Un fin de semana que empezó mal terminó peor. La mala suerte (bajo la forma del toque propinado por Andrea Kimi Antonelli a Charles Leclerc) privó a Ferrari de una posible cuarta posición; el resto se perdió por errores de los hombres de rojo. Hamilton aparcó su monoplaza al borde de la pista tras un error en la curva 3, pasando por la parte alta de la sobrelevada en un momento en que una ligera lluvia había reducido el agarre. Incidente inevitable y segundo fin de semana consecutivo con cero puntos.

Leclerc, en cambio, fue víctima de los hechos. Charles regaló momentos de gran conducción al inicio, adelantando a Russell en la Tarzan, y en la vuelta 32 volvió a superar al Mercedes número 63, que había pasado por delante debido a la desafortunada salida del safety car tras el incidente de Hamilton. La maniobra en la curva 12 fue espectacular: Leclerc fue hábil y muy decidido al sorprender al rival en un punto donde normalmente no se ven adelantamientos, y Russell quedó efectivamente sorprendido.

Charles Leclerc, Ferrari, George Russell, Mercedes

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En su camino apareció otro Mercedes, esta vez el de Antonelli, que llegó a sus espaldas en la vuelta 50. Cuando Kimi pasó a dos segundos de la Ferrari, el box de Mercedes lo llamó para su segundo pit stop, un intento de undercut con neumáticos blandos. Ferrari reaccionó en la vuelta siguiente, y tras reincorporarse a la pista los dos monoplazas rodaron muy cerca en la curva dos hasta que se produjo el contacto.

El cero del GP pesa. A pesar de las desventuras de Antonelli, Mercedes redujo a doce puntos la diferencia en el campeonato de constructores en un fin de semana en el que el ritmo de carrera de Ferrari pareció (por poco) superior al de la W16. La Scuderia pagó el resultado de la clasificación, a su vez condicionado por los problemas sufridos el viernes. La comparación con Red Bull Racing y Mercedes (y en Zandvoort también con Racing Bulls) se juega al décimo, y cualquier error resulta crucial para el desenlace del fin de semana.

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Los problemas en el box de la Scuderia son varios. Nada nuevo, solo la confirmación de dificultades que arrastran desde hace tiempo y que probablemente se prolongarán hasta el final de la temporada. La SF-25 puede rendir mejor en circuitos que le resulten más favorables (Monza estará entre ellos), pero donde hay desniveles y secuencias de curvas que exigen una conducción combinada, los problemas persisten. Para ser la segunda fuerza se necesita algo más, especialmente si Red Bull (como pareció en Zandvoort) confirma que ha vuelto a centrarse tras momentos de dificultad.

Luego está la cuestión Hamilton, que mostró signos de recuperación en términos de rendimiento, pero cometió varios errores durante el fin de semana. La premisa (obligatoria) es importante: Hamilton no es el problema de Ferrari. Si desde el inicio de la temporada hubiera habido dos Charles Leclerc en el box, el balance no sería muy diferente del actual, pero Lewis sigue siendo un signo de interrogación. Si, como ocurrió tras la carrera de Zandvoort, no se hacen concesiones al juzgar errores como el de Antonelli, no se puede ser indulgente con quien tiene mucha más experiencia y termina su carrera contra las barreras.

Ciertamente, Hamilton no esperaba llegar a Monza en la situación en la que se encuentra hoy, pero el trazado podría jugar a su favor. Quizás Lewis también necesite encadenar un fin de semana positivo para recuperar moral y tranquilidad, pero ese fin de semana debe llegar de algún modo.

"Creo que Zandvoort tiene todo lo que nuestro coche odia —concluyó Leclerc resumiendo el fin de semana y mirando al GP de Italia—, y eso me hace pensar que Monza será más positivo. Pero no creo que podamos aspirar a la victoria; sigo pensando que la McLaren será rápida en todas partes. De todos modos, nunca digas nunca, al fin y al cabo el año pasado no habría imaginado que podríamos luchar por la victoria, pero luego sucedió realmente".