Los Ferrari F1 de leyenda: el coche que debería haber sido campeón

Durante el dominio de McLaren-Honda de 1988 a 1991, ningún coche les apretó tanto como el Ferrari 641.

Habiendo visto de manera impotente como sus coches perdían en pista ante los McLaren del diseñador John Barnard, Enzo Ferrari llegó a una conclusión lógica y fichó a Barnard a finales de 1986.

Barnard había chocado con el jefe de McLaren, Ron Dennis, y estaba dispuesto a irse, pero se dio cuenta de que su valor de mercado le permitía alcanzar un gran acuerdo financiero y persuadió a Enzo de construir una nueva oficina de diseño, no en Maranello, sino en Shalford, una ciudad dormitorio entre Guildford y Godalming.

Trabajando desde la grandiosamente bautizada como Oficina Técnica Guildford, Barnard y su equipo enviaban por fax sus diseños completos página a página hasta Maranello, donde eran minuciosamente reensamblados y transformados en realidad de fibra de carbono. ¿Qué podía salir mal?

De alguna manera, en medio de las famosas disputas políticas internas de Ferrari, una situación exacerbada por el vacío de poder que siguió a la muerte de Enzo en agosto de 1988, Barnard creó algunas hermosas máquinas de carreras mientras trabajaba de forma remota.

Los coches de 1987 y 1988 siguieron una trayectoria de competitividad al alza, gracias en parte al nuevo túnel de viento de Ferrari, antes de que Barnard asestase el golpe maestro en 1989.

A pesar de los problemas de fiabilidad, Nigel Mansell ganó por primera vez en el Gran Premio de Brasil de apertura de la temporada 1989. Fue la primera vez que el coche completó una carrera. El 640, con su vistoso V12 y su caja de cambios semiautomática, era hermoso y asombrosamente rápido.

Tristemente, no fue lo suficientemente rápido o fiable para batir a McLaren en el Mundial y, por ello, Bernard, desgastado por las luchas internas, fichó por Benetton para 1990.

El diseño del 640 fue completado por Enrique Scalabroni y Steve Nichols, que llegó de McLaren junto al campeón del mundo Alain Prost.

Alain Prost, Ferrari 641

Foto: Sutton Images

Mecánicamente similar a su predecesor, el nuevo coche tenía un tanque de combustible más grande y un motor más convencional aspirado, pero mantuvo su estilo esbelto. 

Scalabroni y Nichols se habían centrado en mejorar su fiabilidad, pero el 641 llevó a que Mansell anunciase su retirada de la F1 a mitad de año. 

Prost, no obstante, ganó cinco carreras y perdió el título solo cuando su duro rival, Ayrton Senna, le sacó de pista en Suzuka. 

El 641 sigue siendo uno de los F1 más bonitos de todos los tiempos. ¿La prueba? Hay uno en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. 

Stuart Codling