Gallo francés, otra tradición grande

Cualquier aficionado lo entiende por igual: Italia ha dado la fama y el lustre a la mecánica de autos más pretenciosa de siempre. Inglaterra, en cambio, ha hecho el trabajo duro. Como lo es imaginar, llegar y luego permanecer. Es tan claro que, aunque se tenga toda la tecnología en casa, habrá siempre que acudir a la isla británica a buscar componentes, piezas, también técnicos y hasta directivos. Por donde se lo quiera ver: Gran Bretaña es el tronco natural –y esencial– de la Fórmula 1 al derredor de este país hacen la ronda el resto ¿estaremos de acuerdo?

Aunque es cierto que es mucho menos sonoro el nombre de Francia cuando se habla de los coches de competición, casi como si no existiera. Pero es otro de los bastiones clave y de seguro, que tiene mucha importancia como país “formulero”. Por una distracción o por no saberlo, se suele ignorar que los hermanos Renault ya andaban en la danza de las pistas, desde poco antes de que entrara el siglo XX. Louis así como Fernand y Marcel, habían diseñado y construido un coche de competición que participó desde el principio de las carreras, sirviéndose de los motores de combustión.

Para el año 1899, ya se encontraban entre los autos –voiturettes– que sonaban por su triunfos, como en el camino entre París y Trouville; aunque ciertamente, especializados más que nada en carreras urbanas, si bien poco más tarde, ya en justas carreteras de envergadura. En la prueba de 1902 entre París y Viena, se habían suscripto con Marcel al volante. Tristemente, se iba a matar un año después, en la carrera entre París y Madrid. Se trataba de un auto de 4 cilindros capaz de subir hasta los 24 caballos de fuerza.

Con el piloto franco-húngaro Ferenc Szisz se hacen con el primer Grand Prix del que da cuenta la historia: el ACF de 1906. Aunque es conocido que durante años, ningún miembro de la familia condujo más en las competiciones, pero sí que continuaban desarrollando autos para las carreras y así, enfrentar a otras marcas en su país, en el resto de Europa, en África y yendo incluso a América. Lo hacían –con mucha inteligencia– llevando de la mano al crecimiento de los productos para clientes privados.

La Gran Guerra los distrajo, porque en esos años hacían vehículos para trasladar soldados. Cuando llegó la paz: Renault vuelve al deporte. En 1925 ganaron el Rally de Montecarlo. Más tarde se asociaron con Gordini y luego vino el tiempo fabuloso de los Alpine. Siempre buscando ese espíritu sport tan propio, en casi todo tipo de carreras. Mucho después sería, incluso, organizando su propia liga, la Fórmula Renault. No se ignore, por otro lado, que Citroen era un nombre importante en la locomoción y también, Peugeot. Esto es, que Francia, siempre ha tenido público muy atento y conocedor de los misterios sobre cuatro ruedas.

Paralelamente, crecían ciertas carreras que se volvieron clásicas con los años, como Le Mans o Dieppe. Enseguida, deben de enumerarse sus circuitos mundialmente renombrados: Clermont-Ferrand, Dijón-Prenois, Le Casellet, Rouen, Reims y mucho más tarde: Magny Cours. Dando paso a una sólida afición y al ingreso se otra suerte de empresas, como la de neumáticos Michelin o la de lubrificantes Elf, y después Tótal. En busca del negocio en sí: los licores de Ricard y Fernet Branca. Pero en especial, mediante los cigarrillos Gitanes y Gauloises en la punta, como patrocinadores empecinados. Es decir, que han estado y por mucho tiempo, en el círculo completo que le incumbe a La Gran Carpa. El deporte, el asunto de ganar dinero y el desarrollo tecnológico. Más la pasión y el glamour que implica esta categoría.

No estaban solos

Porque en la ciencia tan refinada de la alta competición, ha sido clara –contundente– y sólida su influencia. Jean Marie Balestre que fue el amo de las regulaciones hasta los años de 1980, era francés; igual que ahora es el pasaporte de Jean Todt. Alguna razón debe de haber. Y es porque están en la jugada…

Supieron desde que inició la F1, meterse al asfalto de la gama más distinguida: empezando por Simca (con apenas 3 Grandes Premios) en aquella sociedad que fundaron Henrí-Théodore Pigozzi y Amédée Gordini. Y enseguida, por Gordini yendo en solitario hasta cerrar la aventura luego de 33 Grandes Premios en su haber. Ligier, también escribió sus buenas páginas, ya que Guy su patrón, estuvo presente en una serie de 290 largadas, lo que no es poca cosa.

