Análisis técnico: ¿un McLaren para renacer?
El MCL33 es un coche en fases muy iniciales de su desarrollo tras el cambio de suministrador de motores que hizo el equipo a final de 2017 de Honda a Renault.
Foto de: McLaren
Análisis técnico de Giorgio Piola
Análisis proporcionado por Giorgio Piola
Es un cambio que merece una consideración seria después de que el equipo tuviera que repensar por completo la instalación de su parte trasera, no solo desde un punto de vista físico, sino también aerodinámico.
Sin duda, el linaje reciente de sus predecesores se vio lastrado por los problemas asociados al motor Honda, con la llegada de Peter Prodromou desde Red Bull en 2014 actuando de catalizador para un cambio de filosofía en McLaren. Lentos pero seguros, los McLaren desde aquella fecha han convergido en un concepto similar de alta inclinación posterior-delantera (rake), con similitudes con Red Bull en cuanto a las superficies aerodinámicas.
Dicho esto, mientras que los dos coches de 2017 todavía permanecen en el corazón de los principios filosóficos, podéis empezar a ver dónde los dos equipos de diseño aerodinámico han encontrado un evolución divergente, con el ADN de cada equipo infiltrándose en el proceso de diseño de maneras diferentes.
En el caso de McLaren, ha llevado a que la sección interna de su alerón delantero sea recargada con orificios y bordes, rotando el vórtice Y250 que sale de esta región de una manera muy específica.
El alerón es una continuidad respecto al del año pasado y, sin duda, como el resto del coche, da una buena base para comenzar a progresar antes del arranque de la temporada.
Ha habido algo de trabajo justo delante de los pontones también, continuando el desarrollo hecho por el equipo en 2017, con las extensiones del splitter ahora notablemente serradas [1]. Hay una sección del suelo revisada entre los dos bargeboards y el borde de ataque del suelo [2], otra pequeña fila serrada detrás de este [4] y un pre-bargeboard con forma creciente cruzándose por delante del principal [3].
Dada la importancia de recopilar datos, sumar kilómetros y conseguir entender el comportamiento general del coche con otra unidad motora a bordo, es fácil de ver por qué le equipo ha elegido no tomar medidas agresivas en el diseño del coche de este año, evolucionando lo que ya se consideraba como una máquina con un gran potencial en su interior. Sin embargo, está lejos de ser un MCL32 con un motor Renault, ya que el equipo ha llegado con varias soluciones que le hacen separarse del coche de 2017.
Todos los equipos tuvieron cierto nivel de tolerancia al construir su suspensión en 2017, con grandes cargas respecto al año anterior dado el peso y la anchura mayor de los nuevos neumáticos de Pirelli. Sin embargo, en la trasera del coche, McLaren es pionero con un nuevo diseño, reposicionando los puntos de anclaje interiores del brazo superior, al mismo tiempo que los ha reformado para tener la disposición más aerodinámicamente eficiente posible.
Los pontones, una área de atención para casi toda la parrilla con la convergencia de las ideas mostradas por Ferrari en 2017, se han dejado provisionalmente intactos por parte de McLaren.
Un cambio amplio en esta área del coche quizás se consideró un paso demasiado lejos teniendo en cuenta la agitación ya creada para instalar la nueva unidad de potencia. Los pontones ya son lo más estrechos posible con el borde de impacto lateral montado más alto, con un corte agresivo tallado debajo de la pequeña entrada, disminuyendo hacia atrás a lo largo del monoplaza en una geometría ligeramente revisada para acomodar los diferentes elementos auxiliares hacia la zona en forma de botella de Coca-Cola.
En lo alto del pontón encontraréis una fila escalonada de generadores verticales de vórtices [5], que van en paralelo con los más externos que ya se usaron en 2017. También hay un aletín triangular horizontal montado entre los dos nuevos generadores de vórtices más adelantados y el cockpit [6]. Todo ello ayuda a que el flujo de aire siga la curvatura del pontón.
Flanqueando el pontón, encontraréis dos extremadamente largos orificios que abarcan casi toda la longitud del suelo [7].
En general, el MCL33 es quizás el F1 menos diferente a nivel visual de los que ya se han presentado, con todos los cambios arquitectónicos hechos bajo la piel para acomodar el motor Renault y con lo que se considera como uno de los mejores chasis.
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