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Análisis

Enfrentamiento FIA-FOM: los bandos de una guerra en la F1

Las tornas han cambiado, y hay un claro enfrentamiento entre la FIA y la FOM, lo que podría afectar de manera negativa a la Fórmula 1. Estos son los bandos de la guerra.

Stefano Domenicali, Director General de la Fórmula 1, y Mohammed bin Sulayem, Presidente de la FIA, en la parrilla de salida.

El tema de Toto Wolff ha dado una clara imagen de las posiciones en la Fórmula 1. La guerra actual está destinado a influir en el futuro de la categoría, y la espectacular postura adoptada por los diez equipos, que en un comunicado conjunto en sus respectivas redes sociales tomaron partido en defensa del matrimonio Wolff, ha oficializado los bandos.

Por un lado, la FIA, liderada por Mohammed ben Sulayem, por otro, las diez escudería unidas junto a Liberty Media. En un asunto todavía pendiente, al menos ese aspecto está muy claro.

Conoce lo sucedido con Toto Wolff y la FIA:

La postura adoptada por los los participantes del mundial ha cambiado mucho el escenario, derrumbando la hipótesis de que la acción emprendida por la federación internacional se basaba por la acción de uno o varios directores de equipo, como informó un medio de comunicación. Si nos fiamos de lo que han declarado públicamente cada uno de los diez conjunto, en realidad no es así, por lo que será interesante ver cuál será el siguiente paso del organismo rector.

Aunque la FIA es, por supuesto, libre de actuar de forma independiente, fue la propia federación internacional la que citó las "especulaciones de los medios de comunicación" como la razón que desencadenó el procedimiento. Ahora que esos rumores han sido desmentidos por los directores de los equipo, habrá que ver si se pone en marcha una investigación adecuada [con un montaje acusatorio apoyado en hechos y/o testimonios que por el momento se desconocen] o si tras las evaluaciones iniciales se deja a un lado todo el tema.

El caso "Wolff" es un capítulo más de la "guerra fría" que mantienen el presidente de la FIA, Mohammed ben Sulayem, y Liberty Media. El nuevo rumbo del organismo aspira a tener un papel primordial en la gestión de la Fórmula 1, más allá de las responsabilidades reglamentarias del deporte.

Sin embargo, hay una limitación que no permite a la FIA tener voz en los aspectos comerciales, y que se recoge en los 'Acuerdos de los 100 años', es decir, el pacto alcanzado en 2001 entre la FIA [dirigida entonces por Max Mosley] y SLEC Holdings Limited, propiedad de Bernie Ecclestone. La federación internacional cedió hace más de dos décadas los derechos comerciales del mundial de Fórmula 1 a SLEC durante un siglo [desde 2011 y 2110] a cambio de una contraprestación de 313 millones de dólares.

La pelota pasó a Liberty Media en 2016 con la compra de los derechos comerciales por 4.600 millones de dólares [asumiendo también deudas pendientes de más de 3.000 millones], mientras que en 2021, la presidencia de la FIA pasó de Jean Todt a Mohammed ben Sulayem. Este último confirmó inmediatamente que no quería estar sujeto a los papeles de las anteriores direcciones, reclamando una posición central también en el contexto de la Fórmula 1.

Todo ello mientras Liberty Media consiguió aumentar significativamente los ingresos del campeonato, impulsando su valor comercial hasta tal punto que el pasado mes de enero surgieron rumores sobre un fondo saudí interesado en hacerse con la propiedad del paquete que estaba en manos Liberty Media por 20.000 millones de dólares.

En ese momento también surgió el acercamiento del presidente de la FIA, que intervino en el asunto con una declaración pública en la que calificaba de inapropiado el precio de 20.000 millones de dólares. La reacción de Liberty Media fue inmediata, con una invitación al presidente a no inmiscuirse en asuntos ajenos a su ámbito de competencia.

El problema está justo aquí, y el área de competencia del organismo rector va más allá de la gestionada por sus predecesores, y quiere tener voz incluso en áreas en las que el actual reparto de funciones no se lo permite. El tema de "Andretti" es diferente, puesto que es competencia de la FIA evaluar cualquier solicitud de nuevas estructuras que busquen la posibilidad de entrar en la Fórmula 1, y eso es lo que ha hecho la federación internacional al admitir al equipo estadounidense.

Sin embargo, la FIA no pudo resistir la tentación de emitir un comunicado público en el que descaradamente pasaba la pelota a Liberty Media. Si el titular de los derechos comerciales acepta la entrada de Andretti, estará tomando una decisión contraria a los deseos de los diez equipos presentes en el campeonato, y viceversa, estará rechazando la candidatura de una escudería norteamericana apoyada por un fabricante del misma país como proveedor de unidades de potencia. Para una empresa con sede en Colorado, no sería una operación muy popular.

Más allá de los directamente implicados, la guerra FIA-Liberty Media ve a una gran parte del paddock como un espectador muy interesado pero, de hecho, impotente. De vez en cuando resurge la hipótesis de una ruptura, el antiguo proyecto de la GP1, en realidad el termómetro de las relaciones entre el organismo rector y el titular de los derechos.

Cuando la relación es crítica, siempre resurge esta idea, cuando se archiva significa que las relaciones son buenas. Es una amenaza que alejan quienes son conscientes de que se trata de un proyecto inviable, y si la Fórmula 1 ha sobrevivido durante 74 años, es que el equilibrio funciona, aunque con altibajos.

La idea de una gestión sin contrapartida experimentaría una euforia inicial que se desvanecería a las primeras dificultades. Se necesita mediación, y este es la situación en la que la FIA de Mohammed ben Sulayem parece tener sus mayores limitaciones. Es cierto que la Fórmula 1 es una categoría de la FIA, pero también que el organismo rector, sin los fondos que recibe anualmente de la Fórmula 1, se vería obligada a cerrar sus puertas, o a una profunda reducción que de hecho la desnaturalizaría.

Las dos partes están obligadas a coexistir, y si no encuentran la manera de hacerlo, serán los protagonistas del asunto los que más pierdan. El sistema se asegurará una nueva oportunidad con nuevas caras alrededor de la mesa.


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