Las mejores historias de 2017, 20: la hazaña de Philippe Croizon en el Dakar
El piloto francés tetramputado logró completar el rally más duro del planeta a bordo de un BMW X6 adaptado y tras sufrir lo indecible camino de Buenos Aires.
Para algunas personas no existen los imposibles. Philippe Croizon (Francia, 1968) es una de ellas. A este héroe galo la vida le dio un vuelco una tarde de marzo de 1994 mientras reparaba la antena de su casa en Saint-Rémy-sur-Creuse.
Una fuerte descarga eléctrica obligó a los médicos que le trataron en el hospital de Tours a amputarle las cuatro extremidades. Pero lo sueños de Croizon, con un hijo y otro en camino, acababan de comenzar a tomar una nueva dimensión.
Lejos de conformarse con lo que la vida le dio, el francés decidió en 2010 cruzar el Canal de la Mancha a nado, y tras un intenso entrenamiento lo logró en menos de 14 horas.
“Mi mujer me dijo una mañana: ‘Llevas mucho tiempo sin hacer nada, ¿qué te apetece hacer?’ Y respondí: ‘Hacer el Dakar”, cuenta sobre cómo le llegó la idea de embarcarse en 2017 en la mayor aventura de su vida.
“Lo primero que hice fue llamar a Yves Tartarin para ser el jefe del equipo porque él ya ha hecho 18 Dakares. Después llamé a los ingenieros para preparar el coche y les dije que tenían cuatro meses para hacerlo. Es algo único para mí”.
A bordo de su BMW X6 adaptado logró convertirse en el primer piloto tetramputado en ver la meta del mítico raid. No sin inconvenientes por el camino.
En la segunda etapa, Yves Tartarin, jefe de su equipo y a bordo de un Land Rover, tuvo que remolcarlo durante 160 kilómetros. Después llegarían problemas en la bomba hidráulica, fallos eléctricos, problemas en la dirección, en el cuadro de mandos y en el motor de arranque... y una complicación con su particular volante. En una de las etapas, Croizon tuvo que arreglar el jostick de su BMW X6, volante, acelerador y freno para él.
"No ha sido un gato negro con el que nos hemos enfrentado, sino una pantera negra", ironizó el piloto tras llegar a Buenos Aires. "Ha sido un Everest escalado por todo el equipo: Cedric, mi copiloto, Yves Tartarin y su copiloto Stephane. Los mecánicos también han sufrido mucho. Tanto que había que trabajar a menudo en el coche durante toda la noche. ¡Los mecánicos terminaban agotados!".
El X6 de dos ruedas motrices aguantó hasta el final. En el vivac de Río Cuarto, Croizon se tomó unos minutos para mirar hacia abajo y respirar. Respirar el aire de éxito. Respirar algo más que polvo, agua y gasolina. Cuando levantó la cabeza, una sonrisa cansada había aparecido en su extenuado rostro.
"Nunca pensé en renunciar. Sabía que tenía que soportar el calor, el frío... pero anímicamente estas situaciones te golpean. Tienes hambre, sed, hay polvo por todas partes, oscuridad. Pero aun así tienes que mantener la concentración al 100% todo el tiempo", añadió.
Y lo hizo. Aquella tarde de enero de 2017, en la capital de Argentina, y subido al capó de su BMW X6 adaptado, Croizon fue el hombre más feliz de la Tierra.
Mira las fotos del héroe de la historia número 20 de nuestro repaso anual
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