El Dakar de las asistencias
Los equipos y sus mecánicos completan otro Dakar paralelo de más de 8.000 km por carretera, noches sin dormir, mil y un inconvenientes y peligros encubiertos.
Foto de: Sergio Lillo
Belén (Argentina).- Son la cara B de la cinta. El bonus track del disco. Son los trabajadores a la sombra de los grandes campeones. Las asistencias del Dakar.
Día tras día, desde el pasado 3 de enero –aunque habría que decir desde finales de noviembre, cuando muchos de ellos llevaron los vehículos europeos al puerto normando de Le Havre– hasta el próximo 21 de enero. Sí, porque cuando los pilotos, tras ser condecorados con la medalla de ‘finishers’ del Dakar, pongan rumbo a casa, ellos todavía tendrán que embarcar los vehículos y preparar el equipaje.
Los mecánicos, conductores, jefes de prensa, asistentes y demás personal que los equipos disponen en todo el Dakar, son los héroes en la sombra de esta película etiquetada como aventura.
Se levantan cuando el sol aún ni piensa en salir entre cordilleras, dunas y lagos. Esto les hará turnarse luego al volante de los vehículos de asistencia, utilizando métodos para descansar como el del atar unas gafas de ventisca al reposa cabezas del asiento para fijar el cuello.
“Nos levantamos muy pronto, generalmente con los pilotos para ayudarles a preparar la ropa, ultimar el coche los mecánicos y cuando ellos se suben al coche, nos subimos en la autocaravana y tenemos que hacer los 600-700 km de rigor hasta el siguiente campamento”, cuenta a Motorsport.com Lidia Guerrero, fisioterapeuta de Isidre Esteve y Txema Villalobos.
“En cuanto llegamos, preparamos todas las carpas, el material para los mecánicos… y yo organizo la caravana para ponerme a darles los masajes cuando lleguen ellos”.
Entre las necesidades que las asistencias han de cubrir cada día está la de rellenar los depósitos de agua de los camiones. Para ello, deben de tirar una manguera hasta los pequeños grifos de la gasolinera y durante más de una hora, cargar sus tanques hasta los 500 litros de capacidad. Esta luego es utilizada para lavar las motos, para las duchas…
“Las rutas de asistencia son larguísimas, mañana tenemos 13-14 horas”, apunta en Tupiza Víctor Vázquez, jefe de comunicación del equipo HIMOINSA que este año viaja en vehículo de prensa junto a otros tres miembros del equipo.
“Los camiones están limitados a 80, los vehículos a 100 o a 80, dependiendo del país. Los dos camiones viajan juntos y gastan mucho combustible por lo que se pierde tiempo también cuando repostan”, añade. De hecho, en los equipos suelen llevar latas de gasolina por si los cálculos fallan.
Las asistencias reconocen que estos 15 días de carrera “son días duros”, pero cuando sus pilotos logran buenos resultados y llegan eufóricos al vivac, “hacen que valga la pena”.
La climatología, enemigo de las asistencias del Dakar
En Tupiza, debidos a las lluvias bolivianas, se tuvo que armar un vivac improvisado a lo largo de más de 5 kilómetros de carretera, fuera de la explanada prevista.
“Trabajar en un vivac no cerrado, con puestos de venta ambulantes y gente paseando entre medias todo el rato es incómodo cuando te tienes que centrar en el trabajo. Pero no hay más remedio y nos amoldamos”, apunta Guerrero.
Las inclemencias meteorológicas son uno de los principales enemigos de las asistencias, ya que les obligan a desviarse de su ruta y sumar aún más kilómetros a la jornada y les complican el avance normal de un vivac a otro.
“Si surge una nevada o algo imprevisto, te toca hacer una ruta alternativa. Nos tocó sumar 350 km más camino de La Paz. Hay que ir con muchísimo cuidado. Si tienes un problema con un vehículo, lo tienes con el equipo completo. El riesgo es muy alto. Si alguno no llega, te fastidia la carrera entera”, subraya Vázquez.
En los equipos pequeños, otro de los problemas es cómo repartir a los mecánicos en los pocos vehículos disponibles. “Si un mecánico va en un camión que llega tarde, el piloto acaba la etapa y la preparación de su moto se retrasa”, dice Vázquez.
Y quizás uno de los mayores inconvenientes sean las infraestructuras de carreteras, generalmente de doble sentido y con un solo carril por cada uno.
“Estamos en países preciosos, pero con una infraestructura de carreteras horrible. Hay cantidad de atascos diarios. El tráfico siempre es pesado y en cualquier subida, todos los camiones que hay ralentizan mucho y luego la propia caravana del Dakar que es enorme. Hay mucho riesgo. Además hay muchísimos peajes y cada uno es tiempo perdido”.
Son la cara B del Dakar, pero sin ellos la gloria de los vencedores nunca sería una realidad. Trabajo intenso, pasión por el motor y tiempo sacrificado día tras días. Los otros héroes de la aventura.
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