'Lewis Hamilton, el triunfo de la cultura popular', por Jacobo Vega
En su última columna de opinión, Jacobo Vega reflexiona sobre el tetracampeonato del piloto británico de Mercedes y su perfil público como ídolo de masas.
Campeón del mundo de F1 2017 Lewis Hamilton, Mercedes AMG F1
Steve Etherington / Motorsport Images
En los años setenta se comenzó a dar importancia y tratar de forma académica a todo lo que tenía que ver con la cultura popular, sobre todo a través de la Escuela de Birmingham que llevaba años teorizando y dando forma a los Estudios Culturales.
La cultura popular nace en contraposición a la alta cultura, elitista y pensada sólo para las clases más pudientes. Este tipo de cultura es la que generalmente consumen las clases más populares que no tienen acceso a aquella reservada para los más ricos.
Desde que Lewis Hamilton apareció en la F1, se convirtió en un icono de las clases más populares del Reino Unido. Su historia de niño nacido y criado entre la clase obrera, hijo de un empleado de ferrocarriles y de origen caribeño, pronto fue abrazada por la prensa de su país como ese rara avis en un deporte pensado para las minorías más elitistas: mulato, obrero y determinado, un ícono pop en toda regla.
Sus años en McLaren discurrieron primero abrazado a la polémica tras el intenso 2007 con Fernando Alonso a su lado y posteriormente al lado de Jenson Button, otro icono británico, totalmente distinto a él.
Hace poco se desvelaron algunos pasajes de la autobiografía del campeón del mundo de 2009 en los que habla de su relación con su compatriota dejando clara lo tensa que fue y que nunca fueron amigos, pese a que muchas veces delante de las cámaras parecía lo contrario.
Dos personalidades totalmente contrarias, como también lo era Nico Rosberg, su compañero de carreras de la infancia, que posteriormente vivió junto a él la época más exitosa de ambos en la F1.
Una vez, hablando en privado con Rosberg, me dijo que no entendía por qué todos los medios se empeñaban en resaltar su amistad con Hamilton cuando realmente ellos no eran amigos desde hacía muchos años.
Rosberg representaba perfectamente esa élite que dominaba en el automovilismo: educado en los mejores colegios, políglota, millonario, totalmente opuesto a Lewis. Seguramente esa pertenencia a la élite le restaba puntos frente al piloto del pueblo, pero Nico fue capaz de oponerse a Lewis, ganarle y retirarse de la F1 agotado de los juegos mentales a los que le sometía el inglés, precisamente lo mismo que apuntaba Button.
Desde su llegada a Mercedes, Hamilton dio rienda suelta a esa estrella mediática que llevaba dentro y comenzó a vivir la vida así como si fuera un miembro de los Rolling Stones. Buena muestra de ello es que lo primero que hizo cuando fichó por las flechas plateadas fue comprarse un avión privado. Las malas lenguas dicen que era para visitar a su novia de aquella época, Nicole Scherzinger, que vivía en Los Ángeles.
Espoleado por sus victorias en la pista, Lewis se comportaba como un semidios, podía hacer lo que le diera la gana, podía meterse un viaje de 12 horas antes de una carrera para asistir a una fiesta o podía –dicho por el mismo– pasarse toda la noche componiendo canciones en la habitación de su hotel y luego llegar al circuito y ganar sin oposición.
Sus dos primeros títulos con Mercedes contribuyeron a moldear esa figura, cada vez más excéntrica, pero reforzada por su desempeño en la pista y nunca contestada por sus jefes. Tan pronto aparecía con un crucifijo de oro de 20 centímetros en su pecho, como fotografiado en la mezquita de Abu Dabi vestido con el tradicional thawb o le pedía a Ecclestone un pase para sus bulldogs Roscoe y Coco.
Todo valía, su enorme talento le respaldaba y así ha sido hasta la presente temporada en la que Lewis ha podido sellar su cuarto título mundial que le iguala con su máximo rival esta temporada, Sebastian Vettel, y con toda una leyenda como Alain Prost.
Hamilton ha logrado que la cultura popular se haya impuesto sobre la alta cultura en la F1 y se convierte en el máximo representante de esa historia de superación que tanto gusta a la mayoría de la gente. En 2018 tendrá la oportunidad de igualar a Fangio y engrandecer esa figura.
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