'La peculiar forma de "entrenar" de Hamilton', por Nira Juanco

El ganador Lewis Hamilton, Mercedes AMG F1 con los fans

Foto: Glenn Dunbar / LAT Images

Sinceramente, ¿quién habla ahora de la juerga de Hamilton en Mykonos rodeado de chicas guapas justo el día antes de la macro exhibición en pleno centro de Londres a la que asistieron todos los pilotos de la parrilla excepto él? Nadie.

Lewis es un experto en eso... En pasárselo bien en fiestas de todo tipo a lo largo y ancho del planeta, que le critiquen por ello, y cerrar bocas en la pista. Que, al fin y al cabo, es donde él tiene que hablar. Y eso hizo este fin de semana. Llegaba al gran premio de casa cuestionado y duramente criticado después de escaquearse del mega evento que los nuevos dirigentes de Liberty habían organizado en Trafalgar Square, nada más y nada menos.

Asistieron todos los pilotos de la parrilla. Todos, menos uno. El ídolo británico se borró de la cita argumentando que estaba centrado para llegar lo mejor posible a la carrera de casa después de dos grandes premios llenos de mala fortuna y donde se había dejado muchos puntos por el camino.

¿Y cómo se centra Hamilton? ¡De fiesta! El piloto británico va y cuelga en su cuenta personal de Twitter un video donde se le veía en Mykonos de fiestón bajo la frase "This is holiday" ("esto son vacaciones"). ¿Por qué hace eso Lewis? ¿Qué necesidad tiene? Porque estaba claro que le iban a llover las críticas. Muy sencillo: lo hace porque puede.

Llegó la hora de la verdad y habló alto y claro: pole brutal para el inglés, victoria, líder toda la carrera y vuelta rápida en Silverstone. Un nuevo y rotundo Grand Chelem. Se notaba que se había preparado el mensajito para sus críticos porque en la entrevista con las televisiones se desquitó diciendo que después de toda la basura que se había dicho de él, ésta era la mejor manera de callarlos.

Lee esas declaraciones de Hamilton:

Hamilton considera que su GP de Gran Bretaña responde a sus críticos

Pues sí, tiene toda la razón. Sin entender su ausencia al gran evento del pasado miércoles en pleno centro londinense (dicen que lo hizo para dar una bofetada a Liberty por no haber sancionado más duramente a Vettel en Bakú), Hamilton ha dejado claro ya en muchas ocasiones que puede hacer lo que quiera con su vida. Lo que quiera. Cuanto más viaja, más jet lag tiene, a más fiestas va, más desfasa en su vida privada, mejor le van las cosas. Y así lo confesó él mismo en una entrevista: "Puedo salir de fiesta, levantarme al día siguiente y ganar la carrera".

Ganador de la carrera Lewis Hamilton, Mercedes AMG F1, segundo lugar Valtteri Bottas, Mercedes AMG F1, en el podio

Foto: Andrew Hone / LAT Images

¿Recuerdan ver a Hamilton en el parón veranigo de la temporada 2015 bailando como un poseso con un puro en la boca y rodeado de bellas mujeres, entre ellas Rihanna, en Barbados? Como para olvidarlo. Anda que no se habló de eso y de su mala vida. Llegó el Gran Premio de Bélgica, el primero tras las vacaciones, y ganó. Ahí y en el siguiente, Italia. Imposible olvidar tampoco la semana de desfase que vivió tras el Gran Premio de Rusia 2016, donde su compañero Nico encadenaba cuatro victorias consecutivas en las cuatro primeras carreras. Para ahogar las penas, Lewis se fue a Atenas de fiesta, de ahí a Londres, Nueva York, para terminar en un fiestón en Miami que retransmitió en su cuenta de Snapchat.

Le llovieron críticas, pero las calló encadenando una racha de seis victorias en ocho carreras.
Un periodista gracioso le preguntó el pasado jueves en la rueda de prensa de la FIA que, viendo lo bien que se había preparado en Grecia, si su próximo destino iba a ser Disneylandia para llegar listo a Hungría. Cero gracia, la verdad. Pero visto lo visto, mejor que Disneylandia, que se vaya a Ibiza. O que vuelva a Mykonos.