitivo, fue la mejor carrera de mi vida", dijo el asturiano. Sin premio.
Los libres del GP de China se vieron afectados por las condiciones climatológicas, especialmente una niebla que no permitía maniobrar al helicóptero médico en caso de accidente. Alonso dio pocas vueltas en FP1 (5, aunque otros pilotos no dieron más) y la FP2 fue cancelada. Cuando se le preguntó si esas condiciones extrañas les favorecían fue tajante: les daba igual, por fiabilidad no podrían rodar mucho...
Con un McLaren poco competitivo, Alonso logró pasar de nuevo la Q1 y clasificar 13º, algo que consideró como un "regalo divino". Prometía guerra en carrera y esperaba que la lluvia apareciera.
Consiguió rodar en el top10 durante gran parte de la carrera, resistiendo estoicamente en la octava posición. Sin embargo, a falta de 21 vueltas, de nuevo otro problema de fiabilidad y segundo abandono en dos carreras. Había fallado uno de los palieres y eso arruinó su genial salida y su muy buena carrera. "Esto ha sido igual o mejor que lo de Australia", declararía ante las televisiones.
El miércoles previo al GP de Bahrein, Alonso anunció que se saltaría el GP de Mónaco porque estaría disputando las 500 Millas de Indianápolis. Un soplo de aire fresco a una temporada que había empezado horrible, una evidencia de buscaba nuevas aventuras y toda la expectación del mundo por ver al bicampeón en una competición totalmente nueva para él. Todo un reto.
Alonso fue 8º en FP1 y 14º en FP2, y pudo dar 45 vueltas entre las dos sesiones. Esta vez la ruleta rusa de Honda le tocó a su compañero Vandoorne, que se vio obligado a cambiar motor. Alonso calculó que el déficit de su unidad de potencia era de un segundo y medio y aún así, decía, veía posible puntuar.
La clasificación del GP de Bahrein fue tortuosa para Fernando. Pasó a duras penas la Q1, entre otras cosas por el problema que tuvo Sainz, que ocupó una plaza entre los eliminados. Sin embargo, cuando estaba en vuelta rápida en la Q2, su motor se rompió, obligándole a entrar en el pitlane y haciendo que su participación en la sesión clasificatoria quedara ahí. Honda había dicho que confiaba en haber dejado atrás los problemas de fiabilidad, pero no era así. Alonso lamentaba tener que salir a carrera sin calibrar el motor: "Y seguramente haremos la carrera sin toda la potencia disponible, que ya es poquita, así que será complicado".
"No he tenido menos potencia en mi vida", se quejaba amargamente Alonso por radio. El español llegó a las últimas vueltas luchando por la undécima posición, pero a falta de dos giros su motor dijo basta. Otro abandono a su casillero y pleno total en el campeonato.
Entre la carrera de Bahrein y la de Rusia, Alonso cruzó el charco y vivió su primer día de Indy500. Estuvo en una prueba de Indycar conociendo los procedimientos de la competición y le hicieron el montaje del asiento. La cara no podía expresar mayor ilusión.
Su compañero Vandoorne tuvo un fallo de motor e instaló el quinto turbo y quinto MGU-H del año, teniendo que penalizar. "Es increíble que en la cuarta carrera ya penalices", decía Alonso, que además ponía presión sobre su motorista "La competitividad actual de Honda no es suficiente". Había sido 13º y 12º.
Alonso solo pudo ser 15º en la clasificación de Rusia y lamentó la falta de potencia que tenía en recta. Sacaba pecho por batir a su compañero por siete décimas y dijo que su vuelta de Q1 había sido perfecta. Para el domingo, temía que se repitiera "la historia de siempre".
Y así fue. El asturiano sufrió un problemas en las baterías del motor en la vuelta de formación y abandonó antes de que los semáforos se pusieran en verde y empezara la prueba. Cuatro de cuatro.
Afortunadamente para Alonso, al poco de sufrir el GP de Rusia volvió a Estados Unidos. El español reveló su casco con referencias a su escuela de karting, a la bandera de España y de Asturias, a su marca personal (Kimoa) y un guiño al circuito. Un casco con el número 29, el que le correspondía, y con diseño retro.
Recuerda aquí cómo era el casco.
Antes de salir a pista para su primer test en IndyCar, descubrimos cómo era el coche con el que participaría el asturiano. Un modelo que gustó más a los aficionados que el naranja que utiliza McLaren-Honda en Fórmula 1.
Alonso completó el programa de adaptación necesario para competir en Indy 500. Dio 110 vueltas con un mejor giro de 222.548 mph (358 km/h). Un test que atrajo a nada menos que dos millones de personas.
