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¿Qué dices, niño? ¿Nos vamos al Rally Dakar?

El trío formado por Francisco, Juan Antonio y Gustavo es uno de los más divertidos y curiosos del Rally Dakar. Conoce su historia y sabrás el por qué del '¿qué dices, niño?'.

Francisco del Pozo, Juan Antonio Castillo y Gustavo Caro

Riyadh-. "De toda la vida, del barrio". Así comenzaba la historia de tres amigos que se han juntado para competir en una de las carrera más míticas de la historia, el Rally Dakar. Francisco del Pozo, Juan Antonio Castillo y Gustavo Castro ya participaron en la edición de 2022, pero han vuelto a unir fuerzas para estar presentes en una nueva aventura por el desierto de Arabia Saudí.

Con la ayuda del equipo Naturhouse, que contacta con Fran, como lo llaman sus compañeros, nace el proyecto de uno de los camiones más llamativos del vivac, con una decoración blanca y negra, además de todas las pegatinas que lucen en la cabina y remolque, incluida la del ayuntamiento de Lozoyuela, donde vive el que se pone al volante.

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En el pequeño pueblo de poco más de un millar y medio de habitantes, el vehículo es toda una eminencia, como reconoce el madrileño, quien lo usa para todo tipo de actividades, desde darle de beber a los animales en el campo a desinfectar todo Lozoyuela en la época de la pandemia de la COVID-19. Por eso, todos los que lo ven aparcado en la puerta de su casa se echan fotos con el camión, algo de lo que presume sin perder su naturalidad y humildad.

Sin embargo, para crear el equipo, fue necesario convencer a todas las partes, como indica Gustavo, el mecánico de la tripulación: "La idea nace del equipo Naturhouse, que contacta con Fran y le habla en el año 2022 para hacerle la asistencia a Toyota, y me dice a mí que si me quiero apuntar, que si quiero ir. Le contesté que me lo tenía que pensar un rato, pero a los dos minutos le dije que sí".

No dudaron en ningún momento en ir a la carrera más dura del mundo, aunque antes tenían que encontrar un apoyo económico, uno que nunca llega para cubrir la inscripción completa pero que ayuda para cumplir el sueño sin perder tantos miles de euros. Desde pequeños patrocinios, aunque con pegatinas de amigos, hasta ayudas con el material, todo sirve para costear la aventura: "Saldrá, haciendo cuentas por encima, entre 40 y 50 [mil euros]".

"Después empiezas a sumar y 'mil de aquí, mil de allí, tres mil, ocho mil…', nosotros ponemos dinero, y no es que lo hagamos físicamente sino que cada uno, con nuestros trabajos, estamos unos quince días sin ir, y no es que lo pongas, sino que dejas de ir, así que es como si no estuvieras", nos cuenta el trío del camión más dicharachero del campamento. "Por ejemplo, yo no he cerrado el taller este año, pero sí el pasado, y eso me supuso casi siete mil euros".

Algo así en lo que inviertes tanto dinero se compara con el tiempo, algo que también es muy valiosos y que pasa volando cuando se trata de arreglar un camión de bomberos comprado a un coleccionista de Tomelloso. En su momento, dos años antes de que estuviera listo, fue necesario repararlo casi por completo, puesto que estaba "pelado", sin techo en la cabina ni remolque, con lo que es todo un orgullo acabar el Rally Dakar con una pieza hecha por los propios Fran, Juan Antonio y Gustavo.

Precisamente ellos tres deben tener una relación muy fuerte para pasar tantas horas dentro del camión en las etapas, así como fuera de él mientras que lo construían y reparaban, una cosa que califican como "mejor que un matrimonio, porque al final un matrimonio se separa".

"Es verdad que en el camión lo pasamos bien, nosotros tampoco tenemos la presión de venir aquí y ganar nada, venimos y lo pasamos bien, somos tres amigos. Lo que pasa es que al final del día se va haciendo duro dentro del camión, son trece horas dentro del camión que pasan factura", comentan. "No es solo correr con el camión, es que tenemos tres coches para asistir. El problema viene cuando llegas cansado de trece horas del camión, si tienes una avería gorda... Nosotros, los dos primeros días estuvimos sin dormir".

Los protagonistas del "amigable" camión también tienen historias para pasar horas y horas contando, pero hace una pequeña muestra de ello en sus cuentas de Instagram, donde publican lo que les pasa en el día a día en el Rally Dakar, lo mismo que si salieran de fiesta, donde grabarían lo mismo, "o peor".

