Cómo Vettel fue clave en la relación de Verstappen y su ingeniero

Red Bull está en todas partes en la Fórmula 1. Domina la temporada actual, con Max Verstappen en camino de asegurarse un tercer título mundial consecutivo, celebrando 100 victorias en el campeonato después del triunfo del holandés en el Gran Premio de Canadá, y ahora viajarán a la próxima carrera en su casa para disputar el Gran Premio de Austria.

Incluso está organizando un evento con motivo de las 12 Horas de Nurburgring en septiembre, en donde Yuki Tsunoda dará una vuelta al Nordschleife en un Honda NSX GT3 Evo, mientras que el reserva de Red Bull, y posible fichaje para los de Faenza, Daniel Ricciardo, también lo hará, pero en el RB8 de 2012.

El vigente campeón del mundo quería unirse a la exhibición, pero no recibió la autorización del asesor de Red Bull, Helmut Marko. Sin embargo, estará una antigua estrella de la escudería, la primera, Sebastian Vettel, que se reencontrará con su RB7 de 2011, aunque adaptado para funcionar con combustible neutro en carbono.

El alemán fue el primero en ganar con los austriacos en el Gran Premio China 2009, después de haber roto ya la racha de Toro Rosso, quienes eclipsaron al equipo principal con su famosa victoria en mojado en Monza la temporada anterior. Alrededor de Vettel, Red Bull aprendió a ganar de verdad, y pasó de ser un recién llegado a la élite de la Fórmula 1 a convertirse en el líder a principios de la década de 2010, y de nuevo en la actualidad.

Ese proceso no estuvo exento de desafíos, especialmente en lo que respecta a la gestión de los pilotos. Por aquel entonces, el teutón era la joven estrella y la encarnación perfecta del estilo de vida de los deportes extremos que la dirección de marketing de Red Bull quería utilizar para promocionar su producto principal, como había hecho con tanto éxito en otros deportes.

Eso chocaba con su entonces compañero de equipo, Mark Webber, cuya historia era muy diferente. El australiano, por fin en un coche puntero y dispuesto a demostrar lo contrario a los detractores que pensaban que no estaba hecho para triunfar al máximo nivel en la Fórmula 1, se ganó una reputación de carácter fuerte por sus batalladoras reacciones al choque entre ambos en el Gran Premio de Turquía 2010 y su comentario de "no está mal para un piloto número dos" tras su victoria en Silverstone.

Dos de los protagonistas de aquella época, Webber y el jefe del equipo, Christian Horner, incluso una década después de la salida del australiano de la escudería, siguen mostrándose reacios a ampliar los detalles de lo que fue claramente un periodo díscolo. Se trata de la idea de que ningún gran éxito deportivo se construye sobre un camino fácil.

"Obviamente, hubo algunos momentos que fueron incómodos para el equipo por la rivalidad que había entre Mark [Webber] y Seb [Vettel]", dijo el máximo responsable del conjunto a Motorsport.com. "En retrospectiva, uno mira hacia atrás y piensa que algunas cosas fueron un poco tontas, pero siempre estás aprendiendo en este negocio y seguimos aprendiendo a diario".

Ya en 2010 y hasta su marcha de Red Bull, el equipo aprendió cada vez más sobre Vettel, de quien Horner dice que era "un gran tipo con el que trabajar" y "enormemente comprometido e increíblemente trabajador": "Muy metódico y organizado en su forma de correr. Presionaba mucho al equipo, y nosotros cumplíamos. Iba a ver la fábrica de Pirelli para entender cómo se fabricaban los neumáticos, con todo lujo de detalles, quería cada vez más información, creo que le dimos un entorno en el que prosperó, su personalidad era contagiosa y le vimos crecer aquí".

Ese último punto es todavía más perceptible en el caso de Verstappen. La actual estrella de Red Bull entró en la Fórmula 1 en 2015 con solo 17 años [Vettel tenía 19 cuando hizo lo mismo en 2007], y solo tenía un año más cuando logró su sorprendente ascenso al hermano mayor en el Gran Premio de España 2016 como sustituto de Daniil Kvyat.

El neerlandés terminó siendo el sucesor de Vettel en la historia de Red Bull, no Ricciardo, que se había unido cuando Webber se fue después de 2013, ni Kvyat tras la salida sorpresa de la marcha propio Vettel a Ferrari en el segundo año de la era turbo híbrida. Cuando se le pide que los compare, Horner afirmó que el alemán y el holandés son "dos caracteres completamente diferentes", siendo este último "el piloto más directo que he tenido nunca".

"Si le aprietas, sabes que vas a dar el 110%", continuó el británico. "Él esperará que le devuelvas el 110%. Te dirá exactamente cómo es, lo que tiene en mente en ese momento, es un piloto sin pelos en la lengua, y es muy sencillo trabajar con él en ese sentido".

