Kimi o la sonrisa de hielo
Giselle Zarur nos habla sobre ese piloto que es un enigma para muchos, un buen amigo para otros y que nunca cambia su personalidad a pesar de ganar o perder...
Foto de: XPB Images
Se dice que no hay nada más real y sincero que una sonrisa. Sentir y reflejar las emociones es clave en cada paso de la vida. Y es que el día que no sienta nervios en mi trabajo habrá desaparecido la pasión. Yo me muevo por pasiones, por sensaciones que invadan mi cuerpo y que me coloquen como en una montaña rusa de lo inesperado.
Lo cierto es que en Hungría tenía un reto, iba a hacer una entrevista que en realidad es un juego con Kimi Raikkonen. Les confieso que antes de que el finlandés apareciera estaba como una novata, mariposas en el estómago, nervios a flor de piel… Todos sabemos la fama que precede a "Iceman", ese hombre que no sonríe ni en el podio, que en su mayoría de veces contesta con monosílabos, que mira a veces de reojo, que casi amenaza a los periodistas solo con estar y que por si él fuera, no se presenta ante los medios.
Pero con sorpresa y gran asombro me encontré con otro Kimi.
La verdad es que cuando llegó, ni siquiera saludó, se sentó a esperar a que yo comenzará a hablar, mi tensión iba en aumento, pero en cuanto le explique la dinámica de la entrevista esbozó un primer intento de sonrisa. Se trata de un juego en el que el protagonista se cubre los ojos con un antifaz y le damos objetos, herramientas, piezas del coche para que los adivine y en referencia a ello le hacemos una pregunta. En esta actividad se descubren muchas cosas, unos hasta cuentan anécdotas personales, otros son menos de lo que esperabas y algunos sorprenden, por su honestidad. Como Kimi.
Fue curioso ver la cara de Raikkonen cuando le presenté un helado, y entonces nos contó que el apodo de Iceman se lo había puesto Ron Dennis, confesó que su forma de ser en el trabajo, la F1, no tenía que ver con la que tenía en casa o con sus amigos. Fue muy serio cuando hablamos de seguridad, un tema que con el recién fallecimiento de Jules Bianchi ha sensibilizado a más de uno. Se desesperaba si no reconocía pronto el objeto, pero me permitía guiarlo para llegar a su respuesta. En todo momento me habló sincero, pero amable, real, verdadero e incluso todas sus respuestas fueron largas.
No me creerían, pero tomando en cuenta los estándares de Kimi, esta vez sonrió casi todo el tiempo, solo no lo hizo cuando se lo pedí literalmente. “Las cosas deben llegar solas, no hay que forzarlas”, me dijo, mientras yo con una gran sonrisa intentaba convencerlo, pero se negó, “ya me he reído mucho contigo hoy, pregúntale a los camarógrafos por si no lo has notado” y no pude pedir más, el piloto de Ferrari tenía razón.
Es Kimi Raikkonen, una persona auténtica, polémica, admirada y querida, todo un personaje de lo que necesita la Fórmula 1 para seguir siendo ese deporte apasionante que provoca emociones, en la pista y fuera de ella. Quizá no le caí del todo mal y me responda un poco sonriente en las próximas entrevistas. Ok, creo que estoy pidiendo demasiado ¿verdad? Bien me dejó claro que él está en F1 para correr y ganar, no para hacer amigos.
Me quedo con su paciencia, disposición y con un gran aprendizaje. Y es que detrás de ese hombre serio y frío existe una persona que me enseñó que lo natural, lo espontáneo, lo que sale del corazón es lo vale y lo que trasciende.
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