En otra escala, lo hizo Larrousse (de Gérard), que sólo anduvo en El Circus por 29 carreras. Matra, que fue campeona en 1969, con las manos de Jackie Stewart, aunque sólo arrancó 48 veces, y con las que tuvo, para embolsarse 9 triunfos; su fundador Marcel Chassagny, siempre quedará señalado como un revolucionario innovador, ya que era un soñador de altos vuelos; tanto, que el nombre de su equipo es un acrónimo que alude a sus pasiones: Mécanique Aviation Traction.

Sin olvidar a Talbot, cuyo dueño Anthony Lago, era un gran apasionado y recordando de paso, que sus coches venían desde la prehistoria de la Formula Uno (empezando en los años de la década de los veintes) aunque sólo estuvieron en el campeonato mundial de 1951, en el cual jugaron siete carreras.

Fondmetal de Gabriele Rumi, hizo la lucha en 1991 y 1992; sólo intentó clasificar en México y en Italia en su segundo año, pero no lo consiguió; pero sus registros ahí están en la historia de la disciplina. Venturi de Gérard Godefroy y Claude Poiraud vivió brevemente, tan sólo en la temporada del año de 1992 contando 13 justas y llevándose un punto. Después, por 1997 se alumbró el equipo que dirigió, Alain Prost con 81 carreras en su expediente, en las que sólo se hizo con tres podios, y una cosecha de 35 puntos.

Con ellos, se deja ver que gente sí que la habido y experiencia también. Una evidente tradición. Por eso mismo, no es de extrañar que Renault tenga una historia tan brillante que contar en el tema de las carreras y aparte fabricando motores, que es todo un caso que se debe destacar como trascendente.

La gran revolución del siglo XX ha sido el motor turbo que se originó gracias a los del rombo. No fue cosa de unos días o un para un par de temporadas. Toda una época que corrió desde 1973 hasta 1983. Ganando por primera vez, dos años más tarde de haber empezado su epopeya. Fue en Dijon-Prenois sobre una de las teteras amarillas, de la misma marca que el motor, conducida por Jean-Pierre Jabouille con cauchos de MIchelin y luciendo por todos lados, el emblema orgulloso de Elf. Ocurrió el primero de julio de 1979 en la carrera número 321 de la historia. Los días de la armada francesa, a plenitud.

No obstante, la pieza maestra ha sido el motor V-10 campeón en: 1992, 1993, 1994, 1995, 1996 y 1997. Así como lo repitió en su regreso glorioso de 2005. En cambio, cuando retornaron para reinar en: 2006, 2010, 2011, 2012 y 2013 ya lo hicieron con un V-8.

Si se toma en cuenta su brillante andadura, no se soslaye que impulsaron a los siguientes constructores: Renault, como equipo, durante 300 carreras. Williams con 185. A Red Bull e Infiniti-Red Bull, con 167. A Lotus 139. A Ligier 95. A Benetton 67. A Caterham 38 y, a Tyrrell, con 26 Grandes Premios. Una odisea.

Como equipo, Renault F1, también tiene su historia que contar: porque ha celebrado 289 largadas, si bien con sólo dos campeonatos capturados, en 2005 y 2006 gracias al talento indudable de Fernando Alonso. Pero, ha dado trabajo a pilotos que están en un lugar de privilegio dentro de la historia del automovilismo deportivo: Alain Prost, Jenson Button, Jacques Villeneuve y Mario Andretti que han llegado a ser campeones mundiales. También a: René Arnoux, Jabouille naturalmente, Patrick Tambay, François Hesnault, Franck Montagny, Philippe Streiff, Eddie Cheever, Derek Warwick, Alan McNish, Robert Kubica, Heikki Kovalainen, Vitaly Petrov y Bruno Senna, entre una nómina de 23 que ha reunido.

Su vida se ha jugado en tres épocas, una inicial que fue de 1977 a 1985. La segunda, de 2002 a 2011. Y tal vez la más interesante, o al menos la más retadora: que dará inicio, de nueva cuenta en: el año venidero de 2016.

¡Vive la France!

Muy amigable mente,

Ángelo della Corsa