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'Cuando la F1 no aprende de sus errores', la columna de Albert Fábrega

Nuestro colaborador Albert Fábrega nos trae una nueva columna en la que lamenta que el protagonismo en Fórmula 1 se lo lleve siempre lo que sucede fuera de la pista.

Nico Rosberg, Mercedes AMG F1 celebra su pole position en parc ferme

Nico Rosberg, Mercedes AMG F1 celebra su pole position en parc ferme

XPB Images

Nico Rosberg, Mercedes AMG F1
Podio: Nico Rosberg, Mercedes AMG F1 Team segundo lugar y tercer lugar Daniel Ricciardo, Red Bull Ra
Nico Rosberg, Mercedes AMG F1 W07 Hybrid
Nico Rosberg, Mercedes AMG F1 W07 Hybrid
Nico Rosberg, Mercedes AMG F1 W07 Hybrid
Ganador de la pole, Nico Rosberg, Mercedes AMG F1
Ganador de la pole Nico Rosberg, Mercedes AMG F1 en parc ferme
Ganador de la pole Nico Rosberg, Mercedes AMG F1
Ganador de la pole Nico Rosberg, Mercedes AMG F1
Nico Rosberg, Mercedes AMG F1 W07 Hybrid
Nico Rosberg, Mercedes AMG F1 W07 Hybrid

Ya hemos vuelto a las andadas. No hay fin de semana que no hablemos de normativas, reglamento o de nuevas directivas. La F1 vuelve a estar en boca de todos más por lo que sucede fuera de la pista que dentro de ella. Quizás son menos de lo que realmente percibimos, pero la sensación es la que es, y no hace falta hacer ninguna encuesta para darse cuenta de ello. Pero la sonrisita desaparece cuando hablamos de seguridad, y es que a veces me da la sensación que la F1 no tiene memoria o no la quiere tener.

Estaremos de acuerdo en que la interpretación del reglamento va según el criterio de cada uno y que incluye zonas grises que dan lugar a diferentes lecturas. Resulta incluso interesante ver como las interpreta cada una de las partes. Pero lo del sábado, no. No me sirve saber que la segunda de las banderas amarillas no era doble, ni que el McLaren de Alonso ya no estaba en medio la pista, ni tampoco que redujo su velocidad en 20 kms/h. Rosberg levantó, sí, pero no lo suficiente. Y la interpretación que hicieron los comisarios respecto a la reducción de velocidad es que fue significativa. Tan ambigua es la palabra como su decisión. Lo siento, pero ¡no!

Rosberg se tiró a la piscina y el árbitro picó. Pero cuando hablamos de seguridad, no hay picarescas ni astucias que valgan. Lo que pasó no solo es culpa de Rosberg. También lo es de Mercedes, que aportó toda la presión y datos que tuvo en sus manos para demostrar que Nico estaba preparado para detener el coche si hubiera sido necesario, tal y como especifica el reglamento.

Qué bueno hubiera sido para la F1 que Rosberg hubiera reconocido que se equivocó y que no evaluó realmente el peligro que había con la suficiente prudencia. Qué bueno hubiera sido que Mercedes hubiera dicho que su piloto no fue lo suficientemente precavido. Qué bueno hubiera sido que los comisarios deportivos hubieran procedido con normalidad y hubieran sancionado a Rosberg.

Al final es un problema de educación y en el fondo de cultura de este deporte. Ya no tengo esperanza de que cambie la máxima que reina hoy en la F1: el fin justifica los medios. En un entorno tan competitivo y tan dictado por los poderes políticos y económicos, puedo entender que los equipos vayan más allá de las reglas y subestimen el espíritu sobre el cual se redactan. Puedo también entender que pilotos y mandamases tergiversen la realidad e intenten girar la tortilla a su favor con declaraciones que busquen salvar su imagen y alimentar su ego. Sí, lo entiendo y seguramente actuaría de la misma manera si estuviera en su piel.

Pero no si hablamos de seguridad, no van a encontrar mi hombro. A algunos parece que ya se les ha olvidado la tragedia que asoló la F1 y nos dejó sin Jules en la tierra, ahora hace tan solo 12 meses. Acciones como las del pasado sábado sientan un precedente terrible de cara a la propia F1, pero sobre todo para las futuras generaciones de pilotos, equipos y comisarios. Porqué el mensaje que transmiten estas acciones es envenenado.

Idéntico mal sabor de boca dejó el procedimiento seguido en la investigación. En sala de prensa se nos quedó cara de anonadados cuando a las 19:16 recibimos la comunicación oficial de que comisarios deportivos había convocado a piloto y representante del equipo a declarar. El procedimiento por el cual se abrió la investigación fue producto de las presiones recibidas, y me atrevería a decir que mucho más contundentes y convincentes que las de Hamilton. Daba igual el resultado. El daño ya estaba hecho.

¿Cómo quieren que acepte las escapatorias asfaltadas, las salidas en safety o el halo cuando luego frivolizan de esta manera con la seguridad? Están a tiempo de rectificar. Y si a los comisarios les tiembla el pulso habrá que cambiarlos y si no pueden, habrá que modificar norma para que sea más clara y acotada. Dejar la seguridad a criterio de pilotos y equipos es ponerlos en riesgo, a ellos y a la F1. La FIA ha realizado un increíble trabajo en materia de seguridad estos últimos años, y acciones como estas lo dinamitan. La F1 ha sido capaz de construir máquinas seguras, muy seguras y el sábado nos dimos cuenta que nos olvidamos de formar a las personas.

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