GP China 2007 de F1: cuando Hamilton se enganchó y Ferrari creyó

Corría el 7 de octubre de 2007, y el título mundial de Fórmula 1 estaba en juego entre tres pilotos. Lewis Hamilton lideraba la clasificación con una renta de 12 puntos sobre su compañero, Fernando Alonso, y 17 sobre Kimi Raikkonen, con la posibilidad de sumar un máximo de 20 unidades en las dos carreras que quedaban.

Solo una semana antes, en el Gran Premio de Japón, el británico abría una importante brecha gracias al fuerte accidente del español, en Fuji, y en China tenía su primera oportunidad de asegurarse su primer campeonato del mundo en la máxima categoría del automovilismo.

En la jornada del sábado, en la clasificación, todo parecía de cara para el joven de tan solo 22 años, ya que se aseguró la pole position en Shanghai gracias a un 1:35.908, siendo más de una décima más rápido que el Ferrari de Raikkonen y por delante del otro monoplaza del equipo de Maranello, el de Felipe Massa, y de su compañero Fernando Alonso, que partiría cuarto.

Ya el domingo, la lluvia hacía acto de presencia sobre el circuito chino, con lo que todo podía pasar, desde ver el primer título de Hamilton, que se convertiría en el campeón más joven de la historia, hasta que Alonso y Raikkonen se acercaran peligrosamente en la general.

Esa segunda posibilidad se iba esfumando a medida que comenzaba la prueba, puesto que el inglés de McLaren conservaba el liderato en los primeros giros con los neumáticos intermedios, aunque con el paso de las vueltas y el efecto aspiradora de los monoplazas, el asfalto se iba secando, degradando así a una velocidad de vértigo las gomas mixtas.

No obstante, en el equipo de Woking mantenían su estrategia, esperando a celebrar la consecución de su joven estrella. Es por ello que conservaron los intermedios mientras que los cuatro primeros seguían en idénticas posiciones a las que salieron en el mítico Gran Premio de China de 2007.

A pesar de que Hamilton tenía dominada la prueba, la abrasión del asfalto provocó un desgaste excesivo en los compuestos del McLaren del debutante, por lo que, tras ser sobrepasado por Kimi Raikkonen, no tuvo otro remedio que pasar por el pitlane. O esa era su idea, porque con unos Bridgestone que estaban en las lonas, trató de entrar en la calle de boxes de una manera demasiado agresiva y se fue directo a la puzolana.

En las cabinas de comentaristas no se podían creer lo que estaba ocurriendo, y es que el líder del mundial se quedaba enganchado en la escapatoria de grava de Shanghai. Ante la imposibilidad de retomar el curso de la carrera, el británico tuvo que bajarse de su MP4-22, viendo cómo Kimi Raikkonen heredaba una victoria que tenía en sus manos para acercarse en la clasificación general.

El finlandés consiguió su 14ª victoria en el Gran Circo y la 200 de Ferrari, mientras que Fernando Alonso consiguió sobrepasar a Massa para ponerse a tan solo 4 puntos de su compañero y viajar a Brasil con todo aún por decidir, pero con todo el equipo McLaren en su contra.

El resto de lo que ocurrió es historia, con un error de Hamilton que lo envió a las posiciones más retrasadas en Interlagos, y un bicampeón asturiano incapaz de superar a los monoplazas del Cavallino Rampante, que se unieron para derrotar a un equipo de Woking que se saboteó a sí mismo cuando tenían todo para conquistar un campeonato que se escapaba desde la época de Mika Hakkinen a finales de la década de 1990.

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