El único aliciente para Alonso en su vuelta a la F1 era que competía en el GP de España. Sin embargo, su McLaren no duró ni dos vueltas en los primeros entrenamientos libres y el asturiano tuvo que a dar por terminada esa sesión poco después de iniciarla.
Presentes en el circuito, pudimos ver cómo Alonso se marcha de Montmeló mientras en pista seguía disputándose la FP2. El propio piloto subió una foto poco después jugando a pádel en el hotel con su entrenador. "Prefiero prepararme que ver la tele en el motorhome", explicó luego sobre un gesto que fue muy cuestionado. En FP2 fue el que menos vueltas dio (21) y el que peor tiempo logró.
El revuelo del viernes no afectó a su rendimiento el sábado. Alonso apuntaba al top 10 en Q1, maravilló a todos con una genial vuelta en Q2 y más aún siendo 7º en la definitiva Q3. Exhibición en su gran premio.
No pudo transformar en puntos su brillante actuación del sábado. "En recta nos resulta imposible adelantar y defendernos", decía. En la salida se aprovechó del toque entre Verstappen, Bottas y Raikkonen para ganar tres plazas, pero luego él se tocaría con Massa y tendría que tomar las escapatorias, perdiendo mucho terreno. Acabó 12º, sin puntos pero terminando su primera carrera.
En una agenda frenética, Alonso salió de Barcelona rumbo a Estados Unidos para disputar las prácticas. Fue primero en el test de novatos y estuvo en el top 20 en la general.
Desde ese lunes hasta el viernes, la Indy 500 tuvo entrenamientos libres cada día. Fue sintiéndose cada vez mejor y acabó la semana cuarto, postulándose como candidato a lograr algo grande en la clasificación del sábado.
Cada día, Fernando Alonso era el piloto que más fans y periodistas atraía a su alrededor. Su popularidad crecía a cada momento y Alonso disfrutaba de una experiencia donde volvía a sentirse el número 1.
Así fue. Alonso logró meterse en el Fast 9 del domingo, en el que nueve pilotos buscarían la pole. Había sido 7º y avisaba de que aún podía ir mejor.
Alonso mejoró su posición del sábado y logró la quinta plaza para la carrera de las 500 Millas de Indianápolis, con Scott Dixon en la pole. Fernando incluso dijo que, sin el problema que tuvo con el 'boost', podría haber logrado la primera plaza.
El 28 de mayo de 2017, Fernando Alonso disputaba las 500 Millas de Indianápolis.
Los dueños de la F1 conectaron a Fernando Alonso con Jenson Button, que llevó su coche durante la prueba monegasca. Justo antes de empezar la carrera, durante la vuelta de formación, Alonso aparecía por la radio en un genial momento para el público. "Cuida mi coche", le decía a Button. "Voy a mear sobre él", decía bromeando el británico. El campeón de 2009 tuvo que acabar abandonando tras accidente.
Alonso rodó desde el principio en las primeras posiciones, y lideró gran parte de la prueba. Llegaría a la parte final de la carrera con posibilidades de ganar.
Los fantasmas de la F1 se le aparecieron a Alonso en Indy a falta de 21 vueltas para el final de la carrera. Mientras rodaba entre los primeros, su motor se rompió y el asturiano abandonó.
Alonso abandonaba su primera aparición en las 500 Millas de Indianápolis elegido como el mejor debutante, y llevándose 274.000 euros de premio por parte de la competición.
En Canadá, Alonso fue 16º y 7º en las dos sesiones, pero solo pudo completar 32 vueltas en total. Un problema hidráulico le hizo bajarse del coche en la FP1 y acortó su segunda práctica. “El séptimo lugar fue una casualidad de una vuelta final, nuestra posición normal está entre el 10º y el 15ª, declaró.
Alonso pasó a Q2 pero solo pudo ser 12º, aunque dijo que era un resultado como una pole para McLaren dado el déficit de motor que tenían. No descartaba acabar por fin en los puntos.
Alonso rodó en los puntos y parecía que, esta vez sí, estrenaría su casillero. Sin embargo, a dos vueltas del final, se le volvió a romper el motor Honda. "Era hasta peligroso ser tan lento en recta", declaró, y tampoco lamentó demasiado el abandono: "A mí la verdad es que después de 16 años aquí coger un punto o no, la verdad es que no me va cambiar en nada la vida".
Alonso fue 17º en la FP1 de Bakú y 12º en la FP2. Pero un fallo en la caja de cambios de nuevo le hacía volver andando a boxes, sin posibilidad de completar la simulación de carrera. "Nos tomaremos con calma la clasificación para ahorrar neumáticos", advertía.
Múltiples cambios en su unidad de potencia hicieron que Alonso recibiera 40 posiciones de penalización en parrilla. No pudo pasar a Q2 y saldría último. El piloto dejó una de las perlas de la temporada ante los micrófonos. Fue entorpecido por un Red Bull y, lejos de culparle, dijo: "Ellos quizás entendieron que iba a entrar al pitlane y por eso empiezan cerca de mí. Pero esa es mi velocidad en la recta, no es que esté yendo despacio para ir a boxes".