No obstante, hay un vínculo entre los dos campeones del mundo de Red Bull, más allá de sus comienzos desde muy jóvenes, sus enfrentamientos con los compañeros de equipo y sus momentos más exceso en la pista. Horner dijo que eso se puede ver en cómo su escudería mantiene el vínculo más importante con Verstappen durante las carreras, a través de su ingeniero de carrera, Gianpiero Lambiase

Lambiase, más conocido como 'GP', está siguiendo los pasos otro muy conocido en el paddock, pero en el garaje de Mercedes con Lewis Hamilton, Peter Bonnington. Como la voz en el oído del piloto de la época, interpretada ante una audiencia mundial en cada carrera en la que Verstappen es un protagonista principal, el propio reconocimiento de Lambiase está creciendo.

Quizá algún día él también firme autógrafos a los aficionados, como Motorsport.com observó que hizo Bonnington en Singapur el año pasado, si es que no lo hace ya. La reputación de Lambiase se ve reforzada por la forma brillante y sarcástica en la que interactúa con Verstappen cuando es necesario, lo que es perfecto para los cortes en las redes sociales, que necesitan hacerse virales como parte clave de la promoción deportiva en la era actual.

Sin embargo, Horner dijo que Red Bull ha ayudado a Lambiase a hacer eso, ya que es una parte clave del equipo para obtener lo mejor de su piloto estrella: "Es su trabajo, él es la unión con el piloto en la pista. Max [Verstappen] tiene un carácter fuerte, y 'GP' es igual de luchador, así que, a veces son como un matrimonio de ancianos discutiendo sobre qué canal ver en la televisión, pero hay un verdadero respeto y una confianza y una relación entre los dos."

Está claro que la dinámica funciona muy bien para el neerlandés, y el aparentemente frío distanciamiento de Lambiase hacia su piloto es una parte importante del trabajo que tiene que hacer, mayor desde el verano pasado, cuando tomó el relevo de Guillaume Rocquelin [conocido por muchos aficionados a la Fórmula 1 como 'Rocky' cuando se le escuchaba animar a Vettel a través de la radio hace una década] como jefe de ingeniería de carreras de Red Bull.

El lado más emocional de Lambiase se pudo escuchar en su reacción a la polémica victoria de Verstappen en el Gran Premio de Abu Dabi de 2021. Allí sus celebraciones a gritos sonaron tan diferentes a su habitual persona calmada que algunos se preguntaron si se estaba escuchando a Alex Albon [entonces piloto reserva de Red Bull] en su lugar, y Horner ha revelado ahora que, sin darse cuenta, Vettel desempeñó un papel en la formación la dupla de piloto e ingeniero.

"'GP' ha crecido mucho. Vino como un reemplazo [en 2015] para Rocky, que estaba dando un paso adelante en el papel como jefe de ingeniería de carrera, el que 'GP' tiene ahora", comentó. "Y 'GP' pasó por un proceso agotador que incluyó una larga charla con Sebastian [Vettel] para convertirse en el sucesor de Rocky [como ingeniero de carrera]. Se comprometió a unirse al equipo, y poco después Sebastian se fue a Ferrari, así que 'GP' vino a hacer de ingeniero de Sebastian Vettel, y ¡consiguió a Daniil Kvyat! Hizo un gran trabajo con él y luego, obviamente, cuando Max pasó a ocupar el asiento, los dos crearon un vínculo muy rápido, ha sido un gran éxito".

El éxito de la asociación Verstappen-Lambiase es uno de los enigmas a los que se enfrenta la Fórmula 1 en estos momentos. Se puede ver claramente en ciertos datos que el interés en el campeonato ha disminuido en comparación con el ferviente seguimiento que acompañó a la alocada temporada 2021 y la lucha entre Red Bull y Ferrari a principios del año pasado, y el incumplimiento del límite de costes de Red Bull en 2021 fue un claro golpe a la reputación, que debe sopesarse en cualquier evaluación de la actual racha del equipo de Milton Keynes.

No obstante, un informe de Sky Sports publicado esta semana en el Daily Telegraph afirmaba que "las cifras de audiencia de la Premier League, la final de la Carabao Cup, la Fórmula 1 y la admirada cobertura del criquet de Ashes han batido "récords históricos en los últimos meses".

El actual atractivo del Gran Circo puede verse en Ryan Reynolds, Rob McElhenney y Michael B. Jordan, quienes se han atrevido a invertir en Alpine. Motorsport.com tiene entendido que Silverstone acogerá a 450.000 aficionados, superando en 50.000 su récord de asistencia del año pasado.

Para Red Bull, se trata de mantener y maximizar su lugar. En última instancia, no lo hizo con Vettel después de 2013 debido a que Mercedes lo hizo mejor que nadie con los cambios en las reglas de las unidades de potencia en el comienzo de la era de los V6 turbo híbridos, y las modificaciones que se avecinan para 2026 representan un evidente paralelismo: la próxima gran prueba para un equipo que ahora mismo está en todas partes.

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