'Esto no se acaba hasta que se acaba', por Giselle Zarur

Ganador de la carrera Sebastian Vettel, Ferrari celebra en parc ferme con Valtteri Bottas, Mercedes AMG F1

Es increíble cómo el deporte nunca deja de sorprender...

A veces es como arte de magia, que cuando pareciera que ya todo está definido y que el tiempo se agota, comienzan a suceder las mejores acciones.

Llegamos a Brasil con el título de campeón sentenciado. Las cuatro estrellas en el casco de Hamilton y en su palmarés indicaban una nueva era, dos tetracampeones del mundo en la pista.

El ambiente era distinto en el paddock, relajado, volvieron las sonrisas en los rostros que las habían perdido después de México o desde un poco antes. Sin embargo, el orgullo nunca se agota, y las ganas de competir mucho menos.

Lo traen en la sangre, me comentaba Fernando Alonso durante un Facebook Live de F1, que la competición está presente en cada momento de su vida. Que no puede evitarlo. Y así como él, otros pilotos de la parrilla me han dicho lo mismo.

Sebastian Vettel celebró su victoria como si fuera la última oportunidad. Festjó con el desfogue de esa furia que tenía contenida desde algunas carreras atrás, ocho para ser exactos.

Un error en la clasificación le hizo perder a Lewis la opción de luchar por la victoria, aunque vaya que estuvo cerca. Cada giro recortaba las décimas necesarias para aproximarse a su objetivo. Le faltaron vueltas.

Las acciones que marcan diferencia no solo ocurrieron en pista. Uno de los momentos más emotivos y clara muestra de que Liberty Media está marcando la diferencia en la Fórmula 1 fue el mensaje de radio de Felipinho en inglés a su padre Felipe Massa al finalizar la carrera, su última en casa.

Y es que, aunque parezca deja vú, la historia de único brasileño restante en F1 ha llegado a su fin.

Se despidió una vez más ante su gente, la vida le dio la oportunidad de volverlo hacer como él quería, con un buen resultado. Aunque en mi opinión, la escena del año pasado fue espectacular e inolvidable.

Una afición tan pasional como la brasileña merece tener a otro ídolo en la máxima categoría. País cuna de grandes campeones, de historias inolvidables, no se puede permitir que pase tiempo sin su bandera en un coche. Pietro Fittipaldi es la opción más latente.

Queda una más, la última antes de bajar el telón, una más para emocionarnos y recordar que no importa si el título ya está definido: en la Fórmula 1 siempre habrá un motivo para competir, para hacerte vibrar.