En una carrera loca (incidente Vettel-Hamilton mediante) con varios coches de seguridad y problemas para muchos pilotos, Alonso logró pescar en río revuelto y acabó 9º. Con todo lo que pasó en pista, a pesar de salir último, Alonso dijo que con un coche mejor "era seguramente una carrera que en condiciones normales creo que tendríamos que haber ganado o estado en el podio.
Alonso fue 9º y 8º en los dos libres del viernes de Austria y dijo que veía posible puntuar en todas las carreras que quedaban dada la tendencia en la que estaba su equipo. Se marcó un trompo, como podemos ver en la foto, pero salió reforzado.
Un problema en la unidad de potencia Honda hizo que Alonso tuviera que disputar la clasificación con la configuración de motor anterior. Clasificó 12º y avisó de que sería una carrera dura.
En los primeros metros Alonso, que había salido muy bien, fue embestido por Kvyat, y la maniobra del ruso acabó también con Verstappen K.O. "Alguien ha jugado a los bolos conmigo", dijo por radio el español. Nuevo abandono, aunque esta vez no por fiabilidad.
Antes de los libres, Alonso sufrió diversos cambios en su motorHonda que le provocaron 30 posiciones de sanción y le condenaron a salir en último lugar. Fue 8º y 9º en los libres y, pese a su posición de salida, apuntaba al top10.
Obligado a salir último, Alonso no tenía nada que ganar en la clasificación de Silverstone. Y, según se mire, tampoco nada que perder. En una Q1 disputada con pista mojada, el español esperó a los últimos instantes, ya con el asfalto en condiciones más o menos normales, para poner neumáticos de seco. Llegó a tiempo por poco y casi se queda sin poder dar la vuelta, pero finalmente lo consiguió y acabó la Q1 primero. Luego, conocida su sanción, no le interesó luchar por pasar a la Q3.
Hizo una buena salida y en la segunda vuelta ya era 13º, pero no tuvo ritmo para estar en los puntos y tras 30 vueltas, la bomba de gasolina le dejó tirado y le hizo sumar su séptimo abandono. "No tengo ninguna esperanza para Hungría", dijo tajante.
McLaren llegaba a un circuito donde el déficit de Honda castigaría menos, y en el que tenían esperanzas de lograr un buen resultado. Alonso fue 7º y 8º en las dos primeras prácticas y dijo ver posible la Q3 y puntuar.
Alonso fue 7º el sábado en el Hungaroring, el mismo día en el que cumplía 36 años. Su equipo le hizo una fiesta "a la española" (foto) y él fue claro: "Espero que haya otros regalos. Para el año que viene, para 2018, esperemos estar luchando por la pole, no por séptimos".
Salía 7º y acabó sexto tras una nueva lucha con Sainz. Era la tercera carrera que acababa en 2017 y la segunda en los puntos, lo que permitía a McLaren, donde además Vandoorne fue 10º, salir de la última posición en el campeonato de constructores. Y, por si fuera poco, se llevó la vuelta rápida de carrera en condiciones más o menos normales. Buen sabor de boca para irse de vacaciones.
Debajo del podio, los nuevos dueños colocaron un mural en el que se veía la ya histórica imagen de Alonso tomando el sol en Brasil. El asturiano salía tumbado en la playa mientras desde un yate Hamilton y Vettel se despedían de los fans y aparecía un mensaje "Os deseamos felices vacaciones".
Alonso respondió así a la broma.
Pasó sin problemas la Q1 en Spa, un trazado que no favorecía en absoluto las características de su monoplaza. Sin embargo tuvo que abortar su vuelta rápida en Q2 por una increíble razón que, aún hoy, suena surrealista.
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En carrera realizó una genial salida que le puso 7º, pero poco a poco fue perdiendo posiciones y cayendo fuera de los puntos. Finalmente acabó abandonando por lo que él calificó como "pérdida de potencia repentina". Pese a ello, y como reflejo de la fractura que existe en la escudería, Honda dijo que su motor no había fallado, insinuando que McLaren y Alonso pararon porque quisieron.
Alonso salió a la clasificación sobre mojado en Monza sabiendo que saldría último por una sanción de 35 posiciones por cambiar varias partes del motor. Pasó sin problemas a la Q2 pero ahí, con su compañero 10º, no quiso jugársela a superar a Vandoorne y dejarle fuera de la Q3. Se conformó con quedarse en la segunda ronda y aseguró que, sin sanción, habría luchado por todo y "habría podido ser top 5".
