La pieza que hizo perder el Dakar a Oriol Vidal en los últimos kilómetros
Una pequeña pieza en el coche de Rokas Baciuska y Oriol Vidal hizo que perdieran el título del Rally Dakar en T4 y se lo dejó en bandeja a Oriol Mena y Eryk Goczal.
Dammam-. Todo estaba decidió en la máxima categoría de las cuatro ruedas, donde la etapa final era un mero trámite para un Nasser Al Attiyah, que subió a lo más alto del podio en el Rally Dakar por quinta vez en su vida. Sin embargo, era muy diferente en la modalidad de T4, donde dos copilotos españoles se batían en duelo para hacer que o bien Rokas Baciuska o Eryk Goczal se alzaran con su primer Touareg.
Todo parecía indicar que sería Oriol Vidal, el guía del lituano, quien celebraría el triunfo en la ciudad de Dammam, pero el destino le tenia preparada un desgarrable enlace. A poco menos de cincuenta kilómetros para llegar a la meta, el catalán y su piloto aventajaban en algunos minutos a su inmediato perseguidor, pero la rotura de uno de los sistemas de los ejes, el cardán, provocó que todo el sufrimiento y pundonor que pusieron durante más de cuarenta horas de carrera se fuera al traste.
Entre lágrimas, el de Llambilles atendió a los medios de comunicación entre los que se encontraba Motorsport.com, y dedicó unas duras palabras que remarcan lo que es la prueba más dura del mundo: "Hasta que no cruzas la meta, en el Dakar puede suceder de todo".
No pudo ser para Oriol Vidal, pero sí para su tocayo Mena, que junto con Eryk y toda la familia Goczal se llevaron la victoria de la general, no sin tensión y emoción. Después de que la pareja de South Racing se quedara sin el cardán, una pieza que el de Girona nos enseñó con lamentaciones, el otro español y el polaco apretaron sin mirar hacia atrás, y cuando atravesaron la meta, pensaron que todo había acabado.
Con la idea de que habían perdido, se enteraron de la noticia, y pasaron de las lágrimas de tristeza a las de alegría en un solo segundo, pero no iba a ser tan sencillo. Uno de sus ejes estaba roto, algo que se apreciaba claramente a simple vista, por lo que tuvieron que dejar a un lado las celebraciones para salir corriendo hasta el último de los puntos en los que se registran los cronómetros, a unos cien kilómetros con tan solo poco más de una hora de margen.
Como si de un taller mecánico se tratase, después de las celebraciones que se cortaron por la victoria inesperada, la dupla se dispuso rauda y veloz a reparar su vehículo en mitad de la carretera, donde el resto llegaba para terminar su Rally Dakar. Todo eran prisas, pero con un suspiro después de saber que lo habían logrado, Oriol Mena y Eryk Goczal pudieron festejar, ahora sí, con lágrimas de emoción, su victoria en la prueba más dura del mundo, una que seguro que le tendrá preparado algo bueno a Oriol Vidal muy pronto tras este duro varapalo.
Eryk Goczal y Oriol Mena
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