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GP Japón 2006 F1: el motor Ferrari que nunca fallaba y el milagro para Alonso

Un 8 de octubre se disputó el GP de Japón 2006, donde Michael Schumacher y Fernando Alonso se jugaban el mundial. El motor Ferrari decantó el título.

Ganador de la carrera Fernando Alonso celebra

La Fórmula 1 estaba sumida bajo el yugo impasible de Michael Schumacher y Ferrari en el inicio de la década de los 2000, y solo unos tímidos acercamientos de McLaren con Kimi Raikkonen pusieron en peligro su hegemonía de cinco temporadas consecutivas cosechando el título mundial. Sin embargo, a partir del 2005, todo cambió, y un joven procedente de un país donde la F1 no estaba tan arraigada, Fernando Alonso, se convirtió en el heredero del 'Káiser'.

El español se convirtió en el campeón del mundo más joven de la historia con Renault, pero el alemán del Cavallino Rampante, a pesar de que se le escapara su octavo campeonato, el sexto seguido, volvió con más fuerza que nunca para pelear contra el ovetense en 2006. Así fue como un 8 de octubre, los dos candidatos llegaron empatados a puntos en el Gran Premio de Japón, a falta de dos citas para echar el cierre a una campaña de infarto.

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El circuito de Suzuka sería el escenario el que se podía decidir el título a favor de Schumacher, ya que su victoria combinada con un abandono de Alonso le habría dado su octava corona, puesto que el asturiano solo podría empatar en Brasil, pero al ganar menos carreras, el germano seguiría por delante. Todo se le puso de cara al heptacampeón, ya que en la clasificación del sábado, su compañero, Felipe Massa, se hizo con la pole position, mientras que él era segundo y su rival de Renault apenas llegaba a la quinta plaza, a más de siete décimas del mejor crono de la sesión y con los dos Toyota, el del hermanísimo Ralf y el de Jarno Trulli, en medio.

A pesar de ello, el español no se daba por vencido, pero sus opciones disminuyeron cuando Schumacher se puso en cabeza en la tercera vuelta tras superar al segundo Ferrari del brasileño, mientras que él solo podía adelantar al italiano de Toyota. Desde ahí, solo un milagro podía hacer que Alonso reviviera en el mundial, más aún cuando tenía al hermano de su máximo rival y a su compañero de equipo justo entre ellos.

Y ese milagro llegó, de manera inesperada en el giro 37, cuando el motor italiano dijo 'basta' en la llegada al túnel de Suzuka. Schumacher acababa de salir del pitlane después de realizar la que iba a ser su última parada en boxes para repostar en una detención de 7,4 segundos, lo que le seguía otorgando una ventaja suficiente como para conservar el liderato, mientras que Alonso era segundo.

Sin embargo, en la retransmisión se pudo ver cómo una nube de humo blanco salía de la parte trasera del Ferrari 248 F1, algo que no había ocurrido en todo el año. De hecho, la última retirada por motivos mecánicos en el motor del germano databa del Gran Premio de Francia del 2000. Eso permitió que el ovetense de Renault se colocara como líder, tanto de la carrera como del mundial, en una de las imágenes más icónicas de la historia de la Fórmula 1, en lo que era una especie de metáfora del campeón dando paso a las nuevas generaciones.

Todos en el muro del Cavallino Rampante se llevaron las manos a la cabeza, incluido su ingeniero de pista, Chris Dyer, que veía con incredulidad cómo se esfumaba el octavo título de Schumacher para una retirada de ensueño. Después de eso, y de 53 vueltas creyendo en lo imposible, Fernando Alonso cruzó la línea de meta levantando el dedo celebrando la que sería la 15ª victoria de su vida en el Gran Circo, con Felipe Massa y Giancarlo Fisichella como acompañantes en el podio.

En Renault no podían estar más contentos, y se podía ver en los gestos de Flavio Britatore, el director por aquel entonces de la escudería, además de en los famosos 'pajaritos' del asturiano cuando ganaba una prueba. En el momento en el que llegó al parc fermé, sorprendió a todos con la celebración de 'la grulla', poco antes de saltar la valla y salir corriendo como si imitara el paso a caballo para acabar saltando sobre sus mecánicos.

Fernando Alonso aún debía esperar una semana más para certificar su bicampeonato en Interlagos, donde se despidió del equipo de Enstone con el que tocó la gloria, aunque más que un adiós fue un hasta luego, ya que su paso a McLaren no fue como esperaba y regresó en 2008 para más tarde dar el salto a Ferrari. El resto, es historia.

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