'Y la tercera no es la vencida, pero tampoco la última', por Albert Fábrega

Fernando Alonso, McLaren MCL32

Photo by: Steven Tee / LAT Images

Llegó la tercera temporada y tampoco. Honda no ha sido capaz de encontrar el rendimiento y la fiabilidad que le permitiera estar a la altura de sus rivales. Un objetivo que se habían marcado para 2017 y que debería permitir al conjunto del proyecto -dígase equipo-coche-motor-pilotos- conseguir mejores resultados de los que han acumulado en tres años llenos de decepciones y por qué no decirlo, fracasos. Nadie, absolutamente nadie, hubiera pensado que a estas alturas estarían aún así.

Las sensaciones que transmiten es que han encontrado una base de trabajo que les permite ahora ya sí mirar hacia arriba. Pero después de tantos problemas, no es fácil creer ni entonar el “believe” que tanto hemos oído. Los recientes problemas en el 3.6 d Spa así lo denotan. Y no voy a entrar a leer lo que pasó en la carrera ni en la clasificación. Todos lo vimos y lo oímos. Ni tampoco quiero a entrar en el debate si un monoplaza que permite hacer Pouhon a fondo debe descargarse para poder defenderte mejor en las rectas durante la carrera. Pero más inverosímil es aún que si llegas a hacerla a fondo te quedes sin potencia. El mundo al revés.

Han cambiado muchas cosas de aquella primera temporada de Honda en F1, pero aún no han repercutido ni en fiabilidad ni en prestaciones. La llegada de Hasegawa en sustitución de Arai como máximo responsable, aportó frescura y sensatez a un proyecto que había perdido el rumbo incluso antes de empezar. Se infravaloró la magnitud de un desafío que el año anterior ya había puesto contra las cuerdas a toda una Renault, pero también a la mismísima Ferrari.

Yusuke Hasegawa (derecha), Gerente Senior de Honda

Photo by: Glenn Dunbar / LAT Images

Tardaron mucho, demasiado, en ver que necesitaban ayuda. La presión interna, la mediática, pero mucho más aún la ejercida por equipo y pilotos no hicieron otra cosa que provocar un efecto inverso del esperado. Y es que en el sí de Honda, quedaban los recuerdos de su última experiencia en F1 cuando volcaron, millones y millones de libras en un proyecto fallido que fue gestionado por gurús británicos de la F1. Honda no quiso caer en el mismo error, pero no supo encontrar un punto de equilibrio. Se encerró en si misma en la búsqueda de respuestas. Unas respuestas que llegaron y que escocieron en lo más profundo de su razón de ser: el método.  Un método de trabajo que es poco operativo y sobre todo incapaz de reaccionar a la velocidad de exige la F1. Un duro golpe para ellos, pero también para McLaren y sus pilotos.

Desde aquel momento han reaccionado. Mario Illien ya trabaja desde hace tiempo como consultor de Honda y han abierto sus puertas para encontrar nuevos proveedores y técnicos fuera de sus fronteras. Pero en F1 nada es de hoy para mañana. La complejidad de los motores híbridos es destructora. La FIA y constructores ya han reaccionado y para 2021 – o incluso antes- ya tendremos nuevo reglamento, con unos motores que, sin abandonar el concepto híbrido, serán mucho más básicos y al alcance de todos los constructores. Más crudo lo tiene Honda, que ha tenido que alargar sus plazos. No solo luchan contra los problemas de fiabilidad, de prestaciones y de falta de resultados. Hay quién les quiere fuera de la F1.

Honda tiene derecho a replantear sus plazos si su dirección así lo considera oportuno. Se han amarrado a su contrato con McLaren como flotador salvavidas para seguir en F1, conscientes que una rotura por parte de McLaren pone en manos de la FIA su salida. El reglamento deja claro que un motorista puede suministrar a tan solo 3 equipos. Y McLaren sería el cuarto de Renault, a no ser que Toro Rosso entre en el juego. Y Honda no quiere a Toro Rosso. Pero en F1 todo, e incluso más, es posible. Lo que en 2015 fue un salvavidas para McLaren, pero también para Alonso, está siendo ahora su ancla. Y más si tenemos en cuenta que los de Woking bloquearon la posibilidad de que Honda suministrara a otras escuadras. Craso error.

Y todo esto no hace sino dejar en el dique seco a los pilotos de McLaren. Ver un talento tan brutal como el de Alonso sufrir penurias en la pista es realmente desesperante. Son ya 3 temporadas aciagas en los que la F1 ha perdido uno de los grandes talentos que ha generado este amado deporte en los últimos años. Un gran agujero en su carrera, pero también para la historia de la F1.

Sin haber aún terminado el 2017, en Monza se decidirá el 2018. Abróchense los cinturones, porque les aseguro que 2018 no va a empezar tal y como va a terminar este año. 

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