Opinión: en defensa de los cambios de reglas en la F1

Cambiar las reglas, especialmente en la Fórmula 1, puede ser costoso. Irremediablemente vienen acompañados de protestas, de acusaciones de ser innecesarios y, a veces, se pueden debatir las razones. Lewis Hamilton ya ha sugerido que los cambios para 2021 se hicieron para frenar a Mercedes...

Pero los cambios en las reglas son una parte importante e integral del automovilismo por varias razones. Los más obvios son probablemente la seguridad y la necesidad de responder a las tendencias o desarrollos tecnológicos.

Los encargados de legislar la F1 están en una batalla constante para contener las velocidades para que los coches no "sobrepasen" los límites de los circuitos actuales. Cambiar de coche es más barato y más sensato que revisar constantemente las pistas.

Eso solía afrontarse con las reglas de motor, pero más recientemente la aerodinámica, la fuerza impulsora clave en el rendimiento de la F1 durante las últimas tres o cuatro décadas, ha sido el objetivo.

Jos Verstappen, 1994 Belgian GP

De manera similar, los cambios en las reglas permiten una respuesta a un progreso tecnológico que podría ser indeseable, como el control de tracción y estabilidad, o aquel que empuja el rendimiento demasiado rápido, como la primera era del efecto suelo.

También permiten que el deporte motor siga las tendencias de los coches de calle cuando sea necesario, como la mayor eficiencia de los tan criticados motores turbo-híbridos.

Otros desarrollos de seguridad, incluido el Halo, pueden desencadenar cambios en las reglas, aunque estos no siempre tienen un impacto significativo en el coste o el rendimiento de los equipos. Como ocurre con cualquier cambio, la gente suele lamentarse al instante de ver algo diferente antes de acostumbrarse a la "nueva normalidad".

Pero casi tan importante, sea adrede o no, es que los cambios en las reglas también pueden cambiar el orden competitivo. Los períodos de dominación, que se alargan cada vez más con el tiempo, no son buenos para la F1 en su conjunto y los aficionados siempre prefieren la emoción de una mayor competencia o un orden diferente al que vieron el año anterior.

Casi todas las principales revoluciones de las reglas de la F1 en la historia del campeonato mundial han dado como resultado un cambio de dominio, o al menos un nuevo reto para los equipos punteros. Las excepciones son el tiempo de McLaren en la cima pese al cambio de turbo a la potencia normalmente aspirada en 1988-89 y la continua racha ganadora de Mercedes a pesar de las nuevas reglas aerodinámicas para 2017, aunque ese último cambio tuvo el impacto de acercar mucho más a Ferrari a las (entonces) Flechas de Plata.

Photo by: Motorsport Images

La desventaja es que las nuevas reglas a menudo separa aún más a los equipos, ya que los más grandes y con más dinero pueden adaptarse mejor y más rápido. Pero hay excepciones. La prohibición de todos los artilugios electrónicos en 1994 igualó la parrilla considerablemente, poniendo fin a una ventaja de Williams que era tan grande que se parecía más a las distancias de la década de los años 50.

Las reglas de 2022 tienen como objetivo hacer algo similar, al mismo tiempo que afrontan el problema financiero con una filosofía de límite de costes que ya ha comenzado. Si más equipos tienen la oportunidad de ganar la próxima temporada, pocos se quejarán de los cambios. E incluso Hamilton, que dice que disfruta de la competencia, seguramente lo agradecerá, si es que decide quedarse en la F1.

El conjunto de reglas de 2022 también tiene como objetivo mejorar las batallas rueda a rueda abordando el problema del aire "sucio" que compromete a un coche que persigue. Ese ha sido un problema en la F1 desde la década de los 80 y no se ha gestionado correctamente, a pesar de varios cambios en las reglas. Con suerte, la F1 2022 tendrá más éxito en arreglar el problema.

Los cambios de reglas a menudo son costosos y deben estudiarse cuidadosamente, lo que no siempre ha sucedido en la F1, pero también son importantes. Y, si se hacen bien, ofrecen más intriga y emoción al comienzo de (y durante) una nueva temporada.

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