Alonso reveló tras la carrera que había tenido problemas en la caja de cambios durante todo el domingo. Llegó a rodar 13º, pero su equipo le pidió que volviera a boxes a falta de dos vueltas. Antes había tenido un roce con Palmer, que le adelantó saltándose una chicada y fue sancionado muy tarde, provocando las quejas de Alonso por la lentitud de los comisarios. Como se puede ver en la foto, McLaren presentó una edición especial de mono, naranja.
McLaren anunció que rompía con Honda y pasaba a asociarse con Renault a partir de 2018, pero eso no hizo reaccionar de inmediato a Alonso, que se mantenía sin renovar. Dijo que hablaría con el fabricante francés para saber sus planes, y en pista no mostró nerviosismo: entró en Q3 y logró un buen octavo puesto para la carrera.
El GP de Singapur decidió buena parte del título. Vettel lo tenía todo para salir líder de allí con Hamilton sufriendo pero, un accidente en los primeros metros, dejó K.O a los tres. También a Alonso, que avanzaba por el exterior y se asomaba al podio. Verstappen se lo llevó por delante. Intentó seguir con el coche destrozado, pero en la vuelta 9, alegando falta de potencia, tuvo que retirarse. Aseguró que el podio era seguro y que podría haber luchado por la victoria.
McLaren llevó mejoras a Sepang y Alonso y Vandoorne clasificaron entre los diez primeros. El belga venció al asturiano en la Q3 y Alonso saldría 10º en parrilla, rezando para que lloviera.
No llovió, Alonso no salió bien y, tras batallar en la zona media del pelotón, acabó 11º. Tuvo un incidente con Magnussen en la parte final y, tras tocarse, gritó "¡Qué idiota es Magnussen, Hulkenberg tenía razón!" recordando el pique entre el danés y el alemán en Hungría.
McLaren rompió el toque de queda en la noche del viernes al sábado para cambiar el motor de Alonso y, con 35 posiciones de sanción, salió a clasificación sabiendo que más o menos daba igual lo que hiciera. Aun así entró en Q3 siendo 10º, un gran resultado pese a la obligación de remontar.
Alonso remontó y rozó los puntos, pero tuvo mala suerte en su duelo final con Massa por la 10ª posición. Entorpeció a Verstappen cuando le doblaba y fue sancionado con dos puntos en la licencia, a pesar de que el holandés dijo que eso no cambió nada. Salió de Japón, a pesar de que ya era octubre y había dicho que lo decidiría antes de acabar septiembre, sin revelar su futuro.
El jueves del GP de Estados Unidos, Alonso al fin hizo oficial su renovación con McLaren en un contrato "a largo plazo". Esa carrera llevaría un casco como el que lució en Indianápolis.
Alonso consiguió llegar a la ronda final de la clasificación en Austin y clasificó en 9º posición aunque salió 8º por sanción de Verstappen. Confiaba en dejar atrás la mala suerte y sumar puntos.
Alonso rodó 7º durante parte de la carrera, pero en la vuelta 24 su motor Honda le dejó tirado. Sumaba su 11º abandono en 16 carreras. Definió su actuación como "sublime" y no podía creerse su mala suerte. Jarro de agua fría.
Nuevamente llegaba a una sesión de clasificación sabiendo que saldría al fondo del pelotón por penalizar a causa del motor. Solo salió en Q1 a pista, sin nada que ganar, pero declaró que "por primera vez en tres años tenía el mejor coche".
Alonso remontó hasta la zona de puntos y taponó durante muchas vueltas a Lewis Hamilton, que ese día se convirtió en tetracampeón del mundo, en un intenso duelo. Se mostró muy positivo de cara a las dos últimas carreras y declaró que "no se disfruta tanto cuando tienes diferentes coches. Pero sí que da gustillo cuando tienes un coche que va 30 o 40 km/h más lento en las rectas y no te pasan".
Sin sanciones y mostrando todo su talento, Alonso clasificó 7º en Interlagos, aunque saldría 6º por la sanción de Ricciardo. Mostró su alegría gritando por radio "¡Sí, sí!" cuando su ingeniero le comunicó su posición de salida.
Alonso definió como "increíblemente increíble" el déficit de potencia de Honda que le impidió superar a Massa, al que persiguió toda la carrera. Se defendió bien de Pérez y acabó 8º, sumando puntos pero con sabor de boca agridulce porque mereció más.
Alonso no llegó a Q3 en Abu Dhabi aunque celebró poder elegir neumáticos. Lamentó que sus rivales puedan dar un paso adelante por el motor en clasificación y él no. Una vez más lastrado por Honda.
Con un casco brillante en la noche de Abu Dhabi, Alonso acabó 9º, sumando y con lo que definió como "una pequeña recompensa a tres años de dificultades". Una buena manera de acabar 2017 antes de un 2018 ilusionante.