Después de alzarse con el título mundial de 1996, Damon Hill se quedó sin plaza en el equipo Williams, por lo que acabó sentado a los mandos de un Arrows. Fue un movimiento bastante controvertido, puesto que, hasta la fecha en que el laureado piloto estuvo en el monoplaza, el conjunto no había conseguido ninguna victoria. Y aunque tampoco la llegó a conseguir el británico durante su etapa en la escudería, hubo un gran premio donde rozaron ese esperado triunfo. Ese evento no fue otro que el Gran Premio de Hungría de 1997.

Durante su etapa en el equipo de Sir Frank Williams, Hill brilló en cada una de sus actuaciones en el Hungaroring, consiguiendo un par de victorias y dos segundos puestos, por lo que, si había un lugar donde poder conseguir el triunfo, sin duda era en tierras húngaras.

Algo estaba claro, el monoplaza que llevaría esta vez no sería un factor a su favor de cara a conseguir su tercera victoria en ese trazado, ya que las prestaciones eran infinitamente peores a las que tenía los años anteriores. Aún con la desventaja mecánica evidente, el británico logró un tercer puesto en parrilla, justo detrás del Ferrari de un bicampeón del mundo llamado Michael Schumacher, y del Williams de Jacques Villeneuve, quien acabaría consiguiendo el título mundial ese año.

Al llegar el momento de la carrera, nuestro protagonista se mostró agresivo en un inicio, colocándose en segunda posición con rapidez, y metiendo en problemas a un Schumacher que peleaba contra su propio monoplaza, el cual se mostraba inestable desde el comienzo.

Durante la undécima vuelta del gran premio, el alemán se vio superado por Hill, quien comenzó a ganar ventaja con respecto a sus perseguidores a un ritmo inigualable. De hecho, lideró las vueltas restantes del gran premio con bastante holgura, menos la vuelta en la que entró en boxes a realizar el cambio de neumáticos.

A falta de dos vueltas para que la bandera de cuadros comenzara a ondear, los problemas mecánicos del equipo Arrows se hicieron patentes en la unidad de Damon Hill, comenzando por una ausencia de aceleración fruto de problemas en el pedal del acelerador, y posteriormente se sumaron graves contratiempos con la caja de cambios. A consecuencia de la acumulación de errores mecánicos, el último giro de la carrera, al cual llegó con 35 segundos de ventaja sobre el segundo, tuvo que hacerla a una velocidad muy reducida, lo que provocó que le adelantara en los últimos giros Villeneuve, perdiendo así la victoria.

"Comencé a notar los problemas a unas tres vueltas del final cuando tuve un problema con el acelerador", explicó Hill en la rueda de prensa posterior a la carrera. "El acelerador fue el indicador de un problema hidráulico generalizado que también afectó la caja de cambios. Cuando la caja comenzó a dar problemas no podía cambiar de marcha y el acelerador tampoco funcionaba".

"Sinceramente, me sorprendió haber podido llegar al final porque pensé que iba a tener que abandonar. He de decir que estoy realmente feliz de haber terminado segundo", concluyó.

Fue el único gran premio de la temporada 1997 que el equipo Arrows se encontró luchando por los puestos de cabeza, acabando el resto de eventos en la media tabla, y dejando al anterior campeón del mundo con una sensación descafeinada.