"Porque somos así en el día a día, así somos [risas]. Si nos vamos a correr una mañana a Cuenca, es lo mismo, y si salimos de fiesta, grabamos lo mismo, o incluso peor", dicen con una sonrisa que se contagia en sus rostros. "El otro día, un coche que se quedó atascado, me vio y me dijo, 'cómo sois', pero eso es como si un día uno se queda ahí y yo pego el tirón, lo que haga falta, y me dicen que gente como nosotros hay poca. Somos gente normal, lo mismo que hacemos en el día lo hacemos en la carrera".

Si se les pide contar una anécdota, tienen muchas, por lo que incluso dudan en cuál contar para sacar más risas a quien le pregunta, pero en esta misma edición sacan a relucir una que se nota a simple vista en su camión, concretamente en el faro delantero izquierdo.

"Anécdotas tenemos varias, unas cuantas, desde intentar cambiar una bombilla con el camión porque hemos tirado una farola. Mira que golpe nos dimos [señala al faro], no dormimos, trabajamos y cruzamos la mediana, menos mal que no venía nadie, tumbamos una farola y cruzamos al otro lado", cuentan. "Nosotros, los primeros días, la verdad es que no dormimos. En el enlace, nos dormimos, me subí al bordillo y me di con la farola, no pude hacerme con él [camión] y golpeé la farola, que se quedó tumbada".

Fue algo bastante normal, puesto que pasan muy pocas horas recuperando algo de sueño. Entre la carrera, reparaciones y demás gestiones, gastan casi las 24 horas del día, con lo que tienen entre cinco y seis como mucho: "Depende de la hora a la que salgamos. Hay días en los que a las cuatro y media, según la hora, en una tienda de campaña. Llegas tan cansado que al final, quitando un día que hizo mucho frío, los demás días, como estás tan cansado te tumbas y te duermes".

"Procuramos dejarlo todo listo antes, y aunque luego te duermas, cuando llegue por la mañana, desayunes y cojas el camión para salir", reconocen antes de asentir que también reciben la misma bolsa de comida que al resto de participantes y mecánicos que salen del vivac hacia la ruta del Dakar. "[Nos dan una] Bolsa, que es la misma para todos".

Fran, Juan Antonio y Gustavo solo quieren vivir el 100% de la mítica carrera por el desierto con un tono desenfadado y humor, incluso te dejan subir al PEGASO si tienes algo de elasticidad para subir apoyado en la rueda, aunque reconocen que es todo un privilegio ser pilotos del Rally Dakar porque "la gente flipa" a su alrededor.

"Es el segundo Dakar, el otro ya lo acabamos. Sinceramente, el año pasado, cuando habíamos acabado, no me lo creía, fui a mi pueblo y luego ya lo empezaba a asimilar, he terminado uno", afirma el conductor de la tripulación, lo mismo que dicen sus compañeros. "Estoy sentado en un bar en Reinosa a 50 o 100 kilómetros de donde vivo y me dicen, 'he oído hablar de ti cuatro mesas más allá', y es increíble, pero después me llama otro y me comenta que preguntan por mí".

"Estando aquí [en Arabia Saudí], no te das cuenta de la repercusión, pero cuando llegas allí [a España], es constante, es una locura. Cuando llegue a España, él que no lo ha vivido, va a flipar, no es consciente, hasta terminando el año la gente me seguía preguntando por el Dakar", explican los tres mientras que miran con orgullo a su camión.

Llegados a este punto es normal preguntarse el por qué del '¿qué dices niño?', la inscripción que llevan en el lateral y parte posterior, y aunque todo viene "del barrio", es tan inexplicable como el amor que sienten por los rallies, en especial por el Dakar, algo que "lo ve todo el mundo".

"Cuando un chaval llega a casa y pone la tele, ve el Dakar. A veces, voy a la guardería y me dice el profesor, 'que te vas al Dakar', hasta mi padre, todo el mundo sabe lo que es el Dakar, esto es una película bastante gorda. Nunca me había pasado, por más rallies a los que fui, la película esta…", dicen asombrados consigo mismos. "Los rallies no los sacan en la tele, es la única carera de automovilismo que se retransmite en todo el mundo por la tele".

"¿Cuándo has visto un rally que se retransmite por una cadena oficial? O es de pago o nada, pero esto lo ve todo el mundo. De tenerlo en la tele a no verlo en la tele, a estar ahí. Estás en el comedor y se te sienta al lado Al Attiyah, o Loeb, o tienes a Carlos [Sainz] ahí enfrente, estás en la misma lista de inscritos que ellos", comentan sin creerlo todavía.

"Es un poco surrealista todo, yo qué sé", unas palabras perfectas que resumen todo lo que es el Rally Dakar en el que una coletilla de cuando eran pequeños ha quedado para el recuerdo en un camión de época.


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