'Ponte gamba en Lloret de Mar', por Jacobo Vega

Llega el verano y, como siempre, tendremos las recurrentes historias de peleas en los típicos sitios turísticos como Magaluf, Lloret de Mar, San Antonio o L’Estartit a los que los jóvenes de media europa acuden a tratar de divertirse. La mezcla de muchos factores contribuye a que las noches acaben como el Rosario de la Aurora.

En Bakú vivimos un episodio que guarda ciertos paralelismos con las peleas nocturnas de verano, pero esta vez, en vez de unos jóvenes anónimos, sus protagonistas son los dos pilotos que se están jugando el mundial de F1. Vettel se tomó la justicia por su mano después de que Hamilton le hiciera una jugarreta, como si alguien te tira la copa en una discoteca y tu respondes con un empujón.

Poco ha tardado en romperse ese supuesto buen rollo entre Hamilton y Vettel, que se tiraban flores en ruedas de prensa, pero que todavía casi ni se habían visto en pista, salvo un bonito, emocionante y limpio duelo que mantuvieron en Barcelona. En la primera ocasión en la que se encontraron después de aquella “luchada” (como diría Rosberg), saltaron las chispas, en un incidente que puede marcar el devenir de la temporada.

La acción de Hamilton, digan lo que digan los comisarios de la FIA, pudo ser sucia. Aunque quien va en cabeza es el que marca el ritmo cuando el coche de seguridad apaga las luces, lo que hizo Hamilton no fue precisamente marcar el ritmo, si no frenar de manera brusca su Mercedes, como atestiguan las imágenes de televisión y los gráficos que aparecen en la pantalla. Supongo que la maniobra del inglés tenía el fin de poner nervioso a Vettel, ya que todavía quedaba un buen tramo de circuito hasta la linea de safety car, que es la que marca el punto en el que se reinicia la carrera.

Dicho esto, la acción posterior de Sebastian Vettel no tiene justificación alguna y merecía una sanción, creo que en esto estamos todos de acuerdo. Los puntos de fricción de la historia son si Hamilton merecía también ser sancionado y si la sanción impuesta a Vettel era la adecuada. Los comisarios actuaron bien en el caso de Vettel. Hay quien pedía bandera negra para el alemán, pero ni la peligrosidad de su acción, ni los precedentes - Maldonado a Hamilton en Spa 2011 - merecían una sanción tan grave.

Si los mecánicos de Hamilton no hubieran colocado mal el reposacabezas, habría ganado la carrera sin problemas y Vettel habría terminado quinto o sexto, por lo que la acción del ferrarista habría tenido consecuencias. Por eso creo que el castigo fue proporcional a la acción.

Lo interesante de todo esto es cómo se va a plantear su lucha durante el resto de carreras que quedan para terminar. Con el buen ambiente entre los dos aspirantes al mundial acabado, ninguno de los dos parece tener la más mínima intención de mostrar debilidad frente a su rival, ni dentro, ni fuera de la pista, por lo que nos espera una apasionante segunda parte de campeonato. Conociendo a ambos, no va a ser el último encontronazo en pista.